De prometedoras adaptaciones audiovisuales inspiradas en best sellers está empedrado el camino al infierno. Son tantas las historias que han sido malogradas durante su tránsito del texto al celuloide, que cada vez que leemos las palabras “basado en tal novela/cómic…”, se suele intuir el desastre. Sin embargo, de vez en cuando encontramos ejemplos que nos devuelven las esperanzas.
Uno de los nichos más explotados a la hora de buscar argumentos para series y filmes son las obras archiconocidas por la audiencia general. Explotar el “filón mediático” que representan Cincuenta sombras de Grey o Crepúsculo es una forma de enganchar a la gente desde el título, da igual si luego el resultado final es un bodrio infumable.
Por otra parte, ha quedado demostrado en no pocas ocasiones que, cuando se adaptan historias un poco menos mainstreams, el resultado suele ser mejor recibido, pues las bajas expectativas y la poca exposición del contenido garantizan que el producto llegue a la gente mucho menos “contaminado”.
El 29 de abril pasado, Apple TV+ estrenó Shining Girls, miniserie de ocho episodios, desarrollada por Silka Luisa y basada en la novela homónima de Lauren Beukes, publicada en 2013.
Con un elenco que incluía a Elisabeth Moss (The Handmaid’s Tale), Jamie Bell (Turn: Washington’s Spies), Wagner Moura (Narcos), Phillipa Soo (Hamilton), Chris Chalk (Gotham) y Amy Brenneman (The Leftovers) y una historia cuando menos interesante, la cosa prometía.
La trama, que se desarrolla en los años 90, gira en torno a Kirby Mazrachi (Moss), una mujer que sobrevivió al ataque del sicópata Harper Curtis (Bell) y desde entonces vive en una confusa realidad que cambia constantemente sobre la marcha, modificando no solo elementos del lugar en donde vive o trabaja, sino también los recuerdos que tiene de su pasado.
Como trabajadora del archivo del Chicago Sun-Times, la protagonista empieza a investigar los vínculos de su atentado con varios asesinatos aparentemente inconexos, sucedidos a lo largo de varias décadas. Por el camino, se le une el reportero Dan Velázquez (Moura), quien le ayudará a destapar una cadena de crímenes cometidos por un ser vicioso y sádico, el cual, entre otras cosas, tiene la capacidad de viajar por el tiempo y de crear una suerte de vínculo cuántico con sus “presas”.
El mayor acierto de Luisa como guionista es saber reflejar el elemento fundamental de la novela, o sea, la complejidad de lidiar con el trauma, tras haber sido víctima de un hecho violento e inesperado. Captar eso y plasmarlo en el show a través de la descomunal interpretación de Moss hace que, al menos como adaptación, se salve del descarrilamiento. Mientras, la representación de escenas duras de ver sirve para canalizar otra vez el asunto del feminicidio y otros temas adyacentes, un leit motiv que no pierde vigencia, da igual la época en que se ubique.
No obstante, más allá de funcionar como una correcta traslación del papel a la pantalla, la serie está lejos de ser perfecta. Por una parte, tenemos un relato del tipo slow burn, que demora de dos a tres episodios en coger impulso y ofrecernos una idea más o menos general de lo que está pasando. Esta forma de contar, aunque no está mal per se, sí necesita que haya un equilibrio en los ingredientes para que, a pesar del ritmo lento, no sintamos tanta confusión en el recorrido.
El tema es que Shining Girls está armada para reflejar la cambiante visión que tiene Kirby del mundo y eso complica su asimilación. Se necesita paciencia para llegar al punto en que ya se tiene una idea clara del asunto y es justo decir que el storytelling no ayuda tanto como debería en ese sentido.
Si bien son parte del menú en estos casos, igual sobran los techos que gotean, las escaleras necesitadas de reparación y las luces titilantes, además de que tenemos un asesino al que le ponen todo demasiado fácil.
El “malo”, Bell, está a un nivel superlativo como Harper, uno de los villanos más desalmados e inquietantes que se han visto alguna vez. Su apariencia inocente esconde a un sujeto, cuya aura es equiparable con la de tipos como Hannibal Lecter (lo mismo el de Hopkins que el de Mikkelsen). Precisamente esta es una de las grandes fortalezas del audiovisual, pese a que en ciertos momentos Harper crea más incomodidad que la que debería.
Gracias al plus que da tener un rol negativo de altura, más el brillante trabajo de Moura y Soo en dos personajes de soporte que valen muchísimo, poco a poco la narración se desarrolla hasta llegar a una recta final que hace valer la espera.
Una vez establecido todo en donde va, gana terreno el thriller con visos de slasher, la investigación pura y el drama familiar. El vértigo de las acciones se vuelve cada vez más intenso, pero también llegan las revelaciones como una jugosa recompensa, bien conectada y coherente, que no es poca cosa.
El cierre, esperado y tal vez un poco anticlimático, puede no ser del gusto de algunos, pero, como la vida misma, tampoco se puede complacer a la mayoría siempre. Queda la sensación de que Shining Girls es una adaptación correcta que tal vez arranca tarde y se queda con demasiado impulso al final, pero, pese a ello, es merecedora de nuestro tiempo.
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