Es imposible que Orlando Martínez olvide sus pasos iniciales en la pelota. En la Boca de Mariel, los dio cerca de un pelotero consagrado en el béisbol cubano durante aquel momento: Miguel Alfredo González. Se le tuerce la voz cuando habla de él porque sabe que quien acostumbraba a darle consejos ya no está. Murió en un accidente pocos años atrás en La Habana, no sin antes llevarse la gloria que para cualquier jugador representa lanzar en las Mayores.
Orlando dice que siempre ha sido ambicioso y se dio cuenta desde las categorías menores, cuando quería más y más oportunidades y muchas veces los entrenadores no se las daban. Por eso categóricamente asegura que a su corta edad, debutar en la Serie Nacional con Artemisa constituye el resultado más importante. Su estreno ocurrió contra Industriales, el equipo que adoraba desde niño. Un 24 de diciembre de 2017 cerró la última entrada sin complicaciones.
En su primera temporada, con el desaparecido Dany Valdespino como director, trabajó cinco entradas y permitió una carrera. En su segunda contienda se apuntó ocho actuaciones, casi todas buenas, aunque “a mi entender, no pasaron de ser pocas chances”, declara a Cubalite el robusto lanzador derecho. Al terminar esa edición, se incorporó a los entrenamientos del elenco artemiseño para el Campeonato Nacional Sub 23.
“Nunca me sentí bien en los entrenamientos, conmigo no había comunicación. Con dos Series Nacionales buenas, a pesar de las pocas oportunidades, no me dieron valor ni importancia ninguna. Al contrario, me dijeron el primer día que llegué «te estás eliminando», así, crudamente. Lancé más en los topes que lo trabajado en el Sub 23. Evidentemente estaban buscando la manera de eliminarme y eso me chocó mucho, era inconcebible.
“No obstante, me gané ser el cuarto abridor y un día antes de debutar un entrenador me puso la mano en el hombro y me dijo: «tienes que hacerlo bien, si no te tengo que quitar de abridor». Sin lanzar la primera bola ya me estaban diciendo eso, parece que no me querían o no había confianza en mí. Apenas lancé diez innings”, afirma.
Nuevamente fue llamado al concentrado de los Cazadores en 2019. Iba rumbo a su tercera Serie Nacional. Sin Valdespino, había un nuevo manager, Manuel Orlando Vigoa, así como nuevos entrenadores de pitcheo. Al final, Martínez fue dejado en la reserva y por segunda ocasión recibió una palmada en el hombro. Esa vez la frase que escuchó fue “eres un prospecto, ánimo, ya estarás en Series venideras”.
Sintió que con toda su juventud y con condiciones evidentes, las puertas del béisbol artemiseño tal vez no estaban ni entreabiertas para él. Por eso, la mejor opción parecía ser buscar camino con el conjunto que adoraba desde niño. Mariel no queda muy lejos de la capital, además, Orlando tiene familia en El Calvario, Arroyo Naranjo. Era decisión tomada que buscaría un puesto en el staff monticular de los Azules.
“Me dejaron en la reserva el año pasado y decidí pedir la baja. Me separé del equipo, no me sentía bien con esa situación, teniendo en cuenta mis dos Series anteriores. Un día hablé con el Comisionado Provincial Gerardo Miranda, le dije que quería la carta de liberación y cuando concluyó la temporada la recibí. Desde pequeño la única pelota que yo veía era la de Industriales, por eso, nada más me separé de Artemisa, nunca pensé en otro equipo que no fuera Industriales para seguir mi carrera.
“Estuve entrenando un tiempo en Marianao con el profesor Jorge Delgado y después me incorporé al Ciro Frías, a prepararme con esa gloria del béisbol cubano que es Rudy Reyes, quien me acogió con mucho gusto. Él, como director de Arroyo Naranjo, me dio muchas oportunidades, realicé buenas actuaciones como abridor y conseguimos el objetivo: ser campeones por segundo año consecutivo en la Serie Provincial. El mismo día de lograr el título me dijeron que formaba parte de la preselección de Industriales”, explica uno de los dos artemiseños que integran la pre de los Leones.
El día que recibió la noticia de su inclusión en el concentrado azul clasifica como uno de sus tres principales logros en el béisbol. Comenzó los entrenamientos y se sintió bien desde el primer momento. José Elosegui, Lázaro Valle y Javier Gálvez le han corregido varios aspectos y el joven serpentinero considera que ha notado progresos en su control, el comando de los lanzamientos y la mecánica de pitcheo.
Orlando Martínez trabaja por un único propósito: ser uno de los lanzadores de Industriales en la Serie 60. Dice que sería algo espectacular si logra incluirse en el equipo, pues no pocas cosas ha dejado atrás por tal de jugar con el elenco que veía desde niño, sentado ante el televisor con la compañía de su padre.
“Gracias a mi padre he logrado todo lo conseguido en la pelota, ha sido alguien con un apoyo constante. Todas mis decisiones han tenido los consejos y la aprobación de él. También quiero agradecer mucho a entrenadores como Wilmar Álvarez, Liván Rodríguez y Jorge Delgado, quienes en diferentes momentos de mi trayectoria han contribuido a mi desarrollo”.
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