Yosdany Bueno es el único pelotero cubano que ha jugado este año en la National Baseball League (NBL), circuito más importante del béisbol en Gran Bretaña, donde vive desde 2013. Reconoce que en los seis años que lleva allá le ha costado mucho adaptarse, en buena medida por el sabor diferente de la comida, el clima frío que impera, el sistema de vida (casa-trabajo y trabajo-casa), además de que los británicos son personas poco sociables.
Los británicos son muy estrictos -dice el habanero vía Facebook-, y sus leyes hay que cumplirlas, porque, de lo contrario, pueden existir varios problemas. Agrega que si un extranjero no hace lo correcto y la situación es grave, fácilmente lo pueden enviar a su país de origen.
“Aquí nadie vive del béisbol. Aquí por jugar béisbol no te pagan, incluso el pelotero es el que tiene pagar para jugar. Yo lo practico porque lo amo, porque crecí con él. Como no puedo vivir de la pelota, soy personal training y bartender. Es un deporte en el que casi nadie quiere invertir, sin embargo, este fin de semana se vivió un ambiente muy favorable.
“Los Yankees de Nueva York y los Medias Rojas de Boston estuvieron aquí para darle promoción al béisbol y fue bastante positivo el respaldo de la afición. Numerosas personas acudieron a ver a esos dos equipos de las Grandes Ligas. El año próximo vendrán los Cachorros de Chicago y los Indios de Cleveland. Esperemos que esas iniciativas ayuden a encontrar inversores para la liga”, asegura el sanmiguelino nacido el 1 de agosto de 1981.
El primer acercamiento de Bueno al béisbol británico fue a inicios de 2017, cuando le preguntó a su esposa por un lugar donde se jugara organizado. En Google encontraron a los Herts Falcons, que se convirtió en el primer y único club en que ha militado el cubano en sus tres temporadas al máximo nivel en ese país. Aunque a la pelota de Gran Bretaña le falta mucho, a Yosdany le ha servido para demostrar las habilidades aprendidas en Cuba y para apoyar a sus compañeros más jóvenes.
Si en otras ediciones han intervenido el pinareño Maikel Azcuy, el matancero Osmel Deulofeu o el lanzador avileño Rei Martínez, en la actual temporada de la NBL él ha sido el único antillano, algo un poco complejo porque se notan las exigencias de los aficionados y los jugadores. “En Cuba se respira pelota todo el tiempo. Por eso, cada vez que uno falla, tanto a la defensa como al bate, empiezan los comentarios o las exclamaciones, porque saben que el cubano lleva el béisbol en la sangre. Aquí el pelotero cubano es un referente, de ahí que se le exija tanto”.
Las subseries en la NBL se juegan en programas de doble juego los domingos. El habanero en ese circuito vio acción en cinco partidos, bateó para .250 (tres imparables en doce veces al bate), con cinco ponches y dos remolcadas. No obstante, según explica Yosdany, después de la tercera subserie tuvo una discusión con el director del equipo y solicitó su traslado para la AAA, el nivel inmediato inferior.
Para la temporada venidera pretender cambiar de club y así retornar a la NBL, porque las diferencias entre las dos ligas son muy visibles. En ese punto no se equivoca, toda vez que con el conjunto Herts Londoners marcha como líder en cuadrangulares en el nivel AAA, con cuatro, al igual que en average, con un promedio ofensivo superior a .500.
Salió de Cuba hacia Gran Bretaña en septiembre de 2013, resultado de su matrimonio con una rumana. Antes, Yosdany Bueno tuvo una historia con la pelota en Cuba, desde que se inició en San Miguel del Padrón con su primer entrenador Ramón Cairoz. A su municipio lo representó en campeonatos juveniles y en la Serie Provincial de primera categoría.
“Esa época mía como jugador en la primera categoría la recuerdo con mucho cariño, pues defendí como jardinero izquierdo regular a San Miguel. Hacía lo que me gustaba y lo hacía con el corazón, a veces sin nada en el estómago, pero con mucha energía en pos del triunfo. Ojalá poder revivirla, pero la edad y estar fuera de Cuba me lo impide”, rememora.
El béisbol lo dejó a los 19 años debido al nacimiento de su hija. En ese tiempo estudiaba para convertirse en técnico de refrigeración, labor que ejerció como particular hasta salir del país. Más de tres lustros permaneció sin jugar pelota, hasta su debut en Gran Bretaña, donde pudo rescatar esa furia que nació cuando niño en San Miguel del Padrón.
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