«FUBAR», una serie de espías y acción al más puro estilo Schwarzenegger

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Desde 2015, cuando apareció en el episodio final de Two And A Half Men, Arnold Schwarzenegger no había vuelto a hacer televisión. Su regreso a la pequeña pantalla sucedió hace muy poco, con el estreno en Netflix de FUBAR*, una serie de acción y comedia que trae de vuelta con mucha fuerza (tal vez demasiada) el espíritu de muchas de las películas noventeras donde trabajó el actor y fisiculturista austriaco.

El show, que llegó al streaming el pasado 25 de mayo con una tanda de ocho episodios, fue producido por Skydance Television y Blackjack Films, y creado por Nick Santora, quien ha sido indistintamente escritor y productor de títulos tan conocidos como como The Sopranos, Scorpion, Prison Break o Law And Order.

La historia es bastante sencilla: el veterano agente de la CIA, Luke Brunner (Schwarzie; lo llamaremos así para ahorrar tiempo y espacio) está a punto de jubilarse luego de ejecutar la que supuestamente sería su misión final, pero antes de su retiro es llamado de nuevo por sus superiores, quienes le piden que trabaje en un caso final muy vinculado a su pasado.

Una vez en el terreno, oculto tras la identidad de un rico comerciante europeo, Brunner contacta con Boro Polonia (Gabriel Luna), un joven sicópata que resulta ser hijo de un enemigo, al cual nuestro héroe envió al más allá hace muchos años. Claro que Boro no sabe nada de cómo ocurrió la muerte de su padre y recibe a Luke como un viejo amigo de toda la vida.

Pero la sorpresa no queda ahí, pues al rato de estar en compañía de su “ahijado” con ínfulas de dictador, el señor agente descubre que su hija (Monica Barbaro) también es una espía que se halla encubierta en la organización del villano.

Cuando padre e hija se encuentran, saltan las chispas y, entonces, además de evitar los planes del malote, tendrán que ir resolviendo varios problemas que han ido acumulando durante años de poco tiempo familiar, verdades a medias y mentiras más gordas que los bíceps de Conan el Bárbaro.

La fórmula que usa Santora es una bastante socorrida: una pareja inesperada debe limar asperezas con tal de evitar un mal mayor que sus problemas de compatibilidad. Y no está mal, sobre todo porque a la par de explosiones, disparos y cuchilladas, la dinámica entre Arnold y Barbaro es excelente.

Si algo queda claro luego de ver FUBAR es que este señor, quien fue Mr. Olimpia siete veces, además de ser un clásico del cine palomitero de acción, es un comediante natural. Con Schwarzie en pantalla, uno no puede evitar sonreírse como consecuencia de ese combo de tipo duro y bonachón que emana del gigante musculoso.

Junto con la dupla de protagonistas, destacan además los personajes de Barry (Milan Carter), Roo (Fortune Feimster) y Aldon (Travis Van Winkle), tres “alivios cómicos” o, más bien, “agregos”, cuyas apariciones en escena hacen que el resultado final de este show, una sátira (tal vez involuntaria) de lo que son las agencias de inteligencia estadounidenses, sea algo más entretenido.

En general, el argumento no ofrece mucho. De hecho, los agujeros del guion son bastante grandes, al punto de que no nos queda más que tomarnos en broma hechos como que el ‘prota’ siga en activo a pesar de tener 75 años (en la vida real), o que él mismo le haya pagado la educación al malo luego de matar a su padre, para que luego resulte que el tipo sea incluso más retorcido que su predecesor.

Sin embargo, lo que comienza como un divertimento simplón que exige a nuestro cerebro un consumo mínimo de memoria RAM, poco a poco se revela como lo que es: un programa predecible, repetitivo y aburrido, que no ofrece mucho más que de escenas de acción de bajo presupuesto y algo de comedia que lo acerca a un “aprobado”.

La sobreexplotación de las peleas entre Emma y Luke, quienes pretenden resolver todos sus temas pendientes en una sola temporada, se leen como mensajes subliminales del guionista, que quizás haya pensado: “intenté colarlo todo porque no creo que renueven esto”. Sin embargo, eso cambia al final de esta temporada porque Santora se marca un salto de fe enorme para dejarnos con un cliffhanger que pudiera significar una de dos posibilidades: que habrá continuación, o que él realmente no es consciente del bodrio (no tan infumable) que le salió.

Nota: Las siglas ‘FUBAR’ se derivan de «Fucked Up Beyond All Recognition/Repair» («Jodidos hasta lo irreconocible» o «Jodidos sin arreglo «).

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