El epílogo de Juan Carlos Bruzón se parece un poco al de Jimmy Hoffa. Ambos, el pelotero y el líder sindical, se esfumaron (o fueron esfumados) en un día aciago, y hasta la fecha persisten varias incógnitas en torno al final de sus vidas.
Quienes conocieron al holguinero lo califican como un jardinero eficiente y de buen brazo, con capacidad para desempeñarse correctamente en la primera almohadilla. Todos coinciden en que jugaba “fácil” al béisbol y, sobre todo, en el hecho de que el cajón de bateo era el lugar donde más sobresalía este hombre, apodado por los aficionados como “La regadera de Buenaventura”, gracias a sus probadas dotes de chocador de bola y “liniero” natural.
Algunos aseguran también que este zurdo, nacido el 4 de junio de 1973 en el municipio Calixto García, en su juventud pudo haberse inclinado por el fútbol, disciplina para la que tenía excelentes aptitudes. Llegó a jugar en el equipo juvenil de la provincia, pero tuvo que decidir entre el balompié y el deporte nacional, rey indiscutible de la escena deportiva doméstica. Juan Carlos prefirió el diamante por encima de la cancha rectangular.
Nunca pasó por la pirámide del alto rendimiento en esta disciplina y su debut en el máximo nivel de la pelota cubana sucedió a finales de los ochenta. Para la 30ma. Serie Nacional, jugada entre 1990 y 1991, sumaba 283 hits en 902 turnos ofensivos, válidos para un promedio ofensivo de .314.
A lo largo de su trayectoria en la mayor de las Antillas, Bruzón vistió la camiseta de Holguín en SS.NN., mientras que en las Selectivas usó los colores de Mineros (1992) y Orientales (1993-1995). Además, estuvo en las dos primeras Copas Revolución (1996 y 1997), primero como refuerzo de Granma y luego con sus Cachorros. Su número favorito para llevar en la espalda fue siempre el 43.
Entre los resultados más importantes de su carrera en Cuba hay que subrayar los dos campeonatos que ganó con Orientales, en las Selectivas de 1993 y 1995. Igualmente, fue importante su participación en el elenco holguinero dirigido por Héctor Hernández, que se convirtió en el primero de esa provincia en clasificar a unos playoffs (1994-95). A nivel individual, hay que apuntar que fue nada menos que líder en hits (52) de la 1ra. Copa Revolución.
Paralelamente a sus actuaciones con los representativos de la Ciudad de los Parques, Juan Carlos fue protagonista de grandes momentos en el ya desaparecido Torneo Nacional de Clubes Campeones, lid en la que ayudó a los Vaqueros del Oeste, elenco de su municipio, a obtener un subtítulo en el 92 y una corona en el 96.
Este talentoso outfielder logró exponer sus dotes más allá de nuestras fronteras, al ser convocado —junto a sus coterráneos Osvaldo Fernández y Alberto Hernández— para integrar la selección que viajó a Italia en 1993 para participar en la Copa Intercontinental que se realizó en varias urbes de esa península.
Para el recuerdo quedará siempre su primera comparecencia al bate con “el Cuba”, ocasión en la cual sorprendió a todos con un cuadrangular, pues era sabido que las conexiones de vuelta completa nunca fueron su punto fuerte (dio solo 29 en su paso por las SS.NN.)
En resumen, su huella en los campeonatos nacionales quedó más o menos así: en 12 temporadas consiguió 1131 indiscutibles (197 dobles y 28 triples) en 3633 veces al bate, para un average ofensivo de .311. Las 896 carreras que produjo (533 anotadas y 363 impulsadas), fueron un aporte enorme para la causa holguinera.
Hasta 1999 podemos seguirle el rastro a Juan Carlos en nuestro país, pues justo después de concluir ese curso beisbolero, en mayo, el outfielder se marchó ilegalmente de Cuba rumbo a Costa Rica. En aquel viaje iban junto a él Alexis Hernández (receptor), Julio César Villalón y Miguel Pérez (pitchers) y Nataniel Reinoso (patrullero). En la nación tica, el quinteto se reunió con el cátcher Brayan Peña, quien poco antes había abandonado la concentración de la selección juvenil que estaba en Venezuela.
En el prestigioso portal estadístico Baseball Reference, podemos encontrar huellas del paso de Bruzón por los Winnipeg Goldeyes de la Northern League Central de Canadá. Fue en el 2000, año en que el club conocido como “The Fish” finalizó en el segundo puesto de la División Este (48-38), por detrás de los Fargo-Moorhead Redhawks (53-23), y por tanto, se quedó fuera de la postemporada.
Como integrante de la institución canadiense, Juan Carlos salió al campo en 35 ocasiones y en 99 turnos conectó 23 imparables (cinco dobles y un jonrón), promedió un discreto .232, trajo a 16 compañeros para el plato y finalizó con igual cifra de boletos y ponches (9).
Después estuvo varios años ausente del máximo nivel y en 2004 firmó un contrato para jugar en Italia, con el Catania Warriors Paternò. Con esa novena finalizó en el sexto lugar de la etapa regular, con cifra de 24 victorias y 30 derrotas, motivo por el cual tampoco pudo trascender hasta la segunda parte del campeonato.
Individualmente, el holguinero sí que estuvo muy bien con el madero, pues fue sexto entre los mejores bateadores (.338), quinto en hits (71), segundo en sencillos (61) y cuarto en triples (4, empatado con otros tres jugadores). Esa fue posiblemente la última campaña activa de Bruzón, quien posteriormente regresó a vivir a Norteamérica.
Entre las historias que se cuentan acerca de sus últimos días, hay quien habla de drogas, crimen organizado y un ajuste de cuentas. A la altura de 2005 ya estaba desvinculado del deporte y, según se dice, comenzó a mostrar un nivel de vida poco usual. Sus conocidos sospecharon algo raro. La historia terminó par de años más tarde, presumiblemente, en el parqueo de un McDonald’s, en donde se halló su auto cosido a balazos, pero nunca se encontró el cuerpo. Una persona que lo conoció dijo que en el carro solo estaban su billetera y un cheque.
Su primo, Lázaro Lino Bruzón, asegura que la madre de Juan Carlos todavía lo cree vivo en algún lugar. Así mismo piensan otros tantos, confiados en que el otrora estelar jardinero se halla huyendo aún del FBI o de la mafia. Todavía existe en Estados Unidos una orden de arresto en su contra.
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SU AUTO en ese momento un Hummer y no lo balearon solo con la puerta abierta y fue un aujuste equibocado despues fueron asesinados 3 holguineros por carteles de la droga con relacion al caso, en realidad se dice que tanto su auto como otra cosas fueron producto to de la venta de una casa .