¿La recuerdas? La repudiada telenovela cubana que debieron cambiar de horario ante las críticas y los temas tratados

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La sal del paraíso. Foto tomada de Cubadebate.

Cuando en 2016 la televisión cubana estrenó La sal del paraíso, nadie imaginó que se convertiría en uno de los productos audiovisuales más polémicos en la historia reciente de la isla… ¿pero qué fue lo que realmente incomodó tanto al público cubano?

La realidad que duele y una historia central inexistente

La telenovela de 60 episodios, dirigida por Joel Infante y con libreto de Yaima Sotolongo y Emilia Liñero, y transmitida en las noches de martes, jueves y sábados, se atrevió a hacer algo que pocas producciones cubanas habían intentado: mostrar sin apenas filtros la realidad cotidiana del país. No había maquillaje dramático ni final feliz garantizado. En su lugar, presentaba personajes enfrentando dilemas morales en un contexto social crudo y bastante reconocible por la audiencia.

En uno de los tantos trabajos periodísticos que por aquellos días criticaban dicha pieza, la periodista Paquita Armas se preguntaba si realmente la trama central giraba alrededor «del escritor de radio y su hija autista». «¿Y entonces qué papel juegan la mariscal, el peleador de perros, el adivinador y vendedor de un mercado, la pareja abierta y otras tantas historias que aparecen como manchas desdibujadas en un amplio mosaico humano?», cuestionó la redactora.

En una continuación del propio texto citado, la autora refirió que no existe una historia central, como ocurre típicamente en ese tipo de producciones, ni se trata de episodios independientes, recurso que asumen las teleseries. Al no seguir esas reglas, indicaba Armas, las historias parecen dispersas. “Y no me hablen de que las vanguardias rompen con lo establecido, porque tal acción estética sólo sale bien cuando son ¡vanguardias!», sentenció.

Un fragmento de un texto de Antón Vélez Bichkov definió a la perfección el repudiado producto, que presentó «una ensalada de problemas, no un relato y su secuela».

¿Demasiado cruda para la TV? 

El público cubano, acostumbrado a telenovelas que servían como escape de la realidad, se encontró de repente frente a un espejo incómodo. Las dificultades económicas, la corrupción y la sobreabundancia de personajes negativos no formaban parte del telón de fondo, sino constituían el centro mismo de la historia y la estructura dramática.

Al respecto, en un artículo publicado en el diario Granma, el periodista Pedro de la Hoz insistió en que lo más problemático tenía que ver con la cantidad y calidad de los conflictos que abordaba. «A ciertos espectadores les re­sul­ta excesiva la acumulación implacable de situaciones y personajes que revelan ca­rencias y miserias humanas. A otros les abruma saber que tales cosas existen, pe­ro consideran que no es prudente exacerbarlas sin un contrapeso. Aparece entonces una palabra que, en lo personal, rezuma de una parte hipocresía y de otra insuficiencia en la comprensión de la naturaleza del arte: balance».

«Ni la telenovela ni ninguna obra tienen la obligación de ser a priori compendios sociológicos totalizadores, ni moralmente edificantes, ni pedagógicamente instrumentales. Tie­nen, eso sí, que proponerse honestidad artística y altura estética. En La sal del paraíso no dudo de la primera, pero echo en falta la segunda», agregó el crítico.

La polémica que dividió opiniones 

Por un lado, los defensores de la serie aplaudían su valentía al abordar temas tabú y su honestidad narrativa. Por otro, sus detractores argumentaban que la televisión debería ofrecer entretenimiento y esperanza, no un recordatorio de las dificultades diarias, y mucho menos en ese horario nocturno en que muchas personas buscan relajación.

Además de ello, el público llegó a tildarla de violenta, de promotora de conductas sociales negativas, de extremadamente cruel en sus tramas y, en no pocos casos, de poco atractiva desde el punto de vista visual, de “chea”, en tanto se mostraban escenografías de cartón e historias del mismo material, de acuerdo con un trabajo publicado por la web Cubahora.

El precio de la honestidad 

La serie pagó un alto precio por su atrevimiento. Los reclamos por parte de los televidentes no se hicieron esperar y se decidió cambiarla de horario con el fin de que los niños no formaran parte del público que cada noche se sentaba frente a la pantalla de Cubavisión. Entonces comenzó a ser transmitida luego de la telenovela brasileña de turno, Imperio.

¿Un adelanto a su tiempo? 

Años después, cabe preguntarse: ¿Fue La sal del paraíso, más allá de sus problemas de guion, demasiado honesta para su época? ¿O simplemente expuso verdades que la sociedad cubana no estaba preparada para procesar en su entretenimiento cotidiano?

¿Herencia cultural? 

Esta telenovela, aunque controversial, demostró que existe espacio para narrativas más arriesgadas, aunque el público no siempre esté preparado para recibirlas. ¿Te atreverías hoy a ver La sal del paraíso con una mirada diferente? ¿Ha cambiado nuestra tolerancia a ver reflejada la realidad en la pantalla? ¿Fue la telenovela demasiado realista o simplemente llegó en el momento equivocado?

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