Cuando Juan llegó a la segunda edición de Masterchef Celebrity España, ya era una celebridad en toda regla. Había modelado para reconocidas marcas a nivel internacional como Tom Ford, Giorgio Armani, y Jean-Paul Gaultier, entre otros tantos. Su imagen había aparecido en las revistas Forbes Magazine, Vanity Fair, Esquire, GQ y Men’s Health, donde incluso ocupó el espacio de la portada. Además, para ese entonces, daba sus primeros pasos en el mundo de la actuación (Las leyes de la termodinámica) y su relación con Rocío Crusset acaparaba la atención de la «prensa del corazón».
A su llegada al talent show, competía con fuertes rivales en las diversas categorías implícitas en los programas de este tipo: frente a Carlos Baute y Saul Craviotto en sex-appeal; contra Silvia Abril y José Corbacho en cuanto a carisma; ante Anabel Alonso y Viviana Fernández en alboroto. Se fue en el programa 6 y estuvo en 3 pruebas de eliminación. Llegó con conocimientos medios y adquirió técnicas y dominio de la cocina. Su principal motivación para participar fue su abuela. “Cocinaba muy bien y quería aprender, quería intentar hacer las cosas que hacía (…) a ella le hubiese gustado verme ahí”, declaró a la agencia Europa Press.
Los anteriores son solo algunos de los temas más recurrentes que salen a relucir en una entrevista con el cubano como protagonista, sin embargo, en no pocas ocasiones él ha aprovechado para hablar de sus orígenes.
Juan Betancourt nació como Juan Carlos López Betancourt en La Habana, en 1990. En Cuba vivió hasta los 17 años. Salir de su país natal ha sido, según él mismo ha definido, lo más valiente que ha hecho.
De esos primeros años guarda buenos recuerdos, los mejores. “Viví una infancia feliz, con amigos y rodeado por el cariño de mi familia. La educación que me dieron y lo que me hicieron vivir es lo que ha propiciado lo que hoy soy”, dijo a The Luxonomist.
Jugó mucho con sus amigos en la calle. Le apasionaba el fútbol. Iba al cine solo cuando estaba interesado en la buena compañía. Disfrutaba del teatro e interpretaba obras en los escenarios escolares.
Al terminar el pre, iba a estudiar Arte Dramático, lo tenía decidido, aunque a su madre no estuviera satisfecha con esa idea. En ese entonces se mudó a Tenerife, España, e ingresó en la Universidad de La Laguna.
Viene entonces una etapa que podríamos catalogar como definitoria. Aunque siempre recibió halagos de sus familiares (“con esa altura puedes ser modelo, me repetían sin parar”), confesó que no había pensado que su físico pudiera “ser rentable”, y comenzó en el gimnasio. “En un año pegué un cambio increíble” y llegó la primera propuesta. Se refería al certamen de Mister Tenerife y, más allá de otras intenciones, dijo que aceptó presentarse, pues como parte del premio ofrecerían una semana gratis en un hotel.
Luego, de Tenerife a Madrid y todo sucedería demasiado rápido. En 2013 tendría lugar su primera vez frente a unas cámaras, cuando fue escogido para ser la imagen de la colección otoño-invierno de Tom Ford, donde reemplazó a Jon Kortajarena, quien se desempeñaba hasta el momento como modelo favorito de la marca.
Ibiza, Milán, Barcelona, Canarias, son solo algunos de los lugares que han acogido su talento encima de las pasarelas, donde se rodeó de ángeles de Victoria`s Secret y también acompañó a la mediática Irina Shayk .
Llegó a ser uno de los modelos más cotizados y, entonces, decidió probar suerte como actor. Ha dicho que esas dos profesiones no están desligadas. “En la pasarela o la publicidad, lo que haces es interpretar un papel, hay muchos trabajos que tienes que escenificar”, expresó en The Luxonomist. Esa pasión que llevaba dentro desde hacía mucho tiempo la pudo mostrar públicamente en 2016, con su papel de Lorenzo en el filme Las leyes de la termodinámica y en el cortometraje Women’s secret.
Recientemente, en junio de 2020, se estrenó como empresario. Nakaru, su propia marca de modas, ofrece productos sostenibles y de fabricación nacional. De momento, solo confecciona camisas unisex, aunque cuando ideó el negocio, con su socio y amigo, Rubén Bernal, lo primero que pensaron fue en lanzar gafas de sol.
Juan Betancourt ha vivido en Madrid, Barcelona, Nueva York, Miami, entre otras ciudades cosmopolitas, debido a su trabajo. No obstante, sin vacilar, ha respondido:
“¿Cómo llenarías un año sabático? Con unas vacaciones en Cuba.
¿Sería el lugar en el que te encontraría si decidieras perderte? Sí, allí quiero volver. Siempre me encontrarías en La Habana” (El Mundo, 2018).
0 Comentarios