La segunda edición del concurso Sonando en Cuba significó un salto de calidad absoluto con respecto a la temporada inicial. Entre los factores que convirtieron a la “secuela” del show en un programa memorable para el público de la Isla, se encontraba el gran nivel de sus participantes, sobre todo de su ganadora, Yulaysi Miranda Ferrer.
Antes de llegar al show de talentos, esta chica había sido parte de grupos como Aromas de Cuba, Estrellas de chocolate, Son Damas y Onda Libre, así como de los cuartetos Los Cónsules y Trova y Son, y el Septeto Habanero, con el cual grabó el disco Orgullo de Los Soneros en 1998.
El paso de esta joven habanera por Sonando… como miembro del equipo “apadrinado” por Mayito Rivera, fue un completo espectáculo desde el primer día, al punto de ser etiquetada como favorita pocas semanas después de comenzar la competencia. Eventualmente, esta hija de una exintegrante de la mítica orquesta femenina Anacaona y nieta de un tresero del Septeto Habanero, demostró sus dotes vocales y escénicas, y mereció la victoria luego de una gala final en la que superó incuestionablemente a los demás aspirantes.
Después de su participación en el gustado espacio, Yulaysi lanzó sencillos como Te esperé y Tiempo al tiempo, ambos compuestos por Jorge Díaz, y estuvo de gira por países como Vietnam, Canadá, Francia y Nicaragua, hasta que en 2019 llegó a Bamboleo, popular orquesta dirigida por el maestro Lazarito Valdés.
Aquel mismo año tuvo otra gran alegría al interpretar el tema Gotas de vinagre para el filme Havana Kyrie (2020), a propósito del cual pudo conocer, entre otros, al célebre actor italiano Franco Nero.
En 2020 lanzó el EP Sabor a miel, en el que incluyó el número A mi hija. Otro de sus temas conocidos es el single Bien rico, compuesto junto al violinista Gergő Krisztián Tóth, con quien está casada desde 2020.
A propósito de los pasos que la llevaron a su vida actual fuera de Cuba, Cubalite contactó con Yulaysi, quien reveló detalles de su evolución como persona y profesional del otro lado del Atlántico.
¿Cómo floreció su relación con Gergő a pesar de la distancia?
— “Nos conocimos en 2016, durante un viaje que él tuvo a Cuba junto a The Orquestra Now, que pertenece al Bard College de Nueva York. Coincidimos por primera vez en el Teatro Nacional, donde él estaba trabajando, y luego de ahí llevaron a los integrantes de la banda al piano bar del Delirio Habanero, a escuchar música cubana. Entonces él me vio y se acercó, nos hicimos fotos y conversamos un poco.
“Después de aquello estuvimos tres años escribiéndonos. En esa larga etapa fue surgiendo el amor, hasta que en el año 2019 nos volvimos a encontrar durante un viaje de trabajo que hice a Canadá. En ese momento él viajó desde Nueva York a la ciudad de Toronto para verme y ahí oficializamos nuestra relación. Después yo fui a trabajar dos veces más allá, e incluso le conseguí un contrato a él, lo cual nos dio la posibilidad de colaborar profesionalmente.
“Al año siguiente decidimos casarnos y llegó la Covid-19, debido a la cual Gergő pasó todo un año viviendo conmigo en Cuba, hasta que en 2021, ya cuando él terminó su maestría en el Bard College, decidimos mudarnos y establecernos en Hungría, adonde viajé también acompañada de mi primogénita Vanessa”.
Miranda vive hace poco más de tres años en esa nación y, pasado el tiempo y las naturales tempestades de la emigración, hoy ya tiene una vida hecha y encaminada allí, pues, además de arroparse con el afecto de nuevas amistades, la cubana pisa frecuentemente los escenarios.
¿Cómo ha sido su vida desde que se fue a vivir a Hungría?
— “Llegando aquí me chocó un poco el cambio de cultura y sobre todo el clima, que es muy frío y a la vez tiene un verano bastante caluroso pero demasiado corto. Las diferencias de ese tipo, entre otras, hicieron que me sintiera fuera de lo que podríamos llamar, mi ‘hábitat natural’.
“Otro de los factores que complejizaron mi adaptación fue la barrera del idioma. Digamos que actualmente estoy al 50% con el húngaro. Tampoco me ha ayudado que mi esposo sí habla perfectamente el español y tengo poco ‘entrenamiento’ en casa”.
Sin embargo, poco después de la mudanza, Yulaysi recibió un nuevo regalo de la vida al enterarse de que estaba embarazada de la que sería su primera niña en común con Gergő. Nació en junio de 2022 y fue llamada Miel María.
“Empecé a concentrarme en mí y en el embarazo como tal, pero ya casi cuando estaba llegando a los finales de esta etapa, me llegó una oportunidad desde un canal de acá llamado TV2”.
En la primera mitad del 2022, la cubana había participado en una audición para el programa de talentos Sztárban Sztár Leszek. Tras el casting, fue contactada por la producción para aparecer en las galas televisivas, debutó con nueve meses de embarazo e interpretó el tema I Have Nothing —popularizado por Whitney Houston— con su esposo como instrumentista acompañante.
Tras impresionar a los mentores del show, Yulaysi se sumó al equipo del rapero Majka y debió enfrentarse a un reto totalmente nuevo, pues a diferencia de Sonando en Cuba, en donde podía actuar a placer, en este concurso el componente clave era que, además de demostrar sus dotes como cantante, debía imitar a figuras de la música internacional.
“Salir en televisión me facilitó el hecho de poder obtener contratos de trabajo. Las puertas se me abrieron muchísimo y ya me conocían en buena parte del país. Gracias a eso me contactaron de una empresa de contratación de artistas y a través de ellos, alrededor de un año después de aterrizar en Hungría, pude empezar mi vida activa como profesional”.
Uno de los sitios en los que se presenta un mínimo de dos noches al mes es el Orfeum, espacio en donde estelariza la Noche Cubana y también es parte de un show que rinde homenaje al conocido musical Dreamgirls, cuya versión cinematográfica fue protagonizada por Beyoncé y Jennifer Hudson en 2006.
Además, suele actuar en compañía de su pareja en diferentes eventos y, junto a la agrupación que conduce Richard Revés, hace las veces de estrella invitada en el Budapest Jazz Club.
“Disfruto mucho hacer latin jazz junto a esos músicos maravillosos. Con ellos también hemos tratado de adentrarnos en la música tradicional cubana con arreglos más contemporáneos”.
Estuvo recientemente en Cuba… ¿Hacía cuánto tiempo no venía? ¿Qué fue lo que más disfrutó de este regreso?
—“A los dos años de estar acá fue que vine a extrañar de una forma más fuerte. Considero que soy una persona que se adapta bien a todos los lugares, pero después de tanto tiempo me dio duro el ‘gorrión’ y me deprimí bastante. Por suerte, tres años después de mi partida, tuve la posibilidad de regresar y ver a mi gente, algo que pude haber hecho antes sola, pero preferí que tuviéramos la solvencia económica suficiente para venir los cuatro juntos y que, sobre todo mis abuelos, pudieran ver de nuevo a Vanessa y conocieran a la pequeñita”.
“Disfruté mucho llegar y ver a mis seres queridos, pero también volver a abrazar a mis vecinos y, cómo no, ir a la playa y sentir nuevamente el mar de mi Cuba.
“Otro de los momentos especiales de este viaje fue cuando pude reunirme en familia y hacer música. Mi abuelo, que es tresero, sacó el instrumento y luego llegaron mis hermanos, con quienes estuvimos cantando durante horas”.
En esas semanas que pasó en la Isla, Yulaysi se presentó en el popular programa 23 y M, que conduce Edith Massola, e igualmente estuvo como invitada en un concierto de Alain Pérez.
“Este viaje estuvo lleno de sueños cumplidos: en primer lugar, que mi familia conociera a mi hija pequeña, el haber podido reencontrarme con tanta gente querida y también que me vieran de nuevo en televisión nacional. Contar cómo me había ido fue algo que me llenó muchísimo”.
¿Cuáles vínculos mantiene con los artistas de la Isla, pese a la distancia?
—“La distancia es dura, aunque uno a veces no quiera reconocerlo. Mantengo el contacto con muchos colegas que viven en Cuba, pero más desde el sentido de seguir sus carreras en redes sociales y tener alguna conversación ocasional, siempre con mucho cariño y respeto con todos ellos.
“Por otra parte, de mi lado me he centrado en mis proyectos aquí en Hungría, en donde he continuado haciendo música cubana, pero también he buscado abrir mi diapasón como artista”.
¿Cómo recuerda, ocho años después, aquella exitosa segunda temporada de Sonando en Cuba?
—“Lo recuerdo con mucho cariño. Fueron momentos únicos que marcaron una pauta en mi carrera. Esa fue la plataforma que me permitió darme a conocer entre el público de nuestro país, y a través de la cual pude demostrarle de lo que era capaz como artista.
“Esa etapa fue de aprendizaje y a la vez de diversión. Pude hacer muchos géneros musicales y disfrutar en cada parte del camino. Además, conocí a personas maravillosas que jamás podré olvidar.
“Uno de los momentos que más recuerdo del programa fue casi al principio, cuando el maestro José Luis Cortés, que en paz descanse, nos estaba impartiendo una clase magistral. En ese momento él nos pidió cantar un pedacito de canción para darnos consejos al respecto. Y como yo siempre he querido cantar y participar en todo desde niña, cuando subí a cantar mi parte, él me dijo que yo era una estrella y que iba a ganar. En ese instante me dio un poco vergüenza con mis compañeros, que estaban delante de mí y eran súper talentosos también, pero me dio una sensación tan bonita a la vez, que creo que jamás podré olvidar aquello”.
Nos gustaría que nos comentara sobre su participación en el show de talentos Sztárban Sztár Leszek.
—Sonando… fue lo más lindo de mi vida profesional, pero Sztárban… ha sido lo más interesante. Siempre de niña me gustó imitar a mis familiares y, por supuesto, a los grandes artistas. Entonces, cuando me llegó esta oportunidad, me sentí feliz de poder meterme en la piel de cantantes de todas las épocas, edades y sexos, con toda la caracterización.
“Fui la tercera finalista por detrás de dos hombres. También entendí que no me dieran el primer lugar, pues a pesar de la popularidad que tuve durante casi de dos meses de programa, sabía que era muy difícil que ganara alguien que no fuera húngaro.
“No obstante ese tercer lugar, el haber sido la más votada durante siete noches consecutivas y el haber hecho tantas actuaciones distintas, son dos razones que me hacen sentir que sí gané.
“Si conseguí tanto fue también gracias al apoyo que tuve de mi coach, Majka, uno de los artistas más importantes del momento en el país. Contar con su confianza y haberlo conocido personalmente fueron otros grandes premios que me dejó el show”.
¿Musicalmente, cuál es la mayor enseñanza y crecimiento que siente haber tenido desde que vive en Europa?
—Imagínate que desde que llegué siento que me convertí en una especie de embajadora de la de la música cubana en este país. Aquí hay otros artistas cubanos, pero son muy pocos. Entonces yo, como mujer cubana joven y nueva en el país, he intentado mantener el nivel de mis logros que traía de Cuba y hacerme de un nombre que me ha llevado a la televisión y a otros eventos relevantes.
“He tenido también el reto de mover a un público que no entiende mi idioma. Esto me ha llevado a crecer incluso más como show-woman, y me ha supuesto un aprendizaje constante que me hace sentirme motivada todo el tiempo”.
¿Qué proyectos tiene entre manos junto a su esposo actualmente?
— “Tengo el plan de hacer un concierto con una orquesta sinfónica y grabar ese material. Esta es una idea que tengo planeada desde hace tiempo y guardo la certeza de que se dará más temprano que tarde. Mi idea es adaptar algunos arreglos cubanos a ese formato y concretar algo así sería todo un nuevo sueño cumplido para mí”.
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Bravo por Yulaysi, merece eso y más, ser feliz y cosechar éxitos dónde quiera que esté.