La historia del exitoso compositor cubano que hoy está preso por distribución de pornografía

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Fernando fue uno de los protagonistas detrás de la música de Sesame Street. Foto tomada del Daily Mail.

El martes 19 de abril de 2011, la vida de Fernando Rivas, compositor cubano ganador de varios premios Emmys, cambió para siempre. Cuando la policía de North Charleston, Carolina del Sur, allanó su casa y encontró pornografía infantil en su computadora, su estatus de estrella no le valió para evitar los cargos federales por producción, transporte y posesión de este tipo de material ilegal, todo ello luego de esposar y someter a una niña de cuatro años para “involucrarse en una conducta sexualmente explícita”, según publicó Fox News en aquel momento.

Entonces, Rivas, quien contaba 59 años y una gran reputación como autor de piezas musicales para cine, teatro y televisión, admitió ante la corte haber tomado las fotografías y enviárselas por correo electrónico a otros dos hombres. Pese a ello, tuvo los nervios suficientes para declararse inocente y salir bajo fianza tras pagar los 300 mil dólares exigidos por el juez.

Hasta el día de su detención, Rivas, nacido en La Habana en 1952 y criado en Miami, había acumulado un currículum excelso. Graduado de la prestigiosa Academia Juilliard neoyorquina en los años 70, había sido compositor en el disco Elmopalooza, merecedor del Grammy en la categoría de Mejor Álbum Infantil en 1999.

Además, prestó su talento musical para varias películas y creó más de una docena de espectáculos, entre los que destacan dos obras en específico: Barrio Barbies, por la cual mereció —junto con Luis Santeiro— el Premio Richard Rodgers de Teatro Musical en 1997; y Selena, Forever (2000), obra creada en colaboración con Eddie Gallardo e inspirada en la vida de la conocida cantante.

Si bien tuvo un gran recorrido artístico, su mayor reconocimiento mediático le llegó luego de comenzar a trabajar en el popular show infantil Plaza/Barrio Sésamo (Sesame Street). Como parte de esta producción, pudo hacer arreglos para divas como Cindy Lauper, Gloria Estefan y Celia Cruz. En ese tiempo, compartió par de Emmys (1994 y 1995) con su equipo de trabajo y también sumó una nominación en Composición Musical y Dirección (1997).

Ya en este siglo, entre 2006 y 2010 creó la música para el programa de Playhouse Disney, Manny a la obra (Handy Manny). Gracias a su trabajo en este espacio ganó dos premios Imagen, galardones que otorga esa fundación a las personas que, según refleja su web oficial, alientan la inclusión de voces latinas en todos los aspectos del proceso creativo en los medios de entretenimiento, para asegurar representaciones precisas y significativas de esta comunidad.

Por si fuera poco, obtuvo una subvención de la Fundación Princesa Grace por su notable desempeño a lo largo de toda una vida en el teatro musical, y desde 2002 hasta 2009 fue director de la banda de la escuela secundaria privada Porter-Gaud. Por esos años también colaboró con la Orquesta Sinfónica de Charleston en el rol de arreglista y pianista.

Sin embargo, luego de su arresto, la escuela publicó un comunicado en el cual negó la existencia de un vínculo entre los cargos contra Rivas y el centro; además de ello, expresó su plena disposición para colaborar con la policía.

Poco después del comienzo del escándalo, el Chicago Tribune difundió un artículo en donde reveló que Fernando no solo les había mandado las fotos a dos personas, sino que regularmente usaba su ordenador personal para distribuir de forma digital pornografía infantil dentro de los Estados Unidos.

Tras ser puesto en evidencia por las fuerzas del orden y la fiscalía, él se declaró culpable el 6 de diciembre de 2012 y casi un año después, el 24 de septiembre de 2013, fue condenado a una pena mínima obligatoria de 180 meses (15 años) sin derecho a libertad condicional, luego de recibir una sanción inicial de 600 meses. Posteriormente, fue enviado a la prisión federal de Seagoville, Texas.

Más adelante, sus abogados se presentaron ante la Corte Federal de Apelaciones del Cuarto Circuito de los Estados Unidos, pero este tribunal confirmó la sentencia y la condena el 3 de junio de 2014. Tiempo después, el recurso de nulidad iniciado en octubre del 2015 fue denegado al año siguiente.

En 2020, Rivas presentó una moción de liberación compasiva, a propósito del Covid-19, pues alegó que, debido a factores como su hipertensión crónica, apnea del sueño y alergias graves que dificultaban su sistema respiratorio, tenía un mayor riesgo de lesiones graves o muerte.

Lo que pidió en ese entonces fue una reducción de la sentencia, basada en circunstancias extraordinarias y apremiantes, por lo cual exigió ser liberado de inmediato para poder irse a vivir junto a su esposa a Ladson, Carolina del Sur.

Tras analizar los argumentos presentados por Rivas, Bruce Howe Hendricks, jueza del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Carolina del Sur, dictaminó: “el Gobierno argumenta que la solicitud de Rivas para una reducción de la pena debe ser denegada porque no ha establecido que ‘razones extraordinarias y de peso’ apoyen dicha reducción, y porque no ha cumplido con su obligación de demostrar que se justifica una reducción, a la luz de la peligro que representaría para la comunidad y los factores relevantes detallados”.

Y agregó: “sin embargo, incluso suponiendo que las condiciones de salud de Rivas, junto con las condiciones de prisión relacionadas con Covid-19 en FCI Seagoville, Texas, constituyan circunstancias extraordinarias y apremiantes, que de otro modo podrían justificar una reducción de la sentencia, el Tribunal considera que dicha reducción sería totalmente inapropiada en este caso”.

Finalmente, Howe Hendricks expuso los siguientes argumentos: “los delitos de pornografía infantil de Rivas fueron del peor tipo, involucraron a víctimas de hasta 4 años y dieron lugar a una pena de prisión de 600 meses. (…) Rivas ya recibió una variación extraordinariamente generosa cuando el juez Duffy lo sentenció a 180 meses, el mínimo obligatorio”.

Durante todo este tiempo, el antillano, quien ya superó las siete décadas, ha dado rienda suelta a su veta de escritor y no le ha ido mal. Por ejemplo, en 2016 se llevó la Mención de Honor del Programa de Escritura en Prisiones de PEN America por su poema 300 minutos, y en 2019 y 2020 fue ganador del Premio Insider, que auspicia la American Short Fiction.

Algunas de sus poesías han sido publicadas en la web del Projecto Marshall y, según él mismo ha admitido en su perfil del sitio PEN América, sus ensayos sobre la vida en prisión y otros escritos ocasionalmente le han provocado problemas con la administración penitenciaria.

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