Quizás España pudiera estar cerca de conseguir su quinta medalla olímpica en el boxeo –actualmente cuenta con dos subtítulos y par de bronces– el próximo verano en Tokio. Resulta que, entre sus principales aspirantes a llegar y pisar fuerte en la capital japonesa, se encuentra un hombre cuyo mayor sueño ha sido siempre verse en un podio a la vera de los cinco aros multicolores.
Enmanuel Reyes Pla nació en 1992 en el municipio habanero de San Miguel del Padrón. Allí, por cosas del contexto que le rodeaba, su padre entendió que el pugilismo sería una buena idea para ayudarlo a lidiar con algunos no tan amigables compañeros de la escuela.
“Comencé en esto como una vía para aprender a defenderme. Mi papá pensó que sería una forma para disciplinarme y forjarme en la vida. Claro que, igual que varios muchachos en esa edad temprana, terminé practicando también otros deportes de combate como el judo y el karate, pero me decidí por el boxeo y, con el tiempo, me convertí en un atleta de alto rendimiento”.
En Cuba, el muchacho hizo el recorrido completo: comenzó por la EIDE, luego siguió hacia la ESPA, escaló hasta la Academia Provincial y finalmente cerró el ciclo con su entrada a la preselección nacional que se prepara en la escuela Holveín Quesada, conocida como “La Finca”.
“Durante los cinco años en que fui parte del equipo nacional, mi paso por la escuadra fue bueno. Primero estuve en 81 kilogramos y luego en 91, divisiones en donde me enfrenté a dos grandes como Julio César La Cruz y Erislandy Savón. Entre 2012 y 2017 participé en la Serie Mundial, los torneos Playa Girón y algún otro evento fuera del país”.
Luego del campeonato nacional de 2016, cuando fue subcampeón en los pesos pesados, Enmanuel entendió que era hora de un cambio para poder perseguir su sueño de triunfar en el deporte. Tras no contar con la confianza de sus entrenadores a la hora de representar a Cuba en certámenes de importancia, el capitalino solicitó su baja de La Finca y se marchó hacia Europa.
No obstante, de sus años en la Mayor en las Antillas se quedó con una lección fundamental: “la principal enseñanza que me dejó el hecho de ser deportista allá, fueron los valores que aprendí con mis profesores. Me enseñaron no solo a ser competitivo, sino también a ser un buen hombre, disciplinado, respetuoso con todos y a no rendirme jamás, cosas que la gente a veces no tiene mucho en cuenta, pero que son grandes aportes de la escuela cubana para la vida de sus atletas”.
Una vez en el viejo continente, Reyes Pla tuvo que pasar algunos meses de incertidumbre entre Bielorrusia, Rusia, Austria y Alemania antes de conseguir volar a Barcelona y posteriormente hacia La Coruña, ciudad gallega en donde le esperaban sus parientes.
Después de asentarse, se dirigió hacia Madrid, lugar en el que logró entrar en contacto con los encargados del plantel nacional de boxeo español. Allí lo probaron y, al ver su potencial, le dieron la oportunidad de comenzar a entrenar y también le ayudaron a obtener su ciudadanía, la cual le llegó hace poco más de un año, el 19 enero del 2020.
Desde entonces, se convirtió en el representante oficial de la nación ibérica en los 91 kg en varios torneos de nivel, incluido el preolímpico de Londres que fue cancelado debido al nuevo coronavirus, justo después de que él hubiera ganado su combate inicial.
Tras la cuarentena y toda la incómoda situación que se vivió durante el año pasado, en 2021 Reyes ya pudo regresar a la actividad y viajó hasta Hungría para competir en el torneo Itsván Bocskai, lid en donde terminaría ganando el oro después de derrotar en la final, y por decisión dividida, al argelino Abdelhafid Benchabla.
A principios de mayo pasado viajó hasta República Checa para intervenir en el histórico certamen de Usti nad Labem. Allí extendió su racha invicta, pues en el combate definitivo superó al italiano Aziz Abbes Mouhiidine, en el que fue un pleito cerrado que terminó con división de opiniones entre los encargados de impartir justicia.
“Decidí venir para acá a probar suerte. Gracias a Dios las cosas me salieron como pensé y he logrado comenzar a competir y demostrar lo que valgo de verdad. Ya en Cuba choqué con Julio o Erislandy, y aquí igual he logrado medirme con boxeadores de mi peso y probar de qué estoy hecho”.
En España, tal y como hacía aquí, ha tenido la posibilidad de dedicarse por entero al boxeo. Gracias a una beca deportiva vive en la capital, sitio en donde se “machaca” en dos sesiones diarias de lunes a sábado con el objetivo de conseguir el ansiado boleto a Tokio.
Actualmente, Emmanuel, junto a sus compañeros de equipo, Melissa Tudge (60) Miguel Cuadrado (75 kg) y Gazi Jalidov (81 kg), se encuentran en París para participar, desde hoy y hasta el 8 de junio, en el clasificatorio hacia la cita bajo los cinco aros. Ellos cuatro aspiran a conseguir su boleto y sumarse así a José Quiles (57 kg) y Gabriel Escobar (52 kg), dupla española que ya ha asegurado su presencia en la capital japonesa. El sanmiguelino tiene grandes posibilidades de conseguir su cupo, algo que logrará con el hecho de llegar a la etapa de semifinales (en su división clasifican los cuatro primeros).
Tras la exitosa cadena de resultados que ha logrado del otro lado del Atlántico, Reyes se siente agradecido también por la vida que ha logrado crear tan lejos de su hogar original.
“De Cuba extraño a algunas amistades, pero más allá de eso, la verdad es que no siento demasiada nostalgia. Me fui disgustado por muchas razones y tuve la suerte de que España me adoptara como un hijo y de defender sus colores. No es mi intención creerme superior a nadie, pero aquí me dieron la oportunidad y me hicieron sentir reconocido, así que ahora me siento como un español cualquiera”.
De momento, entiende que todavía le toca mejorar sobre todo en su físico, pues en Europa ese es un elemento fundamental que puede ayudarlo a sacar el extra y superar a contrincantes que, a pesar de no ser mejores técnicamente, sí aguantan un ritmo de pelea intenso y, por tanto, se vuelven difíciles de doblegar.
“El boxeador cubano es muy rápido y se mueve mucho. La gente dice que llevamos la música en la sangre y es cierto que, a diferencia de nuestros rivales de acá, quienes prefieren un combate más estático y centrado en golpes fuertes, nosotros elegimos la inteligencia y la estrategia como principales herramientas para poner nuestra sazón sobre el cuadrilátero”.
En su vida cotidiana, cuando tiene tiempo fuera de competencias, aprovecha para irse de vuelta a Galicia y estar con la familia. Su hijo, que también se llama Enmanuel, es el amor de su vida y la persona que le hace esforzarse hasta el agotamiento extremo con tal de garantizarle un mejor futuro.
Admirador de quienes califica como “los dos más grandes de la historia” -Teófilo Stevenson y Muhammad Ali-, este guerrero antillano es un tipo muy natural que, fuera de los jabs y uppercuts, gusta de tomarse una copita y compartir con sus compañeros de la selección, además de escuchar música y ver series que le ayuden a “desconectarse” de la tensión diaria.
Con respecto a la presencia de otros púgiles en el torneo clasificatorio olímpico del Viejo Continente, podemos decirles que competirán los vueltabajeros Lorenzo Sotomayor (69 kg) y Lorenberto Alfonso (81 kg) por Azerbaiyán, mientras que la dupla de atletas que representan a Bulgaria -Javier Ibáñez (57 kg) y Yordan Hernández (91 kg)- no estará en la capital francesa en busca de sus respectivos pasajes.
Antes, ambos pinareños habían sido medallistas en los Juegos Europeos de Minsk defendiendo los colores de su nueva bandera. En esa ocasión, Alfonso, el menos experimentado, se llevó el cetro, mientras que su compañero se colgó la presea bronceada.
Como publicamos hace dos años, antes de su llegada a suelo azerí, Lorenzo había sido campeón en el Playa Girón de 2009 (fue también una vez subtitular y ancló en el tercer escaño en dos ocasiones) y había tenido muy pocas oportunidades de mostrarse en la arena internacional con la escuadra cubana. Con el elenco europeo, país al que marchó en 2013, ganó los Juegos Europeos de Bakú, en 2015, y se llevó la plata olímpica en Rio 2016.
Por su parte, Lorenberto, nacido en 1995, disputó en su tierra natal algunos campeonatos nacionales de mayores. En 2018 empezó a competir por Azerbaiyán y ya fue bronce en el Usti nad Labem de 2019.
Ambos deben obtener sus cupos hacia la cita asiática sin muchas dificultades.
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