Alejandro Díaz quizás sea uno de aquellos actores cuyo nombre no recuerdes, pero su cara te sonará sí o sí. Lo hemos visto en varias obras, con personajes negativos muy notables. Algunos de sus apodos, como El Búfalo, El Nene, Paisaje o El muñecón -así le decía Consuelito Vidal en Detrás de la fachada– han perdurado entre los televidentes a través del tiempo.
En 1994, a los 49 años y en pleno apogeo de su carrera, sufrió un accidente cerebrovascular. Esta situación, si bien no lo mantuvo alejado de su profesión, lo obligó a recibir rehabilitación durante más de una década y media. No obstante, pocos meses después de aquel trágico suceso, pudo continuar con su trabajo, según confesó en una entrevista que concedió en 2018 al espacio El Arañazo.
Él, que siempre fue una persona atlética, considera que sufrió ese padecimiento a causa de fumar. Adquirió este hábito durante el rodaje del filme El Brigadista, dirigido por Octavio Cortázar en 1977, donde tuvo una escena junto a René de la Cruz en la que debían compartir cigarros. A partir de ahí, no pudo desprenderse de ese vicio que lo llevó, según opina, al borde de la muerte.
De la historia de Díaz y sobre cómo llegó a las pantallas, comentamos a continuación:
En la década del 60, él vivía en el barrio de Zamora, en Marianao, y trabajaba como gastronómico en la cafetería de la Universidad de La Habana. Ahí conoció a varios artistas, pero fue el actor Rene Socarrás quien lo llevó a los estudios de televisión, donde buscaban personas fuertes para defender roles atléticos. Él poseía esa característica, pues practicaba remo.
Debutó en la aventura Espartaco, en aquella etapa en la que estas se grababan en vivo. Ahí participó como figurante. La historia de dicho audiovisual estaba centrada en una gran sublevación de esclavos. Los episodios los dirigió Silvano Suárez y tuvo como protagonista a Luis Alberto García (padre). Actuaron, además, Alden Knight y Nilda Collado, entre otros.
Aunque su trayectoria es muy amplia, a Alejandrito, como muchos le llaman, también se le suele asociar al humorístico, debido a su presencia en clásicos de este género en Cuba como Detrás de la fachada, donde permaneció desde 1971 hasta 1985. También participó en San Nicolás del Peladero, donde tuvo algunos de sus primeros «bocadillos» en pantalla.
Se le vio, además, en filmes como El rancheador (Sergio Giral, 1979), Guardafronteras (Octavio Cortázar, 1980), Vidas paralelas (1982) y Retrato de Teresa (1983), estas últimas bajo la dirección de Pastor Vega.
En televisión pudimos disfrutar de él en la telenovela Un bolero para Eduardo (1986), así como en las aventuras Vacaciones peligrosas y Los insurgentes (1976), del realizador Erick Kaupp, con el personaje de Lázaro.
Como dijimos al inicio, representó a varios personajes negativos, sobre todo en disímiles entregas de policiacos como Día y Noche y Tras la Huella, pero Alejandro Díaz sigue siendo el mismo bonachón y fanático de Industriales que, según él mismo dijo en una ocasión, “escupe azul”.
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