La historia de Yusney Saborit podría ser material de primera para un filme o una serie que seguramente atraparía a todo tipo de audiencias. A pesar de no ser muy conocido, su trayecto por el deporte de las bolas y los strikes, marcado por una despedida temprana y el posterior regreso varios años después, es bastante emocionante.
El debut de este lanzador zurdo, oriundo de la localidad de Vertientes, sucedió en 2009 con los Toros de Camagüey, durante la Serie Nacional número 48. A partir de entonces, se convirtió en relevista, aunque eventualmente también abrió varios choques.
Todo fue bien para él hasta su quinta campaña, en 2013. El 9 de diciembre de ese año consiguió su segunda victoria del curso ante Matanzas, pero en ese instante no imaginó que sería la última en un largo tiempo. Poco después, fue seleccionado junto a otros compañeros para un chequeo médico de rutina y los doctores le encontraron un problema congénito en la válvula mitral del corazón, motivo de una seria insuficiencia que representaba peligro directo para su vida, debido al enorme riesgo de muerte súbita.
Luego de realizarle un examen de esfuerzo que Yusney no logró superar, los especialistas, encabezados por Francisco Montesinos, jefe médico de la Comisión Nacional de Béisbol, dictaminó que el atleta debía terminar su carrera en activo.
“Sentí que era el final de mi vida. Nunca entendí lo que decían las pruebas porque siempre me sentí bien físicamente. En aquel entonces caí en un estado depresivo en el que pensé hasta las cosas más extremas. Poco a poco, y con la ayuda de amigos y familiares fue calmando el dolor, pero nunca desapareció mi tristeza”, contó en una entrevista.
Durante el tiempo en que no disputó el principal torneo de la pelota cubana, Yusney se dedicó a entrenar a las nuevas generaciones de muchachos y también acumuló un palmarés notable en la Liga Azucarera y las lides provinciales.
Una afección cardíaca lo separó hace 7 años de la Serie Nacional y reapareció esta temporada
Siete años después de aquella terrible noticia que lo alejó de los terrenos, la persistencia de Saborit fue premiada y el zurdo consiguió volver a vestir la camiseta del elenco agramontino.
Fue a ver al mánager Miguel Borroto, quien, sin apenas escuchar sus razones, entendió que la peor herida en el corazón de aquel hombre no venía de la enfermedad, sino de su separación de los diamantes de béisbol y de su querido conjunto camagüeyano.
Cuando el manager vio con buenos ojos su vuelta, entonces fue sometido a nuevos análisis que determinaron una mejoría notable en su capacidad cardíaca, a pesar de la persistencia del problema antes detectado. Con base en los nuevos resultados, se le permitió regresar a los entrenamientos que le permitieron ganarse un puesto en la nómina de los Toros que participaría en la Serie 60 (2020-2021).
Su actuación en la pasada campaña incluyó presencia en 14 encuentros, diez veces como abridor y cuatro como relevista, a lo largo de los cuales sumó par de triunfos y cuatro derrotas. No obstante, los resultados quedaron en un segundo plano, pues el solo hecho de subir nuevamente a los montículos del clásico nacional fue para él una enorme victoria.
En dicho campeonato, Yusney llegó a ser seleccionado como el Jugador de la Semana del 3 al 10 de octubre, gracias a sus dos sonrisas desde la lomita, 2.92 de promedio de carreras limpias y un WHIP de 1.38.
Sin embargo, tras la alegría que vivió hace poco más de un año, en días recientes Saborit publicó el siguiente texto en su perfil en Facebook, mediante el cual anunciaba su marcha definitiva de aquello que más ama:
“No sé cómo escribir esta noticia para mis amigos y para aquellos que siempre se preocuparon por mi regreso. Hoy quedó decidido, por valoraciones médicas, que no puedo incorporarme al equipo. Creo que es algo incómodo de aceptar para mí, pero debo aceptarlo. Solo quiero que me recuerden, no por lo que hice, sino por lo que siempre deseé, que fue morir pitcheando si era mi destino. No guardo rencor a nadie, y me refiero a los que no asumieron mi voluntad y mi enfermedad, porque creo que mi legado es mucho más grande que mi dolor”.
Acompañando al post, colocó unas imágenes que, según dijo, “demuestran que en estos 31 partidos jamás dejé de ser un Toro más y que siempre lo seré. Mis respetos para todos y mi verdad también”, sentenció.
Al parecer, el cuerpo del serpentinero no ha podido aguantar tanto como él o la afición hubieran querido, y de esta forma cierra su recorrido por el alto rendimiento, aunque con seguridad es posible que, de una forma u otra, siga vinculado a este mundo, ojalá que por muchos años más.
Durante su paso por 6 Series Nacionales, salió al box en 90 ocasiones, dejó balance de diez triunfos y veinte descalabros, salvó dos partidos, ponchó 112 veces y concedió 167 boletos. Los contrarios le batearon para .305, su promedio de limpias quedó en 6.13 y su WHIP en 1.88.
En 2009 integró la selección cubana que, bajo la dirección de Armando Ferrer, participó en los III Juegos del Alba, celebrados en Cuba.
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