Cuando Luisa María Jiménez estuvo al borde de la muerte: «Quedé como un vegetal»

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Luisa María Jiménez. Foto tomada de su perfil en Instagram (@luisamariajimenezrodriguez).

Es común identificarla por el nombre de uno de sus personajes, y eso, dicen, solo sucede con los buenos actores: para los cubanos, Luisa María Jiménez será siempre «La Tojosa» de Sol de Batey.

Estamos tan acostumbrados a su constante presencia en pantalla, incluso en los tiempos más recientes (Por quien lloran mis amigas, El rostro de los días o ), que a muchos les resultó extraño una etapa en la que no estuvo.

La propia actriz ha confesado que sufrió un trágico incidente en su vida. “Yo estuve muerta. Tenía un aneurisma que convivía conmigo desde niña y no lo sabía”. Rememoró entonces lo ocurrido en el 2013: “a causa de un evento personal, me subió la presión y sentí como un disparo en la cabeza, algo que se rompió dentro de mí y caí muerta”. Lo siguiente fueron varias operaciones. “No supe mas de mí hasta que pasó todo. Yo quedé como un vegetal. Me dio un derrame cerebral hemorrágico, tuve fractura del húmero con la caída, quedé lisiada del brazo derecho”.

Debido a su estirpe, la rehabilitación fue rápida, pero muy dura. “Cuando volví a la vida, no hablaba, no caminaba, no veía. Me recuperé en dos meses”. De esa etapa recuerda el apoyo recibido. “Mi hija vino de Italia y se convirtió en mi enfermera. Yo estaba llena de aparatos, no sabía quiénes eran las personas que veía. Gracias a terapias, a mi hija, que fue una fuerza muy grande y poderosa, y mi voluntad personal, pude salir”.

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La vida de Luisa María Jiménez, hermana gemela del también actor Néstor Jiménez, comenzó en La Habana. Ambos son habaneros, aunque desde muy pequeños se fueron a vivir a Trinidad, Sancti Spíritus. Ellos se consideran trinitarios de corazón.

Ha incursionado en varios medios, en distintas manifestaciones del arte. En la revista Progreso semanal destacan su faceta como modelo, en sesiones de fotos para grandes del lente como Alberto Korda o el catalán Pedro Coll o. Así, ha quedado para la posteridad la imagen de una jovencita con chaleco negro, para el primero de estos maestros, y un desnudo para el segundo.

Luisa y su hermano cursaron la Escuela Nacional de Arte y el Instituto Superior de Arte en una época dorada. Ella misma le ha otorgado gran importancia a esa formación, gracias a los cursos de voz, dicción, locución, con profesores rusos, y otros cubanos como Raúl Eguren. Basta solo mencionar que dos de sus compañeros de aula fueron Albertico Pujol y Jorge Alí.

Su rol más icónico, «La Tojosa» de Sol de Batey, no se lo iban a dar por el color de su piel. El director de la telenovela, Roberto Garriga, buscaba a alguien de tez más oscura, pero ella lo convenció con una escena. Se aprendió un texto en 20 minutos, un fragmento donde declaraba su amor a Liberato, con lágrimas en los ojos. La siguiente decisión del realizador fue buscar base de maquillaje y oscurecer su piel.

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