«The Wheel of Time», fantasía de la buena a medio cocinar

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Después de Game of Thrones (GoT), producción que, entre 2011 y 2019, redefinió la forma de presentar la fantasía épica en televisión, todas las demás cadenas han querido emular el éxito conseguido por HBO. Los canales tradicionales y las plataformas de streaming se han lanzado en una carrera por intentar ocupar el, nunca mejor dicho, “trono” nerd televisivo que quedó vacío tras el agridulce final del show basado en la saga de novelas de George R.R. Martin.

A lo largo de este tiempo, varios aspirantes han intentado sacar la espada de la piedra y convertirse en reyes de la pantalla. En esa lista están The Witcher, The Mandalorian, Westworld, Watchmen, His Dark Materials, las cuales, ya sea porque han resultado en adaptaciones mediocres, cancelaciones inesperadas o piezas demasiado enrevesadas, fallaron al ocupar el sitio de honor.

Hace mes y medio, Amazon Prime Video estrenó The Wheel of Time, propuesta que llegó a la plataforma tiempo después del que el mismísimo Jeff Bezos les dijera: “quiero mi propia GoT”.

Rafe Judkins fue quien desarrolló el guion a partir de la serie de novelas escritas por Robert Jordan y concluida por Brandon Sanderson tras la muerte del primero. La historia, ambientada en un mundo de magia en donde las mujeres son las que dominan mayormente la capacidad de canalizar el Poder Único, gira en torno a un grupo de personas que, diferencias aparte, se une para salvar al planeta de la oscuridad que amenaza con acabar con él.

Todo comienza en Dos Ríos, aldea lejana hasta donde va la Aes Sedai (así es como se llaman las brujas) Moraine Damodred (Rosamnund Pike) y su guardián al’Lan Mandragoran (Daniel Henney) en busca de alguien que pudiera se la encarnación del Dragón, un poderoso ser capaz de arreglar este mundo en el que cualquier hombre que intenta hacer hechizos es consumido por la locura.

Luego de que su villa es atacada por una banda de monstruos controlados por un enviado del Oscuro, varios jóvenes con edades suficientes como para ser considerados herederos del gran poder se unirán, no sin protestar en algún que otro caso, a Moraine y al’Lan en su viaje hacia la Torre Blanca. Así, Egwenne (Madeleine Madden), Josha Stradowski (Rand), Perrin (Marcus Rutherford), Mat (Marcus Rutherford) y, eventualmente, Nynaeve (Zoë Robbins), terminarán por conformar el listado de protagonistas.

Hechas las introducciones, hay que decir que la similitudes entre esta trama y un clásico como El señor de los anillos son muy claras. Los personajes que parten juntos se terminan separando y viviendo sus propias aventuras, las cuales incluyen maldiciones, secretos y no pocas amenazas mortales.

Fuera de ahí, la narrativa sigue un camino entre lo predecible y genérico. El pasado de la mayoría de figuras centrales se toca poco o nada, a la vez que la construcción de cada rol resulta igualmente sencilla y enfocada en representar aspectos básicos de cada cual.

Tampoco es muy notable el uso de elementos que nos hagan cuestionarnos cosas. Todo está etiquetado, preconcebido y explicado de forma que a veces uno siente que ese mundo debería consumirse de una vez para que no resulte un poco más enjundioso.

Paradójicamente, la adaptación de la obra de Jordan, que tampoco es que sea el culmen de la complejidad, se deja ver sin causar grandes molestias, ni hacernos perder el tono con imprecisiones escandalosas. La edición definitivamente podría ayudar más y se notan algunas transiciones forzadas, pero es algo que se puede dejar pasar gracias a la elegancia con que se construyen los diálogos y, sobre todo, las relaciones entre los personajes, sin abusar del sexo ni de la violencia en punto alguno.

Mientras que GoT resultaba, a ratos, demasiado efectista (sin que ello haya sido algo necesariamente negativo) y abusaba en ciertos tramos de la brutalidad o la crudeza, The Wheel… resulta ser una versión más ligera de ese tipo de relatos, aunque no por eso pierde su capacidad de conectar con la gente.

Por otro lado, en el continente de Seanchan, donde tiene lugar el centro de la acción, la actual guerra por la equidad de género es un leitmotiv palpable. Tenemos, por una parte, a los Hijos de la Luz, religiosos fundamentalistas que representan al machismo más tóxico y de la otra están las Aes Sedai, grupo de mujeres empoderadas que, a pesar de sus capacidades sobrehumanas para moldear la realidad, aún no logran ganarse su merecido lugar en el mundo. Por ese camino se mueve, sin demasiada profundidad, el argumento, pero se agradece que se tomen, al menos, el trabajo de colar esta discusión (cosa que nunca es suficiente) en un show de alto impacto.

El mundo de The Wheel… está construido exquisitamente. Más de 80 millones de dólares de presupuesto garantizaron que los poderes de Moraine y las demás Aes Sedai nos dejen boquiabiertos, que los bichejos conocidos como trollocs resulten terriblemente creíbles y que ciudades como Shadar Logoth y Tar Valon no se rebajen ante otras similares como Desembarco del Rey de GoT. Si algo se ve menos bien son los interiores, espacios sobre los que se notan un poco las costuras en el destacado trabajo.

Si bien nos gusta ser siempre optimistas, luego de seis episodios emitidos hasta la fecha (de los ocho que tendrá esta primera temporada), podemos decir que a The Wheel… le quedan bastantes vueltas que dar y, en el proceso, habrá que ver si definitivamente es capaz de brillar por sí misma o vivir a la sombra de sus predecesoras en este género.

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