Cuba, 1962. El profesionalismo acaba de ser erradicado y ha nacido la Serie Nacional de Béisbol como símbolo del nuevo movimiento deportivo amateur que aspira a masificar la actividad física en el país y convertirla, con el tiempo, en referente dentro del área geográfica.
Cuatro equipos —Orientales, Azucareros, Habana y Occidentales—, fueron protagonistas en aquel torneo fundacional, que terminó con triunfo de estos últimos luego de completar el calendario de 27 partidos.
Entre las grandes estrellas de aquellos primeros campeones destacaron nombres como el de Erwin Walters, Urbano González, Tomás Soto, Antonio Rubio, Rolando Pastor y también el de un muchacho matancero de 17 años que ser convirtió en la gran sensación del campeonato.
Manuel Enrique Hernández Gazmuri tenía un brazo zurdo que llamaba la atención de todos. Sus actuaciones con la camiseta occidental le ganaron el apodo de “Amorós”, en honor al apellido de su legendario compatriota, de nombre Edmundo, quien llegó a ser figura de los Dodgers y los Tigres en Grandes Ligas. Además, su juventud y proyección hicieron que fuera elegido como el nuevo rostro del deporte en la Mayor de las Antillas.
Tras finalizar la Serie, se hizo la convocatoria de cara a los venideros Juegos Centroamericanos y del Caribe que se efectuarían en Kingston, Jamaica, del 15 al 26 de agosto. Ahí estuvo “Amorós” como uno de los seguros representantes de la Isla en el torneo beisbolero de la cita múltiple. Sin embargo, no era su destino ser parte de aquel instante histórico.
Según indican los reportes de la época, por aquellos días Manuel fue señalado debido a un presunto intento de boicotear la actuación cubana en los Juegos. Supuestamente, su plan allí sería lanzar en un partido y luego declarar a los medios su condición de profesional —hecho que se asumía debido a diversos rumores que confirmaban su acuerdo previo con una organización de la Gran Carpa—, lo cual significaría la descalificación del plantel nacional por tener en sus filas un jugador con ese estatus. Alfredo Street, entrvistado por Adonay Villaverde para la web del Grupo Cubano de Investigación del Béisbol, da fe de esta historia.
Cuentan que la actitud apática y reservada del estelar serpentinero fue lo que indicó a sus compañeros que podía estar pasando algo. Se dijo que, eventualmente, él mismo admitió lo que tenía pensado hacer y, como consecuencia, fue repudiado por el resto de los peloteros y eliminado de la preselección que se preparaba para competir en la capital jamaiquina.
Pronto, diferentes titulares comenzaron a aparecer a ambos lados del estrecho de la Florida. Mientras desde aquí se condenó tal actitud, allá el fenómeno fue usado como pretexto para demostrar los matices negativos del naciente proceso que se desarrollaba en Cuba.
Sin tener en cuenta cuánto hubo de real en torno a aquel suceso, lo cierto es que “Amorós” no volvería a pisar un diamante cubano. En ese momento, algunos especuladores se atrevieron a asegurar que, fuera por la vía que fuera, el atleta tenía los días contados dentro de la Isla. Lo más curioso fue que él terminó por darles la razón.
Otra de las historias que se contaban sobre este prometedor pelotero, afirmaba sus deseos de irse del país. Incluso se decía que había sido detenido una vez, mientras intentaba marcharse en un bote.
Así fue que, poco después de que su figura acaparara bastantes titulares, el 12 de agosto de 1962, Hernández Gazmuri llegó a Estados Unidos. Un reporte de la agencia AP refiere que tocó tierra por la zona de Marathon, Florida, luego de un viaje de 17 horas a bordo de un esquife de cinco metros de eslora.
Después de pisar suelo estadounidense, el muchacho contactó con Julio de Arcos, cazatalentos de los Indios de Cleveland que le había ofrecido la posibilidad de ser contratado por ese club. Pronto, el scout hizo los arreglos pertinentes y solo dos días después de su arribo a la nación norteña, Manuel Enrique Hernández Gazmuri, firmó su primer contrato profesional con La Tribu, un hecho que sirvió, además, para restarle credibilidad a aquel “cuento” del sabotaje a la selección nacional durante los Centrocaribes.
Su primer destino en el béisbol rentado estuvo en los Indios de Charleston, plantel que entonces era de clase A (hoy es de AA) y pertenecía a la Liga Este. Si bien todos pensaron que ese “niño” recién llegado tendría problemas para adaptarse a las nuevas condiciones, él no dio muestras de verse afectado y en su debut, sucedido el 22 de agosto de 1962 en Binghamton, New York, lanzó tres entradas completas y sólo permitió una carrera sucia, mientras que, bate en mano, conectó un cuadrangular de dos carreras en su primer turno oficial.
El impacto de su actuación quedó reflejado en la nota que salió al día siguiente en el Binghamton Press and Sun-Bulletin. Ahí, el periodista Dave Rossie escribió:
At the risk of alienating the super-patriots of the House Un-American Activities Committee, this witness hereby seconds the motion by Senor Raul Castro, an avowed Communist. That Gazmuri kid is muy magnifico. (A riesgo de alienar a los superpatriotas del Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara, este testigo secunda la moción del señor Raúl Castro, un comunista declarado. Ese chico Gazmuri es muy magnífico).
Pronto, la vida de Manuel fue convertida por la prensa en un conmovedor ejemplo de superación. Su relato de sacrificio, voluntad, talento y triunfo sirvió de materia prima para unas cuantas piezas periodísticas y él terminó por ganarse, con justicia, el corazón de muchos en ese país vecino.
En febrero del ‘63 llegó a un nuevo acuerdo con Cleveland, entidad que lo renovó basándose en reportes de ojeadores que lo describían como “el lanzador más valiente que jamás salió de Cuba”. Sin embargo, su éxito duraría poco más que eso.
Sobre el montículo, actuó siete veces y acumuló un desastroso promedio de efectividad de 8.05. Ello llevó al manager de su escuadra, los Dubuque Packers (A avanzada) a sacarlo de la rotación y comenzar a usarlo esporádicamente como inicialista, posición en donde su slash line fue involucionando a lo largo de tres campañas: en 1963 fue de .238/.343/.420, al año siguiente .269/.338/.413 y finalmente, en 1965, cerró con actuación de .205/.278/.303.
Fue ese el último año del que se tiene referencia suya como profesional del béisbol. A partir de aquel momento, el joven matancero de sólo 20 años se apagó poco a poco, hasta acabar olvidado por aquellos mismos que le habían calificado como una futura estrella de la Gran Carpa.
Casi nada se sabe sobre su vida tras el final de su fugaz carrera. ¿A qué se dedicó? ¿Tuvo familia y descendencia? ¿Cuándo murió? ¿Volvió al béisbol de nuevo, al menos como entrenador? Supongo que son algunas de las preguntas que quedarán sin respuesta y mantendrán ese halo de misterio en torno a la figura de “Amorós”, una de las primeras grandes estrellas de la Serie Nacional.
Estadísticas de Manuel Enrique Hernández Gazmuri “Amorós” en la I Serie Nacional
- Juegos lanzados: 11
- Juegos iniciados: 9 (líder)
- Juegos completos: 7 (líder)
- Juegos relevados: 2
- G/P: 6-3
- Promedio: .667
- Entradas lanzadas: 76.2 (líder)
- PCL: 1.64
- WHIP: 1.00
- Ponches: 94 (líder)
- Hits: 49
- Average de los contrarios: .180
P.D: Utilizamos como referencias para este trabajo, los siguientes artículos:
La historia no contada de Manuel Enrique “Amorós” Hernández, publicado en el sitio web del Grupo Cubano de Investigación del Béisbol.
The 17-Year-Old Boy in the 16-Foot Boat, publicado en Fangraphs.
Manuel Guzmari
(Redirected from Manuel Gazmuri)
Manuel Enrique Hernández Gazmuri
Bats Left, Throws Left
Height 6′ 0″, Weight 164 lbs.
Born ~1945 in Cuba
BR minors page
Biographical Information
Enrique Hernández was the first baseball player to defect from Cuba following the January 1961 suspension of exit visas by the Fidel Castro government.
In 1962, Hernández was a 17-year-old southpaw pitcher for the Occidentales club. He was nicknamed «Amorós» after Sandy Amoros. In the first Serie Nacional, he had a 6 – 3 won-lost record. He was described in a speech, by Cuba’s Armed Forces Minister and brother of the president, Raúl Castro as the nation’s best player. He was named the Cuban Serie Nacional Most Valuable Pitcher. He had a 1.64 ERA, led the league with 94 whiffs and held opponents to a .180 average.
Castro also said that the pitcher was worth $60,000 a year. Hernández reported that he was paid 167 pesos (which at the time was pegged as equivalent to the United States dollar) per month. This wage was two-thirds that of the salary that he would earn in a Class D league.
In early August, 1962 the Cuban government-backed press and radio denounced Hernández as a traitor. Hernández stated that this change in sentiment came after he had received an invitation from from a agent to try out in the United States. The agent, Julio de Arcos, had «saw him pitch in Cuba when he was 15, and he looked good.» Arcos also claimed he could get the a seventeen year old a tryout with the American League’s Cleveland Indians.
The media also charged that Hernández planned to get the national team disqualified in the Central American and Caribbean Games. The games, which began on August 15 Kingston, Jamaica, are strictly amateur and it was alleged that Hernández had planned to announce that he was a professional after playing in the games.
Before the games began, Hernández quit the national team and returned to his home in Matanzas Province. He and four companions then undertook a hazardous 17-hour trip from his homeland to Florida in a 16-foot boat. On August 11 he had a meeting with de Arcos, who was an Indians scout. They flew to Cleveland and met with Indians GM Gabe Paul.
U.S. records list this player as Manuel Gazmuri. He played through 1965 in the minors, mainly as a first baseman..