El cubano que tocó en las calles para sobrevivir y compartió escenario con Fito Páez

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Mel Semé. Foto: Kersti Niglas.

En 2019, un cubano se robó el corazón de muchos en España gracias a su participación en uno de los programas televisivos más vistos de ese país. Melkisedeq “Mel” Semé, nacido en Camagüey en 1975, pisó fuerte en La Voz, show de talentos en donde maravilló a los coaches Pablo López, Paulina Rubio, Antonio Orozco y Luis Fonsi gracias a su poderoso filin’.

Durante las Audiciones a ciegas, Mel cantó el tema Iron Sky, de Paolo Nutini, canción con la cual logró que tres de las estrellas voltearan su silla para pedirle que se uniera a su equipo. De hecho, la única razón por la cual no lo reclamaron los cuatro fue porque López bloqueó a Orozco para evitar que él también luchara por llevarse a su team al talentoso cubano.

Después de verlo en escena, Fonsi alabó la actuación de Semé con las siguientes  palabras: “Cantaste freedom… paz, libertad. Eso fue lo que yo escuché. Una voz con mucha lágrima, con mucho dolor, con mucho sentimiento y mucha honestidad. Y para mí eso es lo más importante, algunas veces más que afinar o desafinar”.

Finalmente, Mel se unió al equipo del boricua y llegó a la ronda de los Asaltos, en donde cantó Three Little Birds, de Bob Marley, y derrotó a la española Miriam Fernández, quien había presentado su propia versión de Sin miedo a nada.

No obstante, en la siguiente ronda, la Batalla final, Mel fue eliminado luego de interpretar el tema Havana, original de Camila Cabello, junto a su compañero Lion Armas, quien sí terminaría avanzando a las galas en directo.

Curiosamente, en esa misma edición de La Voz, Mel coincidió con otras dos cubanas: Mar Valdés, nieta de Chucho Valdés que llegó hasta la fase de los Asaltos; y Linda Rodrigo, quien avanzó hasta las semifinales de las galas en directo.

El músico describió así su paso por La Voz: “ha sido una experiencia tremenda, muy interesante porque el escenario en el plató de televisión tenía como una sección bastante diferente de un escenario donde se toca en vivo. Está como la connotación de hacer algo que lo verán o escucharán muchas personas, millones de personas. Hay un punto de emoción añadido en eso y luego por la característica del concurso…  Aunque yo sea un músico que tiene mucha experiencia, siempre tiene un punto de emoción el hecho de estar en un entorno ‘competitivo’”.

Según reza en su página web oficial, Mel Semé, que es hijo de haitianos, se inició en el arte gracias a la iglesia bautista de su pueblo natal. En ese espacio compartió con sus propios hermanos y otros intérpretes, junto a quienes cultivó el gospel latino, que había llegado a ese lugar a través de algunos misioneros procedentes del sur de Estados Unidos.

Tras hacer sus primeros pininos en la guitarra, el piano y la batería, comenzó a formarse como músico en su provincia y más adelante vendría hacia La Habana para estudiar en el Instituto Superior de Arte. Una vez graduado, tocó en la Orquesta Sinfónica Nacional y también en la camagüeyana.

Más adelante partiría a Europa, en donde sus primeras paradas las hizo en Suiza y Liechtenstein para dar clases de percusión e interpretación. Acto seguido, inició un recorrido que lo llevaría a Alemania, Austria, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica, Suecia y Dinamarca, acompañando a artistas como la canadiense Jane Bunnet, el también cubano David Virelles y el danés Master Fatman.

Luego de establecerse durante un tiempo tierra danesa, en 2003 Mel se fue a probar suerte a Barcelona, España. Allí pasó una temporada de penuria cuando se le terminó un contrato de trabajo y tuvo que tocar su música en las calles para ganarse la vida. Poco a poco logró acceder a bares y clubes nocturnos, donde comenzó a ser admirado en la ciudad condal, sitio que con el tiempo se convirtió en el lugar donde nacieron sus hijas: Nara y Asaí, de 17 y 13 años, respectivamente.

“Barcelona es ahora mismo para mí la base que tengo; el lugar donde regreso siempre porque también estoy muy conectado con Cuba. Tengo gran parte de mi famiia que vive allí, pero Barcelona ha sido bastante generosa conmigo. Al principio, por supuesto fue difícil, porque era empezar de cero, en un lugar donde no conocía a nadie y nadie me conocía, pero en estos momentos, después de vivir ahí 15 años es un lugar que para mí es mi casa. Por suerte ahora puedo viajar un poco por el mundo con la música, ir a Cuba a menudo y regresar a Barcelona, donde vivo con mis hijas. Es mi centro en estos momentos. Es la combinación perfecta”, declaró en 2019.

Su primer fonograma, Cielo 360, llegó en 2014. El álbum, formado por una docena de temas, fue totalmente compuesto, producido, mezclado y arreglado por él propio Semé. Según contó en una entrevista, ese fue un disco acústico donde usó mucha percusión y cuya sonoridad estuvo muy influenciada por la música brasileña, sudamericana y del Caribe.

En 2016, Mel tuvo un gran éxito publicitario cuando compuso el tema para el comercial de La Grossa de Cap d’Any (El Gordo de Fin de Año), modalidad de la lotería catalana cuyo ganador es anunciado cada 31 de diciembre.

Tras su participación en el talent show español, desde 2019 el agramontino se dedicó a liderar el grupo Black Gandhi y a colaborar con proyectos como Man Ex Maqina, Barcelona Sessions o Skyland y Barcelona Percussion Project.

En su carrera, Semé ha podido pararse en el mismo escenario junto a músicos de renombre como el percusionista boricua Giovanni Hidalgo, el cantautor argentino Fito Páez; los estadounidenses Steve Coleman (saxofonista), Nicholas Payton (trompetista) y Steward Copeland, ex baterista de The Police; el senegalés Youssou Ndour; el irlandés Damien Rice; y también Kymani, hijo de Bob Marley.

Casi una década después de su álbum debut, en 2023 vio la luz su segundo disco, titulado Kalamazoo Sunset (Tropical Gold Entertainment). El compacto, compuesto por nueve canciones entre las que destaca el tema que le da nombre, junto con otros como Topanga Beach y Niagara Mist, fue calificado por la revista AM:PM como uno que “restaura, en cierto modo, el culto al atardecer, al crepúsculo tropical. Un placard de armonías que esconde vibraciones cargadas de tranquilidad y sensaciones casi oceánicas, entre el sentimiento veraniego y la nostalgia otoñal”.

Eventualmente, el cubano ha empezado a alternar su carrera individual con una nueva banda, llamado Gone Gone Beyond, con la cual se ha presentado con frecuencia en diferentes plazas de Cataluña. Además, en el presente también desarrolla parte de su vida y obra en California, Estados Unidos y toca la batería con el grupo Bardia Charaf.

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