Existe una fascinación increíble por el cine de acción de finales de los ochenta e inicios de los noventa. Los Stallone, Schwarzenegger, Bruce Willis, Van Damme y compañía, fueron las principales cartas de una industria que aprovechó la musculatura de estos tipos para crear clásicos de culto (sin entrar en si eran buenas o malas pelis). Tal fue el éxito de estas cintas, que, a día de hoy, muchos de sus personajes de ficción son íconos de la cultura pop y referencias obligatorias cuando se habla de cine comercial y palomitero.
The Expendables 2 (2012, Simon West) cumplió el sueño húmedo de ver junta a esta banda de actores, pero Broforce (2014, Free Lives) llevó la fantasía más allá, y reunió a un equipo mucho más grande en un side-scrolling run-and-gun platform. Estos bro, una cofradía de hermanos de armas, son los encargados de llevar la libertad a diferentes rincones del mundo, combatir desalmados terroristas y restaurar la paz en nombre de los Estados Unidos. Todo parece muy serio, pero estamos ante una parodia realizada desde el amor a este tipo de cine, muy consciente de sus limitaciones y de su trasfondo (en muchas ocasiones) fascista y nacionalista.
La idea surgió en la Ludum Dare 23, con el videojuego Rambros, uno de los más populares de esa edición. Como ha pasado con muchos títulos, tras el prototipo inicial para la Ludum Dare, sus desarrolladores se lanzaron a realizar un producto mayor. En esta Jam nacieron una gran cantidad de obras que luego alcanzaron éxito en el mercado, como como Loop Hero (2021, Four Quarters), The Westport Independent (2016, Double Zero One LTD), Octogeddon (2018, All Yes Good), entre otros. Broforce no es excepción, su triunfo fue absoluto gracias al humor y al cariño con que presentan a una galería de personajes entrañables, y al divertimento de transitar por cada uno de sus niveles.
El gameplay es muy sencillo. Iniciamos con Rambro en un nivel muy fácil, lleno de terroristas poco agresivos. Además de los movimientos habituales con la flecha (derecha, izquierda, saltar y agacharse), tenemos tres botones: uno para disparar, otro para usar el poder especial, y el último para ejecutar una muerte silenciosa. Al rato de avanzar, encontramos a alguien pidiendo ayuda en una jaula: lo rescatamos y resulta ser Brommando, quien, en lugar de tener una ametralladora por arma (como Rambro), posee un lanzacohetes. Y después de rescatar a otros dos prisioneros, liberamos a Broracus, un bro portador de un lanzallamas. Es solo el inicio: muchísimos bros esperan ser rescatados mientras esparcimos libertad por todo el mundo.
Broforce tiene dos elementos que hacen de su jugabilidad algo único e impredecible. El personaje inicial siempre es aleatorio y comenzamos con una sola vida; con un solo golpe morimos, así que estamos obligados a rescatar a los prisioneros que encontremos para sumar vidas. Pero con cada prisionero rescatado, el bro cambia, y cada uno tiene un set de habilidades distintas, por lo que debemos enfrentar el caos de forma diferente. Por ejemplo, Mr. Anderbro, Brade y The Brode no tienen un arma de rango, luchan cuerpo a cuerpo, lo cual hace un poco más arriesgadas las peleas; Brommando, Brogyver y Colonel James Broddock lanzan explosivos y esto provoca muchísima destrucción, además de que los estallidos no son instantáneos. Y luego están Indiana Brones y Cherry Broling, el primero con un látigo de gran alcance pero de muy poco daño, y la segunda obligada a agacharse para poder disparar con su pierna-ametralladora.
Y esto es sin entrar en las habilidades especiales, únicas y totalmente diferentes en cada caso, algunas muy poderosas y capaces de abrumar a cualquier jefe de nivel, y otras muy sencillas o tontas, más cercanas al homenaje que a un equilibrio entre los personajes. Esta galería tan amplia obliga a tener cierto cuidado a la hora de enfrentar a los enemigos, ya que podemos sufrir consecuencias no deseadas, como el maldito retroceso del arma de Bro in Black.
El otro elemento que provoca una jugabilidad alocada y caótica es el diseño de niveles, pensado para que ocurra cualquier tipo de reacción en cadena y sufras una muerte sin el más mínimo sentido. A veces los terroristas están forrados en dinamita (como dictan los estereotipos racistas) y, de la nada, uno de estos explosivos se enciende y salen corriendo en cualquier dirección. O les disparaste desde la distancia, cayeron muertos, pero la mecha de la dinamita se encendió y ¡boom! justo cuando pasabas junto al cadáver. Eso por no hablar de los tanques explosivos o de las bombonas de gas, un componente con un protagonismo inesperado. Además, todas las armas de los bros destruyen los bloques de tierra, lo cual permite crear rutas subterráneas para infiltrarnos.
No obstante, a pesar del caos de los niveles, estos están diseñados para que realicemos acciones específicas en determinados puntos, en plan «si no es de esta manera, no es posible pasarlo». A la vez, hay escenarios elaborados de tal modo que es imposible entrar por donde parece obvio, y terminamos por buscar alternativas para evitar todas las alocadas trampas que nos han preparado. Todo esto mezclado nos regala una experiencia divertida y nada frustrante, ya que pocas veces morimos de la misma manera.
Con un pixel-art súper detallado y ultra violento, Broforce también es un espectáculo visual, bastante parecido en cuanto estilo a Not a Hero (2015, Roll7). Ya sean los escenarios, a veces de un naranja intenso producto del napalm, o el verde de un bosque, todo se mueve de forma orgánica y reacciona a nuestra presencia. A veces la maleza casi nos cubre, pero si intentamos destrozarla queda reducida a un simple césped. Lo mismo ocurre con las estructuras o el suelo, todo se destruye. Además de las distintas reacciones ante el ácido expulsado por los alienígenas, referencias a la cinta Alien (1979, Ridley Scott), que puede derretir el suelo o dejar al bro de turno convertido en un esqueleto.
Es curioso cómo Broforce trata con tanto amor a sus diferentes avatares, cada uno con algo exclusivo del personaje y la película a la que representan. Mi favorito es Brochete, aunque no puedo negar el placer que me produce jugar con Bro Hard, Brobocop, o The Brodator. Quizás la conexión esté vinculada a nuestra relación con la figura o el filme. Pero aun con todo este amor, Broforce ridiculiza los tropos habituales de la mayoría de estas pelis a través del General Brondela, un oficial de alto rango que introduce las misiones con un discurso racista, xenofóbico y nacionalista, todo esto desde la parodia. No sé cómo explicarlo, pero se siente muy satisfactorio que los desarrolladores hayan sido capaces de separar su amor por un género de toda la propaganda que el cine nos inoculó con cada explosión en las selvas del sur de Asia o durante múltiples invasiones alienígenas; no hay nada de malo en reconocer los problemas de las cosas que amamos.
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