Canción de Flow y Fuego: Capítulo IX (Lo que el reparto se llevó)

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“Un músico con insomnio,

dura lo que una canción,

pero el reparto es un sueño,

y los sueños, reguetón.”

Tego Calderón de la Barca

 El reparto tiene sus figuras encumbradas, nombres grabados a flow y fuego en su legendaria historiografía, que sobreviven al paso del tiempo y a la interrupción esporádica de algún que otro género. Sin embargo, no pocas veces el olvido ha hecho de las suyas, sepultando a ciertos reparteros que alguna vez osaron colocarse la tan ansiada corona sin mucho éxito. A esos olvidados usurpadores, a quienes fueron reyes y dejaron de serlo en un abrir y cerrar de ojos, a los caballeros de la fortuna abandonados por la memoria colectiva, va dedicado este capítulo.

En el libro Fuego con to el mundo, donde Slavoj Zizêk aborda la relación entre marxismo y reparto, se exponen varias obligaciones imprescindibles para todo repartero, algunas de las cuales hemos mencionado a lo largo del presente estudio. Uno de estos requisitos advierte sobre la necesidad de producir temas constantemente y de reinventarse, no tanto en materia musical sino en términos de maldá e innovación del lenguaje, lo que el filósofo esloveno llama: “estar pegao”. Muchos reparteros, sin embargo, han olvidado esta máxima por múltiples razones y, por supuesto, han pagado las consecuencias.

Uno de los olvidados en la historia de la lucha por la corona del reparto es Adonis MC, antiguo escudero del rey Elvis, a quien acompañó en la gloriosa gesta musical de La Tuba. Ya muerto el rey, Adonis quizás pensó en el derecho que le asistía a tomar posesión del trono por los lazos que lo unían al monarca. Fue entonces que sacó su magnífico tema Agua salá, según los estudiosos, inspirado en un supuesto pasado como salvavidas en la costa norte habanera. El tema tuvo un éxito inmediato. Incluso, se dice que el Ministerio de Turismo deseaba proponerlo como mensaje de bien público para los bañistas más temerarios. Después de aquello, nunca más se supo de este repartero. Cuenta la leyenda que, como el Capitan Ahab con la ballena blanca que lo atormentaba, Adonis MC terminó sus días en las fauces de aquel tiburón del que tanto advertía.

Un caso algo distinto es el del Yonki, quien en un inicio se hacía llamar el Yabó, pero tuvo que cambiarse el nombre debido al éxito de su primer y gran tema. El Yonki tuvo, además de la canción que lo rebautizó, otras muy populares, aunque de menor intensidad. Ello hizo que poco a poco su figura fue desapareciendo del panorama lirical de la isla. Al respecto, declaró una vez: “yo había dicho que estaba pegado como el conejo Bugs Bunny, pero ya no podía seguir viviendo de la gloria de aquel primer éxito. Eso me deprimió. La imagen del conejo Bugs Bunny comenzó entonces a perseguirme en sueños. No era a lo Space Jam, sino a lo Donnie Darko. A veces tenía pesadillas en la que el conejo me decía: “¿Qué hay de nuevo, viejo?”, y yo le decía: “Nada”. Curiosamente, el Yonki no fue del todo olvidado, pues todavía muchas barberías conservan altares dedicados este repartero que, sin bien no revolucionó el género, sí lo hizo con los cortes de cabello.

Para el final de este triste recorrido por los olvidados del reparto he decidido tomar el ejemplo de Los Confidenciales. Algunas biografías apócrifas coinciden en el hecho de que este quinteto era natural de Matanzas, donde se desempeñaban como químicos. De hecho, uno de ellos fue galardonado con el Nobel en esta categoría tras publicar su investigación Sobre la imposibilidad de lograr una mezcla homogénea con aceite y agua. Debido a lo obstinante que resultaba transportarse desde Cárdenas a La Universidad de La Habana, donde impartían conferencias, decidieron dejar el mundo de las ciencias duras y dedicarse a la divulgación científica mediante el reguetón. Tras su primer y único éxito no volvió a saberse de ellos. Se teme que en algún momento decidieron abandonar también el mundo del reparto y unirse al emprendimiento de otros dos colegas suyos llamados Walter White y Jesse Pinkman.

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