El 12 de marzo de este año, un medio de prensa estadounidense informó que ese día los Rojos de Cincinnati liberaron al pelotero cubano Alfredo Rodríguez, de acuerdo a Charlie Goldsmith, de The Cincinnati Enquirer. La escueta nota recordó que el torpedero firmó por siete millones de dólares en 2016, pero no produjo ni siquiera una línea de bateo promedio en ninguna de sus paradas en Ligas Menores y, en su actuación más reciente, en 2021 –nivel AAA–, logró un modesto .283/.333/.354, con apenas tres jonrones y dos bases robadas en 117 juegos.
Precisamente la anterior temporada, en la que se mantuvo por primera vez todo el tiempo en el circuito previo a las Mayores y además consiguió 36 anotadas, 116 hits, 16 dobles, dos triples, 48 empujadas, 27 boletos y 78 ponches, fue la mejor con los Rojos, aunque si observamos su contienda de 2019 en AA apreciamos que fue muy similar. Eso sí, hace tres años el habanero aprovechó mucho más su rapidez para intentar robar bases (cumplió su objetivo 16 veces en 25 salidas).
El progreso alcanzado en esas dos campañas y la seguridad de su guante hizo creer a algunos que su ascenso a Grandes Ligas estaba bastante cerca, probablemente en 2022, por lo que su desvinculación con la organización de Cincinnati en marzo implicó un duro golpe. Sin embargo, pasó casi un mes y medio sin trabajo, hasta que el 25 de abril los Nacionales de Washington le ofrecieron una nueva oportunidad a través de un contrato de Ligas Menores.
De esa forma volvió a avivar el sueño de debutar en el Big Show, tras cinco años en el béisbol profesional estadounidense y un campeonato en el circuito principal de República Dominicana, con las Estrellas Orientales (2019-2020). En 2020 tenía planes de militar con los Indios de Mayagüez, en Puerto Rico, pero el acuerdo no se concretó.
Comenzó con la sucursal Rochester Red Wings (AAA) y disputó 10 encuentros, en los que bateó .226, con apenas dos anotadas y tres extrabases (todos dobles). Posteriormente, el 28 de mayo fue enviado a Harrisburg Senators (AA) y las cosas tampoco le salieron bien en ese nivel, pues en 32 partidos su average quedó en .193, su OBP en un pésimo .226 (negoció tres boletos en 124 comparecencias) e impulsó solamente 12 carreras.
Entre los dos torneos promedió .200, con seis anotadas, 30 indiscutibles, siete tubeyes, un bambinazo, 14 remolcadas, cuatro bases por bolas, 46 ponches y OBP de .231. Claramente ese rendimiento no fue el esperado por los Nacionales y en franca muestra de poca paciencia despidieron el 21 de julio al natural del municipio San Miguel del Padrón. Después de esta decisión, el camino, que en determinado momento pareció bien cercano a la Gran Carpa, se ha vuelto distante y rocoso para el jugador de 28 años.
Rodríguez, aunque es habanero, jugó su única temporada en la Serie Nacional con el plantel de la Isla de la Juventud, en la edición 2014-2015, y a la postre fue Novato del Año y Guante de Oro en su posición.
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