Falleció hace unos días esta gloria del béisbol cubano y casi nadie habló de ello

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Tomás Soto (extrema izquierda) junto a Eduardo Martín (al centro), mientras discutían las reglas del terreno antes de un partido. Foto tomada de OnCuba.

Es difícil entender cómo en las páginas deportivas de diarios cubanos no apareció ninguna información sobre el fallecimiento del expelotero Tomás Soto Fernández el pasado 14 de junio. Al buscar en Google, al respecto solo encontramos una publicación en la web de la emisora Radio 26, de su provincia natal, Matanzas.

Según refiere dicha nota, el otrora inicialista, campeón como jugador y como manager (solo diez han conseguido ese hito), murió tras no poder reponerse de un derrame cerebral que había sufrido días atrás.

Antes de debutar en la I Serie Nacional, indica OnCuba que el exjugador fue Novato del Año de la Liga de Quivicán y en 1958 quedó campeón de la Unión Atlética Amateur con los Rifleros de Regla.

El monarca de la Serie inaugural con Occidentales fue conocido también por haber formado parte de una temible alineación, conformada, entre otros, por Wilfredo Sánchez, Rigoberto Rosique y Félix Isasi, bautizados por el narrador Bobby Salamanca como «los tres mosqueteros», cuyo «D’Artagnan» sería el cuarto bate Soto.

En aquel torneo inaugural de los clásicos cubanos en 1962, Tomás fue líder en dobles (10) y empujadas (19) y también compiló el mayor average de todos los participantes (.435), pero ese último liderato en las estadísticas oficiales del certamen fue a parar al registro de su compañero, Erwin Walters (.367), debido a una aplicación errónea de las reglas de anotación, según publica Radio 26.

Mientras estaba activo en los diamantes, levantó los títulos de la primera campaña, otro con Industriales como refuerzo en 1965 y el último lo consiguió con Henequeneros en 1970.

Durante su carrera de 10 campeonatos como jugador, bateó para .249 (375 hits en 1505 veces al bate), pegó 78 extrabases (58 dobles, 10 triples e igual número de jonrones), remolcó 204 anotaciones y dejó porcentaje de embasado de .359.

Tras retirarse, el nacido en 1939 en Cárdenas, se convirtió en entrenador y trabajó en la base antes de dirigir en la Serie Nacional, donde se coronó con Citricultores en 1984, luego de conseguir dos subtítulos consecutivos con el mismo elenco, lleno de talentosos jóvenes.

Como técnico integró colectivos de dirección de selecciones cubanas en eventos internacionales y en funciones de timonel fue campeón en la pelota profesional de Colombia con los Caimanes de Barranquilla en la temporada 1994-1995.

También llevó sus conocimientos hasta Italia, donde trabajó en diferentes categorías y participó en cinco coronas, según comentó en una entrevista al periódico Girón.

En 2018 fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol de Matanzas.

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