Por estos días la novela cubana va siendo la comidilla de la gente, y más que de costumbre. Después de un largo período de producciones insulsas, marcadas por actuaciones risibles, guiones vacíos y escenarios “de cartón”, ha llegado Entrega a la pantalla chica para darle vida a un género audiovisual que parecía, igual que el béisbol nacional, estar en un coma profundo.
Uno de los artífices del éxito social y estadístico (Entrega es la novela con mejores ratings en los últimos 18 años) ha sido Rayssel Cruz, a quien todos,por ahora, se refieren como el «profe» Manuel. Este personaje de Ray, que para nada tiene que ver con el protagónico habitual de la telenovela, ha motivado opiniones de todo tipo en muchísima gente, quienes, por la razón que sea, son incapaces de mantenerse ajenos a lo que pase con él durante 27 minutos, tres veces por semana.
Hemos conversado con el profesor Ray/Manuel, en busca de conocer qué mueve a una persona de gran talento que, a pesar de la fama, sigue siendo tan cercano como el vecino que conocemos desde siempre.
¿Cómo fue la relación con tus padres y cómo influyó en tu vocación?
Lo primero que debo decirte es que mis dos padres son sordos de nacimiento.
Mi papá es mecánico automotriz de toda la vida, es una persona sin un nivel escolar muy avanzado. Todavía está en contra de que yo sea actor.
Por otra parte, mi mamá, que falleció hace nueve años, estaba en un grupo no profesional de pantomima, llamado “Yagruma”, y yo creo que al verme involucrado tanto tiempo en sus actividades, eso influyó de forma inconsciente para decidirme por la actuación.
No obstante, posiblemente lo que más me animó fue otra cosa. Por aquellos años se abrió la Escuela de Instructores de Arte, que era pionera en ese momento, y se dijo que los estudiantes no pasarían el Servicio Militar. Y yo pensé: “pues para allá voy”. Me presenté y obtuve un resultado excepcional en la prueba de aptitud, cosa que me dio una señal favorable.
En ese momento, mi mamá me aconsejó que me quitara la pena que tenía, porque como iba para una escuela de ese tipo, aunque fuera sólo para terminar siendo profesor, debía convertirme en alguien más extrovertido. Yo me lo tomé con ese carácter desde el inicio, y poco a poco me enamoré de lo que hacía.
¿Qué tal te fue a la hora de enfrentarte tan joven a un aula?
Primero tuve que empezar a dar clases en una secundaria, y tuve que pedir que me cambiaran porque yo sólo tenía 22 años y los estudiantes me veían demasiado cercano. Entendí que era mejor irme a una primaria y así evadir ciertas complicaciones inherentes a los alumnos adolescentes.
Como profesores de arte, teníamos en contra el hecho de que nuestra asignatura no se evaluaba, y por eso los muchachos no se la tomaban en serio. Mi solución fue hacer muchas actividades en fechas señaladas, y así, ir involucrando a los niños en ellas.
La política que seguí fue de no obligarlos a participar, sino sumar solo a los que querían estar, que al principio era sólo la mitad del aula. No obstante, con el tiempo, los demás fueron viendo la seriedad que le poníamos a todo y también la diversión que implicaba. Al final, la escuela en pleno quiso ser parte de aquello, y para mí esos ocho años significaron una experiencia increíble.
Los niños son muy sinceros, y si algo no les gusta, no te hacen ni caso, pero si logras conquistarlos, están contigo a full. En la actualidad, muchos de esos muchachos de la primaria Eusebio Cañer (19 y 2, Plaza de la Revolución), me recuerdan y le hablan a sus hijos del profe Ray.
¿Cómo empezaste a abrirte camino en la actuación?
Me acuerdo de que en ese tiempo se estaba filmando por mi casa, cerca de Carlos III, la novela Al compás del son. Como yo era muy asiduo al teatro y conocía el trabajo de Tony Díaz —director de arte de la novela— en el grupo Rita Montaner, me acerqué a él y me habló de un casting que iban a hacer para la obra Muerte en el bosque.
El personaje era un transformista que cantaba dos canciones dentro de la puesta. Yo me llevé un vestido de mi mamá, allá me maquillaron, y todo salió tan bien que me dieron el papel.
¿Algún personaje que te haya marcado sobre las tablas?
Durante mi etapa inicial, hacía muchas cosas a la vez, pues además del Rita… estaba en el Guiñol, y en varios proyectos más. De pronto, un día Tony se va del grupo, crea Mefisto Teatro y me llama para que fuera parte de esa iniciativa. Ahí empecé como bailarín y figurante en la obra Cabaret, hasta que un día se enfermó el protagónico y el coreógrafo Iván Tenorio me dijo que yo bailaba bien, que subiera e improvisara algo. A partir de ese momento me quedé doblando en el rol principal.
Gracias a ese personaje, con el que le di la vuelta a Cuba junto a la gente de Mefisto…, vinieron muchas cosas buenas. Luego de la gira, fui nominado al Caricato, y tanto la crítica como la prensa empezaron a darse cuenta de que yo existía. En ese momento sentí un cambió en la forma en que se me veía en este mundo, sobre todo porque ya los directores de teatro me llamaban para papeles importantes. Sin dudas, aquel maestro de ceremonias de Cabaret marcó un antes y un después en mi recorrido.
¿Qué fue lo primero que hiciste en televisión?
Yo había hecho teleclases y otras cosas en el Canal Educativo, pero mi debut en un dramatizado fue con Lachi, el malo de Adrenalina 360, una serie que no tuvo una recepción demasiado buena. Sin embargo, y aunque muchos posiblemente no lo recuerden, esa fue la última producción cubana que se transmitió en calidad de estreno por el espacio Aventuras.
Manuel es un galán de muchos matices, cosa poco usual para una telenovela ¿Crees que falta profundidad a la hora de construir personajes de ese tipo?
Estoy convencido de que falta, y muchísimo. La diferencia notable en esta novela, además de la dirección de Albertico Luberta y el excelente elenco, es el guión de Amílcar Salatti. Él planteó los personajes tal como la gente los está viendo, y no te voy a decir que es el mejor escritor de dramatizados en Cuba, pero sí estoy seguro de que se encuentra entre los dos o tres mejores.
Amílcar está haciendo cosas interesantes, siempre yendo en contra de los cánones establecidos. En el caso de Manuel, desde que lo planteó, dijo que el tipo iba a relacionarse con tres mujeres a lo largo de la novela, y que incluso iba a existir un capítulo en que estaría con todas a la vez. A mí lo que me llama la atención es que incluso algunas mujeres, quienes supuestamente pueden sentirse en contra de esa actitud, me ven por la calle y lo aceptan, porque les resulta real, humano.
Otra cosa que lo hace cercano es que, a pesar de ser el galán, es una persona de gran inteligencia, a quien se le nota un deje de prepotencia, de ego crecido. Y créeme, todavía faltan cosas por ver de él que demuestran cuántas dimensiones puede llegar a tener. Lo otro es la pasión que lo mueve, un elemento que siempre ayuda a conectar con el público.
Por la calle me han parado hombres y me han dicho “mi mujer está enamorada de ti” o “mi mujer dice que se va a separar de mí para empatarse contigo”, pero siempre lo dicen desde el respeto, como si Manuel fuera un rival ante el que no da pena perder.
Puedes escuchar comentarios diferentes porque mucha gente tiene una opinión con respecto a la novela, y hay a quien no le gusta que un galán sea infiel, o que sea un poco “creyente” con respecto a su intelecto. Al final todo eso es bueno, y nos da la medida del impacto que está teniendo el producto.
El nivel actoral de la novela supera ampliamente al de otros seriados cubanos ¿Dónde estuvo la clave para lograr eso?
Para mí hay dos factores fundamentales: el primero es Osvaldo Doimeadiós, el director de actores de la novela. El propio Luberta, quien lo sabe hacer muy bien, tuvo la posibilidad de dedicarse a esto, pero decidió traer a otra persona, y esa decisión fue brillante. “Doime” es muy preciso para las notas, de esas de las que “pone la bala en donde tiene el ojo”. Su aportación fue fundamental.
Lo otro que nos benefició fue el tema de la preparación. Cada producción de este tipo tiene un tiempo de previa, y en esta ocasión se aprovechó al máximo. Yo, que he estado en otras novelas, te digo que en ocasiones he ensayado, cuando más, una semana antes de empezar a filmar, pero ahora lo hicimos durante los tres meses que duró la pre. Eso provocó que cada actor lograra tener perfectamente dominado su personaje al momento de salir en cámara, lo cual se traduce en un resultado estelar, desde los más jóvenes hasta los más veteranos del reparto.
¿Fue difícil elegir al personaje de Beatriz, la figura femenina principal?
Desde el principio hubo miedo de que la gente rechazara el personaje, sobre todo porque ella es la figura femenina principal. Para lograr una mejor conexión, se usó un método que se ve en muchos filmes y series, y que consiste en que el actor “con voz” vaya diciendo los textos de la otra persona. Por eso se ve que, tanto yo como el muchacho que hace del primo de Betty (Carlos Busto), vamos hablando con ella y repitiendo sus frases mientras desciframos el mensaje que nos quiere transmitir.
Sobre el casting hay una anécdota interesante. Para elegir a Beatriz se le pidió ayuda a dos sordos reales, quienes estuvieron junto a Luberta, Doimeadiós y Loisys Inclán, la co-directora, a la hora de elegir a la actriz. Keny llegó después de que pasaran otras siete muchachas que lo habían hecho perfecto. Sin embargo, cuando entró en la sala, los sordos le dijeron a Luberta: “si quieres no le hagas el casting, porque esa mujer parece sorda”. Ella lo hizo y fue espectacular, pero resulta curioso cómo esas personas encontraron en Keny algo que la hacía lucir más creíble que al resto. Fíjate si es así, que hoy todavía la gente me pregunta si ella realmente es sorda
En resumen, hubo que hilar muy fino para elegirla, porque además de la discapacidad, Keny tenía como contraparte a Ariadna Núñez (Ileana), y para hacer que la gente creyera realista que Manuel la dejara por otra mujer, había que construir a alguien única. Eso lo tiene Beatriz, que desde su propia sonrisa es capaz de contagiarte una alegría y una ternura especiales.
¿Crees que poner a una discapacitada en una posición tan importante de la novela puede verse como una jugada enfocada hacia la inclusión?
Estoy convencido de eso. Además, te puedo decir que Amílcar está trabajando en varios proyectos que buscan ahondar en las diferencias que existen a nivel social y, sin dudas, la discapacidad es uno de estos puntos.
De hecho, he conocido que ahora mismo se está hablando de comenzar a impartir clases básicas de lenguaje de señas en las escuelas, para darle a los sordomudos la posibilidad de comunicarse con más personas en caso de que necesiten asistencia para algo, igual que puede necesitarla una persona que escuche perfectamente. No es que vaya a suceder de la noche a la mañana, pero tal vez es algo que en un futuro se vea en Cuba. Al final, se sale de la pantalla y, por ello, pudiera tener repercusión positiva en todo el país.
¿Cuál es el mensaje fundamental de Entrega?
Ante todo, te diría que responsabilidad. Se nos ha colocado a la altura de obras como El brigadista (1962) y Conducta (2014), dos piezas fundamentales a la hora de relatar las realidades de los profesores cubanos y su relación con la sociedad. La comparación con esos grandes precedentes nos coloca en una posición privilegiada, desde donde nos toca promulgar un mensaje positivo, humano y realista, siempre apegado a las complejidades que nos rodean ahora mismo, pero sin dejar de tener esperanza.
Más allá de la actuación, resulta que también te interesa la música ¿Qué es iLove?
Yo tengo mucha energía, y si no la canalizo me vuelvo loco. La música, como nosotros la hacemos, es algo que me ha gustado siempre, ya que tenemos la escuela que ha sido Mefisto…, entonces ¿por qué no aprovecharla para expresar nuestra visión del arte? Me gusta pensar que esto, que empezó como un hobby, ha ido tomando forma y convirtiéndose en algo que personalmente me llena muchísimo.
No ha sido fácil, pero a pesar de que el mercado está saturado de los géneros urbanos, hemos logrado tener cierto éxito y llegarle a una parte del público que prefiere las canciones en inglés y lo electrónico como una alternativa a lo otro que se escucha en todas partes.
La inspiración fundamental para lo que hacemos viene del grupo The Black Eyed Peas, aunque recientemente estamos incorporando cosas de J Balvin, quien parece distanciarse a ratos del reggaetón y enfocarse en usar sonidos de la naturaleza.
Desde el punto de vista de la actuación, ¿qué te definiría?
Aunque antes lo hice inconsciente, ahora trato con total intención de enamorarme del proyecto que vaya a hacer. Claro que también es importante el componente económico, pero si la idea no me engancha, no hay forma de que me involucre.
Siempre trato de pensar en cada papel como algo que la gente vea y piense en mí como la persona ideal para hacerlo. Me involucro de una manera muy intensa, de forma que nadie observe algo mío y diga: “eso lo pudo haber hecho fulano o mengano”, sino “eso tenía que hacerlo Ray”.
También soy dado a cambiar físicamente entre proyectos. A diferencia de colegas que buscan lucir igual, “para que la gente los conozca”, yo siempre busco que me vean diferente en cada cosa que hago, y eso es algo por lo que trabajo obsesivamente.
¿Qué recursos te resultan valiosos para dar forma a los personajes?
Hay una cosa que es el talento, que lo puedes tener o no, pero siempre dependerá enormemente del estudio y la dedicación que le pongas a esto. Puedes tener la aptitud innata, que si no estás completamente concentrado y te sacrificas por un trabajo, se va a notar que tienes lagunas. Si estudias, siempre te vas a ver sólido en escena.
Para hacer Entrega me leí un montón de libros, sobre todo relacionados con Martí, porque Manuel es, obviamente, un martiano irremediable. Busqué biografías, textos poco conocidos y todo tipo de referentes que me ayudaran a entender al Apóstol, y así logré redondear mejor mi personaje.
Hay que trabajar, y hacerlo pensando en cosas específicas que a veces parecen boberías, pero no lo son. Por ejemplo, en ocasiones, en pantalla hay alguien que está intentando cambiar la rueda de un auto, mientras que del otro lado hay un mecánico que lo ve en su casa y se da cuenta de que luce particularmente falso. Para que no me pase eso, me enfoco mucho en los detalles, porque quiero que cuando me vean, nadie piense que estoy fingiendo.
Tu personaje de Miguelito en Latidos compartidos marcó otro momento relevante en tu carrera ¿Cuál es tu relación con el humor?
Déjame decirte que yo no tengo nada que ver con Miguelito. La verdad es que soy bastante «pesáo». No sé hacer chistes, ni soy gracioso ni nada parecido. El humor del personaje es de situaciones, totalmente basado en los guiones de Amílcar, que escribe fenomenal. Por suerte, eso se ha conjugado con la caracterización que tengo y ha hecho de ese guajiro un tipo que la gente tiene todavía presente.
Casualmente, hace poco me acaban de llamar para decirme que está aprobado un proyecto de 12 capítulos sobre ese personaje, en donde Yaremis y yo volveremos a interpretar a Miguel e Indira. Ahí sabremos qué pasó con ellos después de todo este tiempo. En febrero empezaremos a grabar lo que será, si no recuerdo mal, el primer spin-off que se hace en la televisión cubana.
¿Lograrás quitarte el “disfraz” de Manuel algún día?
La mayoría de las personas me decían que siempre iba a ser Miguelito, y ya ves que ahora todos se olvidaron de él un poco y tienen más presente al «profe». Creo que esta sí será durante toda mi vida una etapa muy recordada, pero también es verdad que con el tiempo debo seguir trabajando fuerte, para que en el futuro haya otros personajes por los que la gente pueda acordarse de mí cuando yo ya no esté.
Siguiendo por esa línea, debo decir que soy de la idea de que en este momento debo “perderme” un tiempo de la pantalla, manteniéndome solo con Pensando en 3D. El problema es que, igual que la gente tiene una buena opinión de mí, eso puede cambiar rápidamente si de pronto hago algo que les choca demasiado con respecto a mi última aparición. Mi próximo papel tengo que escogerlo muy bien, porque de cualquier forma las personas van a comparar.
¿Cómo haces para desprenderte de un rol que te marcó?
Lo primero que te diré es que, por muy sumergido que hayas estado durante todo el día en tu personaje, particularmente los cubanos tenemos un mecanismo bastante eficiente para eso. El problema es que aquí, cuando terminas la filmación, no tienes una limusina esperándote para llevarte a tu mansión ni a un hotel… tienes que coger guaguas, máquinas o lo que sea para ir a tu casa. Luego llegas y te encuentras con otras situaciones que también te “aterrizan”, como una pila rota o la falta de agua en el edificio. Todo eso hace que uno se sienta constantemente a ras de suelo.
Otra cosa que me funciona cuando termino un proyecto, es irme solo a algún lugar apartado, para desintoxicarme de todo y prepararme sicológicamente para los nuevos retos. Como eso se dificulta, porque a veces uno está en muchas cosas y no tiene tiempo para esos rituales personales, lo que hago es enfocarme en la parte física, pues tomo el cambio de imagen de un personaje a otro como una “limpieza” que me permite mantenerme equilibrado.
¿Qué te roba el tiempo ahora mismo?
Además de la música, estoy trabajando en la Casona de Línea en una obra que se llama El principio de Arquímedes, y también estaré reestrenando la pieza Oficio de Isla en los Talleres de San José. Por último, el 14 de febrero tengo con Mefisto Teatro el estreno de Escándalo en La Trapa, que obtuvo varios premios en festivales, y que ahora me toca enfrentar en el rol protagónico.
La novela me gusta pero esta duro que dejaran al bombón de su mujer por la sorda es poco creible
Hace algunos años, que no me sentaba a ver una Novela cubana, sin embargo, reconozco, que «Entrega», me ha atrapado. Me resulta muy grato ver a jóvenes con tan buenas actuaciones y sobre todo caras nuevas, y frescas en la TV. Mis felicitaciones a todo el colectivo, en general, desde el guionista, con muy buenos diálogos, hasta la escenografía, pero por encima de todo la calidad de las actuaciones, y su credibilidad.
Excelente puesta felicidades a todos y especialmente a Ray
El cambio de imagen y tu profesionalidad siempre serán nbien recibidas
Me encanta la novela,para la vida de la cuba de hoy,,,entre los grandes actores contemporáneos y la juventud de ahora…los milenios…crean un del set magnífico…..algo real,actual y de mucha originalidad