La poco conocida historia del cantante cubano que estuvo en la cima mundial de la salsa

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Héctor Casanova. Foto tomada de Pinterest.

En los años 60 surgió en Nueva York Fania Records, una de las disqueras más influyentes en la historia de la música latina, que popularizó el fenómeno mundial que más adelante sería conocido como la salsa.

De la mano del empresario Jerry Masucci y del flautista Johnny Pacheco, allí se juntaron grandes exponentes de Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y otras naciones caribeñas para darle forma a un suceso sonoro que trascendería a su época y llegaría hasta la actualidad con una vigencia increíble.

Una de las figuras de la mayor de las Antillas que más destacó por aquellos años fue la legendaria Celia Cruz, pero también hubo un cubano, del que apenas se habla, que dejó su huella en los estudios neoyorquinos de la discográfica.

De Marianao a Nueva York

Según los registros oficiales, Héctor Casanova Pagán nació el 19 de noviembre de 1944 en Marianao, La Habana, aunque en una entrevista concedida por él al blog Salsa.ch, aclaró que realmente había llegado al mundo en esa misma fecha, pero tres años antes, en 1941.

Su caso es un poco raro, pues, a diferencia de otros tantos intérpretes, Héctor nunca recibió influencias artísticas de parte de sus padres, Heleno Casanova y Gisela Padrón, totalmente ajenos a ese arte.

De sus pininos en el coro escolar, pasó a juntarse con unos primos para tocar en las descargas y fiestas del barrio y luego empezó a animar las guaguas con su música, para ganarse algún dinero y colaborar con la economía familiar. Si bien aprendió a dominar la percusión, siempre supo que el canto era su parte favorita en aquel mundo.

El muchacho tenía casi 18 años cuando se fue a la Florida en 1962, con la idea de forjarse una carrera lejos del ruido que sentía en el panorama doméstico. Allí permaneció poco tiempo, luego siguió camino a Boston y finalmente se estableció en Brooklyn, Nueva York.

Su partida del país la explicó así a la web chilena mencionada anteriormente: “en Cuba existían grandes orquestas y era muy difícil que lo encaramaran a uno joven sobre una tarima a hacer lo suyo. Más bien me quedaba cantando en casita. Veía a Benny Moré y a casi todas las grandes orquestas de esa época de finales de los 50 y entrada de los 60”.

Un sinuoso camino hacia el éxito

Al año de estar en la Gran Manzana conoció a Lalo Olivares y se unió a su sexteto, La Newyorquina Seven Go. Con ellos empezó a desarrollarse como cantante, grabó el single Rompe tu pared y poco más.

Después de La Newyorkina…, pasó por las orquestas Ritmo Tropical de Cuba, Soneros de Cuba y NY y la Orquesta Dicupé. Después “fichó” por el grupo de Monguito Santamaría, con quien grabó el álbum titulado En una nota, pero curiosamente nunca los acompañó más allá del estudio.

Luego de esa breve etapa, estuvo con la Orquesta Tambó y Africando, y también se unió a las bandas de Chocolate Armenteros e Israel Kantor.

En el 72, Casanova tuvo una de las oportunidades más grandes de su corta carrera cuando fue convocado por su colega, el también cubano Felo Barrios, para colaborar con el percusionista boricua-estadounidense Ray Barreto, quien se había quedado sin cantante cuando Tito Allen abandonó el grupo.

El habanero puso su voz a todos los temas del disco Indestructible y estuvo en varios conciertos con la banda. Sin embargo, Allen volvió antes de lo imaginado y regrabó el álbum, lo cual hizo que la versión original cantada por Héctor quedara prácticamente olvidada.

Luego de aquel fracaso vino su verdadera etapa de revelación cuando Johnny Pacheco lo llamó para que formara parte de su grupo. “Eso fue cuando Pete ‘El Conde’ Rodríguez decidió que iba a hacer un conjunto como director y solista. Ya Pacheco me había visto cantando con la Ritmo Tropical de Cuba. Me avisó y me mandó los LPs, para que me aprendiera los temas, y allí empecé a formar parte del grupo de Pacheco, relató Casanova en una oportunidad.

Pronto se supo todo el repertorio y llegó para llenar con brillo el puesto que había dejado vacante el gran vocalista. En su voz inmortalizó canciones como Guaguancó pal que sabe, La Prieta, Si la tierra tiembla, Gracias a Dios y Las muchachas.

Durante sus años con la alineación del llamado Zorro de Plata de la Salsa (1975-1980), grabó para Fania Records tres LP: El Maestro (1975), El Artista (1977) y Los Amigos (1979). Décadas más tarde regresaría para un nuevo fonograma, llamado Entre Amigos (2004), en el cual coincidió con otras estrellas de la música latina como Gilberto Santa Rosa, Cheo Feliciano, Ismael Miranda, José Alberto “El Canario”, Tito Rojas, Adalberto Santiago y Johnny Ventura.

No obstante, pese a haber establecido un vínculo artístico fundamental con Pacheco, junto a quien formó lo que él mismo definiría como un “matrimonio”, a Casanova siempre le quedó una “espinita” con respecto a su relación profesional. De ella habló en 2007, el mismo año de su muerte: “aunque me fue bien con los álbumes, nunca Pacheco me puso en una portada junto a él (…). Sólo salí en una, que es donde está El agua del clavelito y vamos de espalda entrando a El Corso, por eso nadie sabía quien era yo”.

Si bien su fama inicial la logró junto al flautista quisqueyano, en 1980 Héctor decidió —sin separarse definitivamente de su compañero— crear su propia obra con la orquesta Casanova y su Montuno. Entre sus álbumes independientes estuvieron Casanova, Casanova y Montuno y Las Muchachas, además de Y sigue el Montuno.

En paralelo a sus actuaciones con el estelar dominicano, por esos años comenzó a salir de gira con la célebre Fania All-Stars, conjunto con el que viajó a disímiles partes del mundo. Igualmente, en 2004 se unió a  Los Soneros de Oriente para el disco A los Orishas (Bedford Music).

Las últimas notas

En ese mismo año, luego de más de cuatro décadas sobre los escenarios, su salud se complicó cuando le fue descubierto un tumor en el cerebro. Como consecuencia de ello, debió cancelar sus próximas presentaciones. Poco después fue intervenido para eliminar completamente las células cancerosas y, aunque la operación salió bien, en 2005 perdió una pierna debido a serias complicaciones circulatorias

Tras otra cirugía que lo llevó a pasar muchísimo tiempo hospitalizado, el cubano llegó a recuperarse y gracias a una prótesis volvió a pararse en la tarima en varias ocasiones más junto a Pacheco. Sin embargo, en 2007 el cáncer reapareció en otras partes de su cuerpo y su situación empeoró rápidamente.

En una condición extremadamente delicada fue llevado al hospital Saint John Riverside de Yonkers, el mismo lugar en donde dejó de existir el 17 de mayo de 2007, meses antes de cumplir 65 años, si tomamos como fecha de partida el año 1941 que él mismo refirió.

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