La historia de Osmel Solano Galas en el equipo de Pinar del Río no fue la mejor de todas. Este hombre, apasionado desde pequeño por el deporte de las bolas y los strikes, ascendió hasta llegar a la Serie Nacional, pero, una vez allí, quizás su esfuerzo no fue premiado justamente.
Según reveló el oriundo de Herradura, Consolación del Sur, en una entrevista publicada en abril pasado, fue el mánager Alfonso Urquiola quien le dio chance para debutar en la temporada 50, campaña en que los Vegueros se coronaron al vencer a Ciego de Ávila en la gran final.
“No me dieron la confianza que merece un pelotero, porque no era alguien establecido. Con Urquiola sí jugué: me dio confianza máxima; hasta me dijo que, cuando se fuera, yo nunca volvería a hacer el equipo”, confesó al diario provincial de Artemisa.
A pesar del apoyo del estelar timonel, Solano tuvo un paso intermitente por las escuadras vueltabajeras. Tras su curso de novato se perdió el siguiente, regresó en el LII y luego estuvo ausente otras dos contiendas hasta que volvió para ver acción en la LIV y LV. Luego de esto, renunció al beisbol.
Durante su etapa con la nave del extremo occidental, sumó 31 hits en 162 turnos oficiales, válidos para un average de .191. Además, conectó dos tubeyes, anotó 26 carreras, empujó 18, sumó 16 boletos y 39 ponches.
Tras desvincularse del deporte, se dedicó a trabajar en la cosecha tabacalera por varios años, durante los cuales solo jugó pelota de forma irregular algunos fines de semana.
Afortunadamente, tras las incursiones esporádicas en el diamante, empezó a disputar la Liga Azucarera y también participó en el torneo provincial con el municipio de Candelaria. Su rendimiento en esas lides llamó la atención del nuevo mánager artemiseño, el exlanzador Yuliesky González, quien lo incluyó en la nómina de la actual Serie.
Tras perderse seis ediciones, Solano ha regresado a la élite de la pelota y a estas alturas de la temporada ya ha superado con amplitud todos sus números del pasado. Incluso hacia finales de abril marchaba como líder de los bateadores del campeonato, algo quizás impensable para un atleta que estuvo tanto tiempo fuera del primer nivel en Cuba.
Ahora, Osmel posee el séptimo mejor average de la justa (.365) y en su equipo solo lo supera el infielder del equipo nacional en el último Clásico Mundial, Dayán García (.376). Ambos han sido dos de las bujías fundamentales a la ofensiva de los Cazadores, una de las gratas sorpresas del certamen, pues hoy se hallan en el sexto lugar, con grandes posibilidades de ganarse un puesto en los playoffs.
A la par de su excelente promedio ofensivo, el pinareño también llevaba 54 imparables, con cuatro dobles, par de triples, 38 fletadas, 23 anotaciones, 11 bases por bolas, OBP de .416 y slugging de .419.
Gracias a la confianza del director González y, por supuesto, al esfuerzo propio, Solano está viviendo una segunda juventud a pesar de tener ya 37 años en las costillas. Lo que sí dejó claro en el diálogo con el periódico de su provincia de acogida, es que no volverá a defender los colores pinareños y continuará dando lo mejor de sí para ayudar a la escuadra que le devolvió la sonrisa.
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Interesante la historia de este pelotero, demostró que tiene talento y que ama el béisbol, que siga su trayectoria, felicidades