Por su sólido palmarés de más de 15 años en el béisbol alemán, y por ser el jugador cubano más conocido en la pelota de ese país, muchos pudieran afirmar que el lanzador santiaguero Enorbel Márquez fue el primer antillano en jugar en la Bundesliga teutona. Pero sorprende que no sea él el dueño de ese mérito y sí el habanero Arlen Barrera Fajardo. Eso aseguró a Cubalite un pelotero que nunca jugó en la Serie Nacional y se estableció en Alemania hace 25 años.
Nacido el 10 de marzo de 1961 en el municipio Arroyo Naranjo, sus primeros entrenamientos los tuvo en el terreno del Butari, en Víbora Park, y años más tarde se trasladó para la Academia de Santa Cruz del Norte, donde jugó en la Serie Provincial de la actual provincia de Mayabeque. En ese sitio estudió Termoenergética en el Instituto Politécnico de Hershey.
Pero el capitalino no tardó en dejar el béisbol porque entendió que no llegaba al nivel de la pelota en Cuba en aquella época. “Tenía muchas figuras delante en la receptoría, que era la posición que yo jugaba en aquel momento. Sabía que después de la Liga de Desarrollo llegar a la Serie Nacional me sería muy difícil”.
Sin dejar el amor por el béisbol, se vinculó al turismo y pasó un curso de Animación. Comenzó a trabajar con Cubanacán en los cayos y después se trasladó a Santa Lucía, donde conoció a su futura esposa alemana en 1994. Dos años más tarde se radicó en territorio teutón y allí llegó con la seguridad de que no se jugaba béisbol. Hasta un día.
En Mannheim, ciudad donde actualmente vive, más de dos décadas atrás visitó un restaurant giratorio, ubicado en la cima de una torre, y divisó un terreno de béisbol. Ese fue el preludio. En poco tiempo se convirtió en el único cubano y latino en el conjunto de su urbe, compuesto totalmente por locales y estadounidenses.
De 1996 a 1998 se mantuvo con ese elenco, hasta que en 1999 ocurre la primera edición de la Bundesliga, circuito que se consolidaría como el número uno del país. Con el estreno del torneo debutaba también Arlen, quien desde el comienzo hasta 2004 militó con cuatro clubes.
“En la primera temporada fui el jugador más valioso de mi equipo, me convocaron al Juego de Estrellas y después me invitaron al concentrado nacional. Dos años seguidos me invitaron para jugar por Alemania, pues ya tenía el pasaporte. Nunca acepté, porque si no es por Cuba, yo no juego por otro país”, dijo quien es uno de los integrantes y fundadores del equipo Mambo Duro, compuesto por peloteros cubanos asentados en Alemania, Gran Bretaña y Finlandia.
En 2002, durante su cuarta campaña en la Bundesliga, recibió un pelotazo que le astilló un hueso de uno de sus brazos. Los médicos determinaron que lo más recomendable era operar, lo que derivó en una plancha de metal que todavía hoy tiene en su cuerpo. Esa operación le costó casi un año de rehabilitación y cuando retornó, su fuerza no era la de antes. De hecho, en sus últimas dos temporadas es notable un gran descenso en el promedio ofensivo.
Después de concluir su época de jugador activo en la Bundesliga en 2004, se fue a la isla de Lanzarote, en España, donde se mantuvo hasta 2011, y allí jugó eventualmente en una liga sin mucho nivel, más bien para mantener la forma.
Hace nueve años, cuando se estableció nuevamente en Alemania, debido a la depresión económica española, empezó sus labores como entrenador de niños y posteriormente se vincularía con clubes del principal torneo beisbolero teutón.
¿En 2019 sucedió tu debut como manager en la Bundesliga?
“Yo debuté en 2018 como director, con los Tornados, plantel con el que estaba desde 2014 como asistente de coach. Dos años atrás el club se deshizo a mitad de temporada de un manager estadounidense, después de presentar un balance adverso y de existir desavenencias con sus métodos de dirección. Fue entonces que me designaron como mentor y, entre la fase regular y la etapa de play down, mi elenco ganó 18 choques de 22.
“En 2019 mi intención fue continuar al frente de los Tornados, pero la jefatura del elenco se decidió por un jugador de la selección nacional, el cual fungiría como jugador-manager, y me pidieron que me desempeñara como segundo del equipo, algo que no acepté. Luego de eso me incorporo como timonel de Ulm, el conjunto sotanero del torneo, con el que superé la actuación del equipo de 2018 y derroté a los Tornados”.
¿Cómo es el sistema de pago en ese campeonato?
“Indiscutiblemente los jugadores mejor remunerados son los lanzadores. También reciben buen salario los peloteros bajo el status de europeos, dígase alemán o cualquiera con pasaporte de la comunidad europea. Los menos beneficiados, generalmente, son los extranjeros. Me atrevo a decir que el pago máximo está en 1200 euros mensuales aproximadamente y el mínimo podría llegar a 400, toda vez que es un circuito considerado no profesional. Cada club le paga a sus atletas el alojamiento y los vuelos y algunos la alimentación”.
El alemán es una de las lenguas más importantes y su aprendizaje es difícil ¿Para ti lo fue?
“Yo estuve aprendiendo alemán mis primeros cinco años en Alemania. El primer año recibí un intensivo, gracias al béisbol, pues ese fue uno de mis acuerdos con un equipo que me contrató, que me pagaran la escuela. Es un idioma muy difícil, que requiere mucho tiempo de estudio y práctica, pero pienso que alguien puede llegar a dominar el alemán después de cinco años”.
Ya me hablabas de los salarios de la liga y lógicamente no son suficientes para subsistir en un país con un alto nivel de vida. Además del béisbol, ¿a qué te dedicas?
“Trabajo para una empresa de logística que vende todo lo relacionado con calefacción, aire acondicionado o plomería para baños u oficinas”.
A tus casi 60 años y tu fuerte pasión y vínculo con el béisbol, ¿aún conservas la tristeza por no haber podido llegar a la Serie Nacional cubana?
“¡Hombre, claro! Pero ya te digo, en aquel momento, con la calidad existente en el béisbol cubano, yo no llegaba. Te lo digo sinceramente ¿para qué te voy a mentir? Tenía muchos receptores mejores que yo por delante”.
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