«Evil», la serie de terror que juega con los límites entre ciencia y religión

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La dupla de guionistas que conforman los esposos Michelle y Robert King ha creado shows de excelente “pegada” en el mundo entero. De su colaboración salió el aclamado drama legal The Good Wife, así como sus spin-offs The Good Fight y Elsbeth; y también surgieron la comedia-thriller de ciencia ficción, BrainDead, y The Bite, una sátira en donde el Covid-19 muta en un virus zombi.

Sin embargo, junto con The Good…, posiblemente lo mejor que haya producido este matrimonio, profesionalmente hablando, es un show de terror que emula con los mejores del género que hayan llegado a las pantallas de cualquier canal o plataforma.

La serie en cuestión se llama Evil y fue estrenada por la cadena CBS en septiembre de 2019. Luego de esa primera temporada se “mudó” a la señal de streaming de Paramount+, a través de la cual fueron emitidas las siguientes dos entregas en 2021 y 2022.

El argumento se mueve alrededor de Kristen Bouchard (Katja Herbers), una psicóloga que trabaja para la oficina del fiscal de Nueva York. Durante un caso particularmente complicado, ella conoce a David Acosta (Mike Colter), seminarista que le ofrece un empleo al servicio de la Iglesia. Junto al futuro sacerdote católico y un técnico sumamente ateo, de nombre Ben Shakir (Aasif Mandvi), Bouchard investigará diferentes casos de naturaleza “maligna” con la intención de determinar si tienen un origen sobrenatural o si pueden ser explicados de una forma científica y racional.

A la par de los casos semanales se irá sumando la trama que involucra al malvado Leland Towsend (Michael Emerson), psicólogo forense y experto en el mundo oculto, cuyo objetivo principal es meter en problemas a Kristen, a sus asociados y a la familia de esta, formada por su madre, Sheryl (Christine Lahti); Andy (Patrick Brammall), el esposo que usualmente está lejos, trabajando en su negocio de alpinismo; y cuatro hijas: Lynn, Lila, Lexis y Laura (Brooklyn Shuck, Skylar Gray, Maddy Crocco y Dalya Knapp).

El atractivo fundamental de la serie son, obviamente, los diferentes fenómenos con los que deben lidiar los protagonistas, además de sus propias historias personales, las cuales suelen verse reflejadas ocasionalmente en las investigaciones de turno.

La intención de los King en Evil es valerse del pie forzado que ofrecen demonios, enfermedades mentales, profetas, cultos y hasta las redes sociales, para analizar la naturaleza de la maldad en toda su extensión. El argumento, construido con paciencia y elegancia a lo largo de las tres temporadas emitidas hasta ahora, usa a sus personajes y situaciones para plantear muchísimas preguntas incómodas y darnos algún que otro susto.

Con claras reminiscencias a shows previos como X-Files, Supernatural o The Exorcist, esta serie logra aprovecharse de los encantos fundamentales de sus predecesoras e intenta provocarnos constantemente, e inducirnos con sutileza a reflexionar en torno al mundo que nos rodea y también sobre nosotros mismos, a partir de los miedos y prejuicios con los que cargamos sin darnos cuenta.

Otro elemento que caracteriza esta propuesta es su macabro sentido del humor. Da igual si es héroe o villano, aquí todos sueltan de vez en cuando una línea que nos hace decir “no debería reírme de esto”, pero, pese a ello, nos saca la sonrisa. Claro que todo esto sucede sin que se pierda la sensibilidad en torno al drama de cada capítulo o arco argumental, de ahí que se aprecie tanto el alivio cómico.

Las actuaciones pueden no ser las mejores que se hayan visto en televisión, pero el elenco suple sus leves carencias histriónicas con un carisma enorme y una química en pantalla que nada tiene que envidiarle a las duplas de Mulder y Scully, ni a los Winchesters. A todo esto hay que sumarle unos diálogos “jugosos” que, sin llegar a ser demasiado densos, logran sostener el hilo de la narración de una forma inteligente y atractiva.

En el apartado visual hay que romper una lanza en favor de los realizadores, pues, a pesar de tratarse de una serie sin un gran presupuesto, se nota que fue invertida una buena cantidad de dólares en el CGI y los efectos prácticos, para así garantizar que la forma estuviera al mismo nivel del contenido que ofrecen.

A lo largo de los 36 episodios estrenados hasta la fecha, se nota la intención de los escritores por crear un relato que trascienda las fronteras de cada temporada. Si bien cada tanda de episodios tiene su propia identidad y conflictos, todo ha sido construido como un gran plan que desembocará en el final apoteósico ya anunciado para estrenarse esta primavera.

Luego de ir dejando cabos sueltos durante estos años, ahora los King tienen el deber de desenredar el nudo en la cuarta parte de Evil, que ya ha sido confirmada como la última tras el reciente anuncio de su cancelación. Con este panorama, el cierre llegará dos años después de su última entrega y lo hará con la gran responsabilidad de que el “The Endesté a la altura de lo visto hasta el momento.

A falta de tres meses para presenciar el comienzo del fin, programado para mayo, la recomendación de ver la serie está hecha. Sí es justo advertirle que no espere encontrarse con algo particularmente rebuscado, ni diseñado para arrasar en la gala de los Emmy o los Globos de Oro. Se trata de una serie decentemente escrita, con mucho encanto y un “gancho” más poderoso que el de Jack Dempsey. En ella encontrará más preguntas que respuestas en torno a ciertos dilemas de la vida y el universo, pero esencialmente se lo pasará bien frente a la pantalla, que no es poca cosa.

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