«Fallout»: la enésima demostración de que sí se puede adaptar bien un videojuego

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“Los videojuegos son los nuevos superhéroes” es una frase que, con toda razón, cobra cada vez más sentido. Para la satisfacción de la audiencia que disfruta los audiovisuales basados en marcas originales del mundillo gamer, en los últimos años han llegado excelentes propuestas que, poco a poco, han ido borrando el estigma de que no salía nada bueno al adaptar un juego al cine o la televisión.

Entre los ejemplos que podemos mencionar se cuentan Castlevania, Arcane, The Last of Us, The Super Mario Bros. Movie, Sonic The Hedgehog, Twisted Metal, Angry Birds, Mortal Kombat (2021) y Tomb Raider (2018), e igualmente piezas más “realistas” como son Gran Turismo o Tetris.

Hace apenas una semana, el 10 de abril, Amazon Prime Video estrenó una nueva serie que pasó a prestigiar la lista de excelentes reinterpretaciones de juegos de video. Nos referimos a Fallout, inspirada en la mítica saga de Bethesda Softworks, y desarrollada por la dupla de Lisa Joy y Jonathan Nolan, los mismos guionistas que nos regalaron la aclamada Westworld.

Al igual que su predecesor, Fallout nos sitúa en una versión postapocalíptica y retrofuturista de la Tierra, la cual aún exhibe las secuelas de una guerra nuclear sucedida hace más de dos siglos.

En los restos del mundo conocido, ahora llamado El Yermo, impera la ley de que “no hay ley”. Entre la radiación, la hostilidad de sus habitantes humanos y otras abominaciones, y la escasez de recursos, existen diferentes facciones que intentan hacerse con el control de lo poco que queda en el planeta.

Los protagonistas del relato son Lucy MacLean (Ella Purnell), inocente habitante de la bóveda 33 que debe salir al exterior en busca de su padre (Kyle McLachlan; Twin Peaks); Maximus (Aaron Moten), aprendiz de la Hermandad del Acero que recibirá una importante misión; y Cooper Howard (Walton Goggins), antaño estrella de cine y ahora convertido en el mutante cuasi inmortal conocido como The Ghoul.

El trío de personajes principales tendrá varios “roces” en busca del objetivo común que persiguen. Pero más allá de su misión principal, los momentos más interesantes de sus respectivos viajes sucederán cuando se desvíen del camino para vivir lo que podríamos llamar experiencias “secundarias”. Este es un fenómeno que, además de ofrecernos una trama no necesariamente lineal ni predecible, representa también un homenaje a los videojuegos, en donde es muy común dedicar muchas horas a búsquedas aparentemente sin importancia, pero a la larga fundamentales en el desarrollo de nuestro alter ego virtual.

Según dijo el propio Nolan, la mayor inspiración para su show vino de ese paradigmático título que es Fallout 3 —yo le sumaría también el de Fallout: New Vegas. Al igual que estos dos precedentes, considerados los mejores de toda la saga, la serie nos ofrece una narración “jugosa” y repleta de detalles. Replica el tono oscuro, las complejas y variadas relaciones entre sus personajes, la riqueza de las interacciones, criaturas y lugares, así como ese sentido de sátira política y social, con muchísimas críticas al mundo en que vivimos hoy.

La representación de este universo incluye altas dosis de violencia gráfica, evidencias de degradación en todos los sentidos, paisajes desoladores y una población/fauna hostil que tampoco facilita las cosas para quienes intentan sobrevivir por esos lares. Igual que obras como Mad Max, aquí la lucha por los recursos es —literalmente— cuestión de vida o muerte y, por ello, las lealtades tampoco duran más allá de ciertas coyunturas muy específicas.

A Purnell (Yellowjackets), Moten (Disjointed) y Goggins (The Shield) se suman otros estelares como Leslie Uggams (American Fiction), Moisés Arias (Hannah Montana), Sarita Choudhury (Homeland) y Zach Cherry (Severance), quienes completan el elenco perfecto para sacar adelante la visión de Joy y Nolan de unos Estados Unidos fragmentados y marcados por las terribles secuelas de la radiación.

Técnicamente hay que elogiar el alto nivel de detalle de los escenarios, el vestuario y demás elementos que dan forma al mundo de Fallout. También está muy bien el trabajo de CGI que da vida a los aterradores seres mutados y sirve igualmente para complementar la vista de ciertas locaciones.

Sin embargo, el mayor mérito del equipo de producción y dirección de arte fue la excelsa ejecución de unos efectos prácticos que aumentaron el realismo de la puesta en escena y dieron vida a réplicas perfectas de ítems y ambientes que hasta ahora creíamos exclusivos de los videojuegos.

Fallout, cuya segunda temporada posiblemente comience sus filmaciones hacia finales de este año, es otra propuesta acertada que funciona no solo como un gran tributo al material de origen, sino también como un producto capaz de brillar por sí mismo. Su narrativa es lenta, pero su ritmo es capaz de mantenernos interesados incluso en los momentos más “espesos” de la trama.

Los ocho episodios que componen esta primera parte revitalizan la marca de Bethesda Softworks y confirman a la plataforma de Amazon como una de las líderes del streaming, capaz de crear adaptaciones más que decentes de obras queridas por los nerds de todo el mundo.

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