Un industrialista «perdido» triunfa en Nicaragua

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El «boricua» Jiménez. Foto tomada de la página en Facebook del Dantos.

Pudiera parecer extraviado en la historia, pero lo que un día de 1972 constituyó el triunfo más alegórico de la pelota nicaragüense, hoy, casi 47 años después, lo sigue siendo. Se trata de un partido jugado el 3 de diciembre, uno de los últimos del Campeonato Mundial celebrado en Nicaragua, donde compitieron 16 países por una corona que pertenecía a Cuba. Precisamente el trascendental encuentro involucró a los campeones defensores y al equipo local.

Los cubanos salieron al terreno en aquella tarde noche sabatina con la certeza de que el título les seguía perteneciendo. A esas alturas habían triunfado en 14 choques y era imposible que otro conjunto ganara lo mismo. Pero para los nicaragüenses ese encuentro significaba tanto, que si ganaban podía convertirse en un suceso nacional. Solamente habían vencido a los antillanos tres veces en torneos anteriores, pero en ese Mundial el elenco dirigido por Servio Borges estaba blindado hasta los dientes de estrellas, por lo que un éxito implicaría la apoteosis.

El derecho Julio Juárez, exaltado en 1995 al Salón de la Fama del Deporte Nicaragüense, se le plantó bien desafiante a la poderosa tanda cubana y durante las nueve entradas los mantuvo como un pañuelo en un puño. Argelio Córdoba, mentor andino nacido en el municipio cubano de Batabanó, confió siempre en que su pitcher lograra la hazaña y de paso alcanzara su tercer triunfo del certamen. Esa lechada de 2-0 es el sello de Juárez.

En el equipo de los campeones, conformado por 20 peloteros, los siete lanzadores tenían calidad sobrada. Unos nombres dicen más que otros, pero cada uno respondía a lo más exquisito de la pelota cubana de inicios de la década de 1970 y algunos han sabido pertenecer a la inmortalidad. Ellos eran José Antonio Huelga, Braudilio Vinent, Oscar Romero, Changa Mederos, Bernardo “Navaja” González, Orlando Figueredo y Antonio “Boricua” Jiménez. Pero al último, a Boricua Jiménez, el apego por Nicaragua ha trascendido a la bonita historia de ganar un Mundial allí.

Jugador de once Series Nacionales con Industriales —63 victorias, 37 derrotas, efectividad de 2.37 y un bateo de los contrarios de apenas .207—, este lanzador veloz desapareció casi por completo del radar cubano, pero la verdad es que va camino a las tres décadas de ser una figura visible en el desarrollo del béisbol en suelo nicaragüense.

Antonio dirige actualmente por segundo año consecutivo al plantel de Dantos, perteneciente al Campeonato Nacional de Béisbol Superior “Germán Pomares Ordóñez” —coincide con el cienfueguero Darián González (Indios del Bóer, coach) y el pinareño Carlos Alberto Pérez (Jinotega, coach)—, y en la pasada temporada lo llevó a conquistar su segundo cetro en los últimos tres torneos. En el Campeonato Pomares tuvo otro episodio al frente de un equipo, pero como manager interino de los Indígenas de Matagalpa en 2017.

Realmente su experiencia como director no ha sido amplia, pues también estuvo poco tiempo comandando a San Francisco en el circuito profesional. Lo que sí ha desplegado es una extensa labor como entrenador de pitcheo en el torneo rentado, en el Campeonato Pomares y con la selección nacional juvenil y absoluta de Nicaragua durante diferentes épocas.

El Boricua, quien trabajó como scout para la organización Dodgers de los Ángeles en 1995, dos años antes fungió como coach de pitcheo de Industriales y prestó colaboración en El Salvador en 1999, llegó como entrenador por primera vez a su país de residencia en 1987 mediante un acuerdo entre el INDER y la Federación de Béisbol nicaragüense para brindar ayuda técnica.

Regresó nuevamente en 1992 y en 1994 se establece definitivamente allí, participando en el cuerpo técnico nica en Campeonatos y Copas Mundiales, Juegos Panamericanos, Preolímpicos, Copas Intercontinentales, Juegos Centroamericanos y del Caribe, entre otros torneos. La última vez que estuvo con un elenco nicaragüense fue en el PreClásico desarrollado en Panamá en 2012.

Pero antes de convertirse en el excelente estratega que es, Antonio “Boricua” Jiménez, nacido el 31 de enero de 1949, conformó durante cuatro años varios equipos Cuba, resaltando tres Campeonatos Mundiales, dos Copa Amistad y una gira por Japón en 1974. En la cita universal de 1971 en La Habana obtuvo dos triunfos y promedió para 0.51, superado en el staff cubano solo por el santiaguero Roberto “Jabao” Valdés, con efectividad perfecta.

En la Serie Nacional debutó en la temporada de 1968 con el elenco Habana y tres contiendas después con los Leones fue líder en juegos ganados, con 14-1. En 1980, con 31 años, puso fin a su carrera como atleta a causa de lesiones recurrentes.

Dantos ha tenido un comienzo de campaña exitoso y los aficionados comienzan a tomarse en serio la posibilidad de que el Boricua Jiménez guie nuevamente la corona a su elenco.

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