El proyecto de Ley de Cultura Pública ha sido aprobado y dentro de doce semanas entrará en vigor. En resumen, es una ley que permitirá al actual gobierno censurar cualquier material que considere contrario a su partido y atente contra la moral y las buenas costumbres. Los medios de prensa están en jaque. The Westport Independent (2016, Double Zero One LTD), donde fungimos como editor, no es excepción. El Partido tiene sus ojos puestos en cada periódico, y el más mínimo apoyo a los rebeldes será visto como una deslealtad. Toca hacer malabares para no llamar la atención.
Cada semana recibimos un grupo de noticias. Como editor, debemos escoger cuáles serán las cuatro que verán la luz, decidir si censuramos algunos párrafos, y seleccionamos entre dos posibles tipos de titulares (sensacionalistas o serios). Quizás no queremos mencionar una nueva trastada del gobierno o, por el contrario, preferimos exponer completamente sus desatinos. O deseamos encubrir un acto demasiado violento realizado por los rebeldes… o llamarlos terroristas. Y tal vez no sea buena idea mostrar las relaciones entre bandas gansteriles y las empresas encargadas de mejorar la infraestructura de la ciudad. Al final del día, es casi imposible no estar en el centro de la tormenta.
Luego entregamos estas historias a los cuatro reporteros que trabajan para The Westport Independent, cada uno con una posición política diferente. A veces nos pedirán no escribir sobre el tema asignado, pero podemos forzarlos, lo cual afecta la comodidad que sienten al trabajar en el periódico. Si estos periodistas escriben siempre en contra del gobierno, la sospecha sobre ellos aumenta, al punto de que pueden ser arrestados. Del mismo modo, al final de cada semana recibimos un informe de cómo le fue al periódico, y uno de los apartados es las sospecha sobre nosotros: si esta barra se llena, el medio es cerrado antes de que entre en vigor la Ley de Cultura Pública.
The Westport Independent (el cual puedes descargar gratis en Steam) “es un simulador de censura, corrupción y prensa”. Su principal inspiración es Papers, Please (2013, Lucas Pope), y no Republia Times (2012, Lucas Pope), como muchos han pensado. De hecho, sus desarrolladores afirman que cuando crearon el primer prototipo para la Ludum Dare no conocían Republia Times. Aun así, su parecido con el pequeño videojuego de Lucas Pope es increíble, en parte por sus mecánicas vinculadas con el impacto de cada publicación y por desarrollarse en regímenes autoritarios.
La trama está ambientada a finales de los años cuarenta y de algún modo busca reflejar esa época de transición entre una moral anclada en el siglo XIX y cierta apertura a un cambio de paradigma. Hay un par de noticias que, si bien no poseen un matiz político, tienen un impacto en la percepción del Estado sobre el medio. Una trata la acusación por intento de asesinato sobre una mujer que planeó realizar un aborto a una niña de 14 años. Si abordamos esta historia defendiendo a la acusada, los periodistas simpatizantes con el gobierno no querrán escribir sobre el tema, de modo que queda patente cómo la posición política está muy vinculada a la brújula moral de cada persona. Del mismo modo, hay una nueva película a estrenarse con escenas sexuales “subidas de tono”, y los conservadores no se sentirán cómodos con esa forma de tratar el sexo. De forma muy sutil y con pequeños detalles, The Westport Independent busca dibujar un lienzo social que va más allá de la posición política, aunque esta esté relacionada con la forma de pensar de cada persona.
Cada partida inicia de igual manera, pero siempre tenemos libre albedrío a la hora de tomar decisiones. Si en lugar de luchar contra la Ley de Cultura Pública, asumimos la posición que las esferas de poder esperan de nosotros, el juego transcurre con mucha tranquilidad. Uno de los objetivos (podríamos decir EL OBJETIVO) es provocar un levantamiento contra la nueva ley y es por ello que intentamos colar cada semana artículos en contra del gobierno. Tomar la dirección contraria, lo cual es totalmente válido, es una forma de contrastar dos tipos de periodismo: el complaciente que prefiere mantener una posición cómoda y no retar al poder, y el rebelde, siempre en busca de enfrentar las malas gestiones y la corrupción. En uno vivimos amenazas constantes, incluso por parte de empresas privadas; en el otro no hay muchas preocupaciones.
Con un estilo visual cercano al noir, con el que tantas veces se han recreado los años cuarenta en el cine, The Westport Independent utiliza un pixel art con pocos detalles, más cercano a las siluetas, brindando siempre la mínima cantidad de información. La música también imita a las bandas sonoras empleadas en películas de detectives al estilo The Maltese Falcon (1941, John Huston) o alguna adaptación de las novelas de Raymond Chandler. Lo más increíble es cómo con esta clara recreación en un escenario de hace 80 años, el videojuego no se siente como una referencia al pasado; la forma en que aborda la censura lo hace sentir como si estuviese representando el presente de cualquier Estado con un gobierno de extrema derecha o extrema izquierda.
Son muy pocos los videojuegos que abordan el periodismo. Lo difícil de representar el día a día de esta profesión, sumado a todas las complejidades y vínculos de este con la política, la percepción del público, entre muchos otros aspectos, lo convierte en un tema que los desarrolladores prefieren evitar. The Westport Independent intenta romper con esto, y a pesar de ser un juego con defectos, entrega un retrato bastante cercano al periodismo y sus pulsos con el poder: mostrar las consecuencias de lo publicado y entender el impacto que puede tener un artículo en los lectores, son dos de las mayores fortalezas de este título. La magia se pierde después de dos o tres iteraciones, pero el objetivo ya se ha cumplido, y es difícil que se vuelva a ver a un editor de un medio de la misma forma después de pasar diez mil trabajos al frente de The Westport Independent.
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