El 27 de abril de 1971 hubo una noticia que conmocionó a muchos cubanos. Aunque días antes, el 15, había fallecido el gran Miguel Matamoros y, a la par de ese suceso, también resonaban los ecos del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, aquella fecha fue tristemente célebre debido a la muerte de Yolanda Brito Lago, conocida cantante que decidió quitarse la vida.
El suicidio fue algo difícil de digerir para la gente, más aún cuando la persona que murió fue una joven de 33 años, con un talento enorme para el canto y un futuro brillante en el mundo del espectáculo. Esa fue una de las razones principales por la cual sus familiares y amigos, e incluso hasta varios que jamás llegaron a tenerla cerca, sintieron su abrupta partida tan intensamente.
La carrera de esta muchacha capitalina, nacida el 21 de mayo de 1937, despegó temprano cuando debutó en El Programa de José Antonio Alonso, otrora conductor de la Corte Suprema del Arte, quien, tras un tiempo alejado de CMQ, regresó en los años 50 con esta nueva propuesta. Allí Yolanda deslumbró con su exuberante belleza y también gracias a una voz que la llevó a ser premiada.
Después de aquel éxito inicial, formó parte del Coro Vocal de TV C.M.Q., liderado por la maestra Cuca Rivero, y también integró el cuarteto Los Astros, encabezado por Felo Bergaza. Una gran oportunidad para ella llegó en abril del 60, cuando se unió a Miguel de la Uz, Gilberto Aldanas y Eugenio Fernández, ex integrantes del cuarteto Los Faxas, para formar uno que sería conocido como Los Modernistas.
Aquella alineación, dirigida por Fernando Mulens, pronto llegó a convertirse en un referente nacional y sus canciones se escuchaban en todos los medios de comunicación. No obstante, su presencia en la agrupación vocal duró solo unos meses y, al marcharse, fue sustituida por la también estelar Lourdes Torres.
Luego de separarse de Los Modernistas, pasó a un nuevo capítulo en la historia del Teatro Musical de La Habana, institución que, bajo la batuta del mexicano Alfonso Arau, se ganó al público habanero durante décadas.
En 1966 recibió una llamada para unirse como solista al espectáculo Madame Pa’Ca, que tenía como sede al cabaret del hotel Habana Libre, sitio en donde tuvo la oportunidad de crecer aún más y desplegar sus dotes en un espacio, cuyo formato permitía un estilo más desenfadado.
Por aquellos años, en que la influencia del rocanrol estadounidense comenzaba a permear las creaciones de muchas bandas e intérpretes noveles, así como a ganarse el favor del público más joven, Yolanda fue una de las voces que se sumó, con sus baladas, a la novedosa corriente que se fue colando poco a poco en las listas de éxitos de nuestro archipiélago.
Usando su estilo lírico y su amplio registro, grabó temas compuestos para ella por su esposo, el célebre guitarrista Leo Brouwer, como fueron los casos de Yo no quiero ser un sueño o Canción de un día. Además, le puso su sello a creaciones de Isolina Carrillo (Has cambiado mucho), Fernando Mulens (Qué será el amor), Chucho Valdés y Luis Yáñez (Indestructible), Eddy Gaytán (A ti te tengo) y Raúl Martínez Vidal (Ya no lloro), entre otros.
Si hubo una canción que la marcó para siempre, esa fue Cada día quiero, de Efraín Rodríguez, quien la hizo exclusivamente para que ella la defendiera en el Primer Festival del Creador Musical, celebrado en el Anfiteatro de La Habana. En la noche del 27 de marzo del 1971, la orquesta dirigida por el mismísimo Adolfo Guzmán acompañó a Yolanda, quien cantó para Cuba entera a través de la señal televisiva. Lo que nadie imaginaba era que esa sería una de sus actuaciones finales, definitivamente la última transmitida a través de la pequeña pantalla.
En su perfil en Facebook, Rodríguez contó que fue Yolanda Brito la primera artista de relevancia que decidió cantar uno de sus números. El compositor relató, además, que la recepción de la audiencia durante esa velada les hizo planificar a ambos la grabación eventual de un álbum en donde ella interpretaría sus temas. Tristemente, un mes más tarde la diva dejó de existir y el futuro disco quedó como el recuerdo de un sueño que no pudo ser.
En torno a la terrible decisión que la llevó a desaparecer físicamente, mucho se habló en su tiempo y bastante se ha dicho durante este lapso. Una de las teorías más manejadas refiere que Brito padecía problemas de naturaleza psicológica, que la hacían caer en depresiones cíclicas.
👉Si quieres recibir en tu WhatsApp los artículos que publicamos habitualmente sobre temas cubanos o la actualidad de personalidades dentro y fuera del país, únete a uno de nuestros grupos:
Grupo 1 (Pincha aquí para unirte)
Grupo 2 (Pincha aquí para unirte)
Grupo 3 (Pincha aquí para unirte)
0 Comentarios