Después de conseguir tres victorias y cinco reveses en la Copa Mundial juvenil de béisbol, acontecida en 2019 en la cuidad surcoreana de Gijang, el equipo español logró un importantísimo octavo lugar. Tal vez, para muchos, un octavo puesto no represente un desempeño a tener en cuenta, pero para un país como España es algo relevante, al tratarse de una generación de jugadores que en cada choque dejó buenas impresiones. Derrotaron a Panamá, Nicaragua y Sudáfrica convincentemente, mientras cedieron con pizarras cerradas ante potencias como Japón, Taipei de China y Holanda.
En ese entonces nuestra revista habló sobre los cuatros peloteros cubanos que conformaron el plantel ibérico: Liván Delgado, Daniel E. Pérez, Frank Hernández y Yan Carlos Cepero. En esta ocasión hablaremos sobre Cepero, que en la justa universal jugó como camarero y bateador designado en siete partidos, bateando .179 (cinco hits en 28 veces al bate), un doble, dos impulsadas, un boleto y la friolera de ocho ponches.
El jugador de 18 años vivirá su primera experiencia como profesional fuera del béisbol ibérico, cuando conforme el conjunto de Cagliari en la venidera temporada de la Serie A2 —segunda división de Italia, cuyo inicio está pospuesto—, según confirmó a Cubalite una fuente cercana al club. Por este conjunto pasaron los lanzadores de Industriales José Pablo Cuesta y Eddy Abel García, ambos con impresionantes actuaciones, y el también capitalino Kleyvert Rodríguez, experimentado pitcher y jugador de cuadro con varias contiendas.
Yan Carlos se inició como pelotero en Cuba, reside en España hace cerca de cinco años y jugó dos contiendas en la División de Honor de la pelota de ese país, con el C.B. Viladecans (2018 y 2019). Promedió .328 (50 incogibles en 152 veces al bate), con 39 anotadas, seis dobles, tres triples, un jonrón, 24 impulsadas, 30 ponches y 14 bases por bolas. Su mejor temporada fue la primera, superior en hits, tubeyes, triples y remolcadas, ocupando casi siempre la segunda almohadilla.
Cepero justificó bastante su elección como pelotero, pues su padre, Carlos Cepero Pérez, jugó seis temporadas en la Serie Nacional y años más tarde trascendió como coach de Industriales, función que le permitió integrar los cuerpos técnicos de diferentes selecciones nacionales. Entre sus principales eventos se encuentran los Juegos Olímpicos de Atenas (2004) y el II Clásico Mundial (2009), certámenes en los que coincidió en su rol con el santiaguero Francisco Escaurido y fue dirigido por Higinio Vélez.
En los primeros siete años de la década del 70 jugó en la Serie Nacional con equipos de la Habana (1), Industriales (2) y Agricultores (3) como defensor del campo corto. Promedió solo para .202, con 203 imparables, 21 dobles, dos triples, 44 impulsadas, 100 ponches y 77 boletos, mientras que a la defensa su average fue de .950. A pesar de rebasar las 1000 veces al bate (exactamente 1005), no pudo marcar la cruz en el casillero de los cuadrangulares, por lo que parece que su hijo salió con un poco más de fuerza que él.
Desde su llegada a España, Carlos ha mantenido una relación directa con el béisbol y en los últimos años ha trabajado con el club Viladecans.
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