Muy joven era Maryloly López cuando llegó a Su propia guerra, policiaco transmitido dentro del espacio Día y noche, que se convertiría en uno de los más populares de todos los tiempos en Cuba. Allí defendió el rol de Sisy, la novia de «Suchel» (Orlando Fundichely) y, pese a que su personaje no fue de los que mayor presencia acumuló en la pantalla, todavía la recuerda gran parte del público que cada domingo esperaba ansiosamente para no perderse aquella trama.
Luego se pondría bajo la piel de otros caracteres en capítulos aislados de ese serial, que generalmente contaban una historia que comenzaba y acababa en un mismo episodio, pero solo como actriz invitada.
Según contó en una entrevista con el carismático presentador cubano, Abel Álvarez, debutó con quince años en la TV, luego de pasar por un proceso de casting, en una revista juvenil que se emitía en vivo en las mañanas de los domingos, donde mantuvo una sección centrada en la cartelera de algunos espacios culturales. Allí coincidió con Maribel Rodríguez (Caritas), quien era la presentadora del espacio.
Narró que para preparar aquel programa, durante la semana recorría cines y teatros para informarse sobre las obras que estarían a disposición del público en los días venideros. En esas funciones estuvo alrededor de tres años.
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Durante la etapa en su tierra natal también formó parte del reparto de la aventura El cautivo del rey, basada en la novela El hombre de la máscara de hierro, de Alejandro Dumas. Apareció igualmente en la telenovela Las honradas, escrita a partir del texto homónimo de Miguel de Carrión. También incursionó en la radio, labor por la cual recibió reconocimientos nacionales.
Se casó con el actor Antonio Dulzaides, a quien conoció en los ensayos de El cautivo…, y juntos se fueron hacia Perú en 1997. Al poco tiempo de arribar, ella actuó en la telenovela Leonela muriendo de amor, escrita por su compatriota Delia Fiallo. En aquel dramatizado fue Lorena, una de las antagónicas, y aquella interpretación le abrió el camino para completar un extenso currículo en el país sudamericano.
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En la tierra que la acogió con los brazos abiertos, de la cual posee también la nacionalidad, ha actuado en más de 20 telenovelas (entre ellas Qué buena raza, Los del Solar, Corazón de fuego y De millonario a mendigo), muchas de las cuales han sido televisadas en México y Estados Unidos.
Todavía está unida matrimonialmente a Dulzaides, junto a quien ha llevado adelante negocios. Uno de ellos fue el restaurante Son de Cuba, abierto en 2001, que luego se convirtió en lo que ella denominó como «salsoteca», debido a que allí se promueve ese género musical. Todavía se mantiene muy movido el local, donde han ofrecido conciertos la Orquesta Revé, Tania Pantoja, Los Van Van, entre otros exponentes de la música popular bailable de la mayor de las Antillas, que goza de gran popularidad en ese lugar del mundo.
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Otro emprendimiento surgió durante la etapa de la pandemia. Hablamos de Fornés, una marca de ropas diseñadas por ella, con la idea de homenajear el estilo de Rosita Fornés, una de las más grandes artistas de nuestro país y con quien compartió elenco en Las honradas. Armó un taller de costura y creó todo un equipo de trabajo para sacar a flote aquella idea, dijo a Abel Álvarez, y hasta hoy no ha parado de crecer.
La nacida en 1969 tiene dos hijos y uno de ellos, Javier Dulzaides, nació en Cuba y siguió el camino de sus padres: se ha labrado una importante carrera en la actuación en territorio peruano.
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