«Only Murders in the Building», un misterio cada vez más adictivo

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El misterio es una de las principales razones por las cuales la gente se la pasa buscando nuevas historias. Lo mismo en la literatura, en donde Agatha Christie y Arthur Conan Doyle sentaron cátedra en el género, y luego en el cine, la televisión y hasta los videojuegos, las historias de asesinatos sin solución evidente han motivado tantas creaciones como pueda usted imaginar.

Claro que el exceso de producciones en ese sentido ha dado resultados de todo tipo y ha provocado también que a estas alturas sea difícil crear una propuesta que sorprenda y atrape a la audiencia como pasaba varias décadas atrás. Precisamente por esto último resulta tan positivo que hace un par de años apareciera un show que, sin complicarse demasiado la vida, reactivó el género a base de un “cocinado” lento y un elenco lleno de carisma.

Only Murders in The Building es una serie original de Hulu, estrenada el 31 de agosto de 2021, y desde entonces, a ritmo de una temporada por año, se ha convertido en uno de esos programas que ha merecido críticas excelentes y se ha ganado el aplauso del público.

Creada por Steve Martin y John Hoffman, la historia mezcla de forma brillante el humor y el drama, y tiene como protagonistas al propio Martin junto a Selena Gomez y Martin Short. El trío interpreta a Charles Haden-Savage, Mabel Mora y Oliver Putnam, respectivamente, tres vecinos con poco en común más allá de vivir en el Arconia, un antiguo edificio del Upper West Side neoyorquino.

Sin embargo, hay algo que une a Charles, conocido actor de televisión años atrás; Mabel, artista joven con un pasado oculto; y Oliver, director de espectáculos desempleado: su pasión por los podcasts de crimen real.

Eventualmente, sus intereses se ven ¿recompensados? cuando uno de sus vecinos, Tim Kono, es asesinado y entonces el trío decide iniciar su propio programa radial para llegar al fondo del asunto e ir contando mientras la historia de su investigación.

Lo que comienza para ellos como una suerte de juego, se pone mucho más serio en la medida en que nuestros héroes se acercan no solo a la verdad que rodeó la muerte de Kono, sino también a los secretos de varios de sus co-inquilinos del Arconia, quienes tenían sus razones para odiar a la víctima, además de otros asuntos que mantenían “bajo llave” en el interior de sus apartamentos.

Estos detectives improvisados encuentran la solución a su primer caso, pero sin quererlo se ven metidos en problemas otra vez cuando sucede un nuevo homicidio en el lugar donde viven. Así van apareciendo nuevos personajes y conflictos, cada uno de ellos bien creado y colocado a la medida para que el argumento se desarrolle de la forma más rica y coherente.

Los diez episodios que componen cada una de las tres temporadas emitidas hasta ahora están escritos de forma que somos testigos del avance —o no— del caso, y a la vez aprendemos a percibirlo como una suerte de ser vivo que cambia y se mueve en direcciones que no siempre imaginamos. Gracias a esto, difícilmente sabremos por dónde vienen los tiros y nos llevaremos unas buenas sorpresas que garantizan mantenernos enganchados a la espera de más sobresaltos.

Otro factor muy importante de los capítulos es que, sin importar si estamos viendo uno intermedio, inicial o final de temporada, siempre están armados de forma que queramos ver el siguiente. Cada segmento de la historia se las arregla para terminar con un cliffhanger que nos dificulta el decir: “bueno, ya, mañana sigo”, y por ende nos coloca en una seguidilla viciosa que puede terminar con nosotros despiertos hasta altas horas de la madrugada mientras intentamos enterarnos del desenlace de turno.

Por muy bien contado que esté el relato, lo cierto es que no sería lo mismo sin la química que consiguen Martin, Short y Gómez en escena. Los dos vejetes y la millennial tienen una conexión que, a priori, parecería casi imposible, y eso da una vida tremenda a lo que sucede en pantalla. Además, los chistes que propician las diferencias generacionales resultan acertados, a pesar de que los escritores recurren de forma demasiado frecuente a ellos.

Al talento y la dinámica que nos ofrecen los protagonistas, se suman el “jugo” que aportan personajes secundarios de lujo, interpretados por actores poco conocidos, como son los casos de Michael Cyril Creighton y su rol de  Howard Morris, o los caracteres de Bunny, Uma y  la agente Donna Williams, interpretadas por Jayne Houdyshell, Jackie Hoffman y Da’Vine Joy Randolph, por ese orden.

Además, Only Murders… cuenta con un elenco de invitados que haría palidecer a muchísimas otras series. En sus episodios han aparecido estrellas de la talla de Meryl Streep, Paul Rudd, Nathan Lane, Cara Delevingne, Shirley MacLaine, Mel Brooks, Tina Fey, Matthew Broderick, Jane Lynch, Michael Rapaport, Amy Schumer, Jimmy Fallon e incluso el músico Sting.

Luego de tres tandas completas, con sus propios giros, desarrollo de personajes y también profundización en cada uno de ellos, el show ha conseguido algo que no suele ser común: mantener el nivel narrativo y el interés de la gente, que año tras año espera “como cosa buena” el regreso de estos radialistas que conforman el equipo de detectives más inesperado de todos.

Su tono fresco, su storytelling sencillo —que no simple— y la cercanía de sus  personajes, hacen que Only Murders… sea una de esas propuestas que se sienten como un lugar seguro. A la espera de la cuarta parte, que debe aterrizar en Hulu en la segunda mitad de 2024, lo único que podemos recomendarle es que vaya poniéndose al día con la historia… aunque intente no hacerlo demasiado rápido.

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