Te contamos qué ha sido de Antonio Castro, hijo de Fidel y médico del equipo Cuba de béisbol

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Antonio Castro. Foto tomada de Clarín.

En la última etapa exitosa del equipo de béisbol de Cuba, a inicios de este siglo, hubo una figura bastante reconocible dentro del plantel, aunque no precisamente por sus jonrones o lanzamientos endemoniados.

Desde el rol de médico de la escuadra, Antonio Castro Soto del Valle fue partícipe de grandes triunfos en los Juegos Olímpicos de Atenas, campeonatos mundiales, panamericanos y también estuvo en aquel inolvidable subtítulo antillano en el primer Clásico Mundial de 2006.

Este profesional, hijo de Fidel Castro y Dalia Soto del Valle, nació en 1969 y luego de graduarse como médico se especializó como cirujano ortopédico. Años después comenzó a trabajar con el equipo nacional de pelota.

Luego de varios años de mantenerse vinculado al Team Cuba y como vicepresidente de la federación cubana de esa disciplina, el doctor desapareció un poco del panorama nacional a partir de 2009, cuando fue nombrado como vicepresidente de la Federación Internacional de Béisbol (IBAF, por sus siglas en inglés), organismo que desde 2013 es conocido como Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol (WBSC).

En el máximo ente beisbolero —amateur— del planeta, Castro trabajó en pos de reforzar el vínculo entre dicha entidad y las Grandes Ligas, así como en recuperar el terreno perdido por el deporte, que por entonces fue eliminado del programa bajo los cinco aros para las versiones de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.

«Solo el trabajo duro e inteligente nos llevará a competir nuevamente en los Juegos Olímpicos», declaró en una entrevista de 2011.

Antonio también participó en la reactivación de la relación entre la pelota estadounidense y la cubana. En ese sentido, puede decirse que intervino activamente para volver a celebrar los topes amistosos entre las dos escuadras, los cuales resurgieron en 2012 tras 16 años de pausa.

“Es muy positivo, para ambas partes, recuperar estos encuentros deportivos que nunca debieron abandonarse. Este paso es solo el comienzo de nuevos acuerdos bilaterales entre Cuba y Estados Unidos en el ámbito beisbolero”, expresó durante el anuncio de una nueva edición de la serie de partidos.

Tony fue reelegido como vicepresidente de la IBAF en 2013 y allí se mantuvo hasta 2016, cuando cambió completamente el rumbo de su carrera en la medicina deportiva para convertirse en embajador de la Federación Internacional de Judo (IJF, por sus siglas en inglés).

Cuatro años después de estar en la IJF, el médico fue ascendido a Presidente de la Comisión Médica de esa institución, un cargo que cumple hasta el presente y que lo ha llevado a participar en competiciones de élite como citas del orbe, Grand Slams y Grand Prix en diferentes rincones del mundo.

“Me he sentido integrado en la familia del judo desde el primer momento, porque me di cuenta de que todos remaban en la misma dirección. Esto facilita el trabajo. Cuando el ambiente es agradable y de respeto mutuo, hacemos más esfuerzos y trabajamos más horas sin darnos cuenta”, expresó al referirse a su experiencia en dicha organización global.

Hasta ahora, el momento de mayor relevancia en su recorrido como galeno en el ámbito de ese arte marcial sucedió en el verano 2021, con la celebración de la olimpiada de Tokio, evento desarrollado en medio de uno de las etapas más difíciles vividas por la humanidad en tiempos recientes.

Con el mundo azotado por la pandemia de la Covid-19, el cubano fue el principal responsable de garantizar la seguridad sanitaria de los judocas y otras personas que participaron en la cita nipona.

“Primero analizamos la situación, los pros y los contras y comenzamos a trazar planes con diferentes grados de riesgo y severidad, dependiendo de cada situación y teniendo en cuenta las contingencias. (…) Básicamente, la primera regla era garantizar la seguridad de todos”, confesó en 2021.

“En octubre de 2020 empezamos con el Grand Slam de Hungría y registramos menos de 20 positivos. Reaccionamos rápido y bien, aislando a los contaminados y protegiendo al resto. No ha sido un trabajo en vano porque, además de asegurar el futuro del judo, ha sido un ejemplo para otras federaciones e incluso para el Comité Olímpico Internacional, que se ha inspirado en nuestro modelo de Juegos Olímpicos”, agregó.

Los resultados de su trabajo en la capital japonesa no pudieron ser mejores: el judo reportó cero infectados del virus y tampoco deportistas dopados.

“Los atletas llevaban cinco años esperando los Juegos. Sabían lo que estaba en juego si cometían errores. La IJF ha realizado un enorme trabajo pedagógico sobre los riesgos del Covid. En cuanto al dopaje, en general todo el mundo sabe que somos implacables con los tramposos, por eso hay muy pocos casos, casi ninguno desde hace mucho tiempo y todos son tratados adecuadamente».

En febrero de 2023, el doctor estuvo en Cuba con la Academia de la IJF para establecer un programa que pretende continuar desarrollando esta disciplina mediante la armonización de la enseñanza, para aumentar gradualmente el nivel de conocimiento y práctica de los profesores y entrenadores.

“Lo que están haciendo la IJF y su academia es preparar el futuro. Creo que después de la reunión en Cuba todos comprendemos mejor el camino que debemos seguir. Es un primer paso pero habrá muchos otros.

“Como Embajador, este es mi compromiso y mi deber de ayudar en el proceso. Es un gran desafío y estoy seguro de que recorreremos este camino con la familia mundial del judo”, afirmó en esa ocasión.

En la justa olímpica de París 2024 se le ha visto como uno de los Oficiales Técnicos Internacionales (ITO, por sus siglas en inglés), según refleja una guía oficial consultada por nuestra revista.

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