Desde el mismo momento en que se anunció la contratación del jardinero Rusney Castillo con la entidad Long Island Ducks, a finales de abril, se supo que él sería, probablemente, la mayor atracción entre todos los cubanos que se desempeñan esta temporada en las diferentes ligas independientes de Estados Unidos y Canadá.
El hombre que firmó por la apreciable cifra de 72.5 millones de dólares con los Medias Rojas de Boston en agosto de 2014, una noticia impactante en ese entonces, llegó a un acuerdo con un equipo de la Atlantic League, considerada por muchos como la reunión independiente de más nivel entre las que operan en Norteamérica.
El 22 de abril, Long Island Ducks divulgó el pacto con el avileño y presumió que, con su presencia, la organización tendría 10 jugadores con un pasado en Grandes Ligas. Obviamente, con toda su experiencia profesional, que abarcaba más de cuatro circuitos, las expectativas con él serían bien altas.
Los registros estadísticos de la liga tienen al otrora integrante de los Tigres avileños en la Serie Nacional antillana con 57 partidos, en los que su promedio ofensivo es .278, con 20 anotadas, 60 hits, 10 tubeyes, apenas tres cuadrangulares, 24 impulsadas, 16 boletos, 20 ponches, OBP de .329 y pobre slugging de .366.
Generalmente como patrullero, Rusney no aparece entre los tres primeros dentro de su conjunto en ningún apartado. Es cuarto en indiscutibles, octavo en anotadas, cuarto en dobles, quinto en jonrones e impulsadas y séptimo en transferencias. No hace falta ser profeta para saber que si el representativo de Long Island lo contrató fue para que se convirtiera en un líder en las filas y eso, en cuanto a números, no lo consiguió.
En resumidas cuentas, parece que los directivos del club no estaban dispuestos a continuar esperando por un despunte del avileño, de acuerdo a una información publicada ayer en la página web del campeonato, la cual da fe de su despido. Hasta ahora no ha trascendido el motivo de su baja, pero parece indicar que se debió a un descontento con su rendimiento.
Seguramente si se tratara de otro jugador con menor caché, la organización hubiese sido menos exigente y lo mantendría con trabajo. A Rusney, esta vez, le pesaron su nombre y su reputación –o su pasado.
Castillo, que mañana cumplirá 35 años, jugó en las Mayores durante tres campañas (2014, 2015 y 2016) con los Medias Rojas, y bateó para .262, con 21 extrabases (siete jonrones), 83 incogibles y 35 impulsadas. El segundo elenco de MLB que se interesó por sus prestaciones fue Nacionales de Washington, al ficharlo en enero de este año, pero tan temprano como en abril prescindieron de él, sin siquiera haber participado en un choque en AAA.
Integrante de algunas selecciones nacionales cubanas y participante en dos ediciones de la Serie del Caribe (2017 y 2018) en representación de la novena boricua Criollos de Caguas, ha llevado su nivel también a las ligas profesionales de Puerto Rico, México (torneo del Pacífico) y Japón, donde militó en 2021 con las Águilas de Rakuten.
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