La historia de Ana de Armas, hasta cierto punto, es la historia de cualquier emigrante cubana. Un muchacha de 18 años con impaciencia adolescente decide marcharse a España en busca de dar un salto en su vida. La diferencia es que, luego de estudiar y trabajar con todas sus fuerzas -como hacen muchos emigrantes cubanos -, esa muchacha ha superado todos sus sueños.
En La Habana, Ana Celia de Armas Caso, debutó como protagonista en Una rosa de Francia, un filme hispano-cubano del intelectual cántabro Manuel Gutiérrez Aragón, desde 2016 miembro de la Real Academia Española. Poco después trabajó en la telenovela El Edén perdido y con otro grande de la cultura iberoamericana, Fernando Pérez, al interpretar a Stella Maris en Madrigal, sexto largometraje de ficción del más brillante director de cine cubano en las últimas décadas.
A la par, cursaba estudios en la Escuela Nacional de Arte, sin embargo, no creía en diplomas ni en cuños: «La escuela es la experiencia en la vida. La gente en este país se preocupa muchísimo por un papel. En otras carreras quizá sí, pero si eres artista, eres artista. No necesitas que un organismo te ponga un cuño. Ese era mi pensamiento cuando tenía 18 años», comenta en un reciente diálogo con la revista Somos Jóvenes. Por eso, a pesar de que sus padres no querían, se fue sin graduarse.
Gracias a sus trabajos reunió algunos euros, los suficientes para regalar 300 a sus progenitores y llegar a España con otros 300. Pensaba que aquello era mucho. Para un adolescente cubano 300 euros es la vida misma. Pero en Europa le duraron lo justo, unas pocas semanas, antes de encontrar su primer papel.
España: «El Internado» en bucle
El Internado fue un salvavidas. Apareció de repente en su vida y la cambió para siempre. «Fue una cosa loca», dice. En aquella serie juvenil que atrapó a millones de televidentes despuntó la cubana junto a un puñado de actores nacidos a finales de los 80’s y que todos han triunfado, más o menos, en el cine y la televisión de España. De ellos, Blanca Suárez llegó a la meca del audiovisual en su país al trabajar bajo la dirección de Pedro Almodóvar y Alex de la Iglesia. Ana es la única que vive en Hollywood.
En 2010, cuando salió del Internado tras seis temporadas, consiguió empleo en Hispania, también de Antena 3, ambientada en el siglo II antes de nuestra era y que trata sobre la lucha de un pueblo ibérico contra el ejército romano. Igualmente se fue en la penúltima entrega.
Fue una época demoledora porque en España los capítulos de las series suelen durar una hora o más y El Internado estrenaba dos temporadas en un mismo año. Por eso Ana pidió las dos veces que mataran a sus personajes. No aguantaba llegar al final de las historias.
El ritmo de maquinaria industrial de la TV le hizo rechazar la pequeña pantalla, a la que ya no ha vuelto.
Enfocada de lleno en el cine, conquistó las salas, primero de España y luego del mundo. Entre 2009 y 2014 hizo cuatro películas, más el doblaje del animado Mi villano favorito. Trabajó dos veces con el realizador madrileño David Mekes. Mentiras y gordas fue un desastre de filme, sin embargo triunfó en taquilla, en parte porque en el mismo metraje aparecían Mario Casas y Ana de Armas. Por un puñado de besos pasó por el Festival de Málaga y fue nominado al Goya. En ese par de largometrajes, los más recordados de ella en España, coincidió con dos compañeros de El Internado, Yon González y Martiño Rivas.
Quizás porque las películas que hacía eran parecidas, no quedaba a gusto con sus interpretaciones y los actores con los que laboraba se repetían, Ana se aburrió de España y sacó el mismo espírituo que la llevó a Europa para cruzar otra vez el Atlántico, pero en 2015 fue en sentido inverso y terminó en la costa estadounidense del Pacífico. Así recuerda sus últimos meses en el viejo continente: «me sentí estancada, realmente no había nada interesante que hacer».
Hollywood: Nadar en aguas ajenas
Ana de Armas llegó a los Estados Unidos con muy poca idea de inglés (sí, como Danay García). Su primer curso de superación fue para aprender la lengua anglosajona. «Se nota cuando alguien está actuando en otro idioma. Se le ve incómodo, que no está relajado. Y eso siempre preocupa, porque quieres que la gente se fije realmente en tu trabajo, no en cómo suenas. Es una tarea extra. El tiempo que debo dedicar al entrenamiento es doble», relata sobre la dificultades que enfrentó.
En definitiva, la actriz continúa arrastrando ese ímpetu de cubana que la llevó a España sin nada y a Norteamérica sin saber inglés. Las dos veces tuvo éxito casi al instante. La segunda ya en lo más mediático del séptimo arte global.
Un par de películas de suspenso junto a Keanu Reeves -por si usted es ajeno al mundo del cine, este es el hombre que protagonizó The Matrix- marcaron su inicio en la industria de Los Ángeles. «El 97 por ciento de las personas del mundo no logra entrar a Hollywood; para eso, hay un factor muy grande que es la suerte y otros son mucho trabajo, paciencia, e invertir tiempo, dinero, dejar a tu familia atrás, dejar a todos… simplemente hacerlo», explica ella.
Continuó con otras cintas en las que compartió reparto con Bradley Cooper, Robert de Niro y Scott Eastwood, por citar tres ejemplos de figuras mundialmente conocidas con las que empezó a codearse la habanera apenas establecerse en EE.UU.
Y de pronto el gran golpe. Ana de Armas, que no tuvo paciencia para graduarse de la ENA, forma parte de la tardía secuela de una obra de culto, que según la crítica y la taquilla, cumplió con las altas expectativas dejadas por su antecesora de 1982. Una actriz cubana estuvo en Blade Runner 2049, en un selecto elenco del que formaron parte Harrison Ford, Ryan Gosling, Jared Leto, Robin Wright y Lennie James, entre otros actores provenientes de Suiza, Canadá, Holanda, Palestina y Somalia. Ahí estuvo ella, en una película que recaudó cientos de millones de dólares por todo el mundo y convenció a la mayoría de los especialistas del séptimo arte.
Seguro esa niña que Jorge Perugorría descubrió en el cumpleaños de uno de sus hijos y convocó para un casting no imaginó nunca dónde estaría pocos años después.
Pero Ana, además de terriblemente bella y talentosa, es inteligente. Sabe que Hollywood es otra máquina moledora y que no puede dejarse marcar por los estereotipos, por la hipocresía. «Hollywood es una industria muy complicada. El tema racial sigue siendo uno de los principales problemas. Es muy hipócrita. Dicen que está cambiando y no es verdad. Sigue siendo súper difícil luchar con la dualidad de saber adaptarte. Una: de pensar que eres tú quien llegaste a esa industria y tienes que aprender el inglés, y moldearte, entender el humor, la ironía y cómo ellos hablan. La otra: mantener tu identidad y demostrar que eres latina y puedes hacer personajes de latina… pero también puedes hacer otros», reflexiona en una entrevista.
Sabe también que la falsedad se extiende más allá de lo racial, todavía repercute en el género. «Es muy difícil que haya personajes femeninos protagonistas; que cuando los haya sean interesantes, que no sean siempre la que está al lado del marido, la que el hombre tiene que rescatar, porque… ¡pobrecita!; que no sea la maltratada, la prostituta. Es complicado encontrar un personaje femenino que guíe la historia, la heroína. Si encima de eso, añades que estás como pez fuera del agua porque. Al final de todo, ese no es mi país, no es mi industria… estoy nadando en aguas ajenas».
A la muchacha le ha ido bien en su nuevo hogar. Ana tiene seis películas pendientes de estreno para este 2019 y otras dos aseguradas para el 2020.
La primera aparecerá en las salas este 22 de marzo. En The Informer comparte escenas con Clive Owen y la trama es similar a las primeras que hizo al llegar a California: acción y suspenso.
Knives Out tiene fecha de estreno para el 27 de noviembre y es un policiaco que promete. Primero por el director y guionista: Rian Jhonson, quien ha trabajado en la nueva trilogía de Star Wars, en la serie Breaking Bad y ganó el Premio Especial del Jurado en Sundance. Segundo por la constelación de estrellas que estarán junto a Ana, varios de ellos ganadores o nominados a los Oscar, Globos de Oro, Emmy, etc: Christopher Plummer, Jamie Lee Curtis, Daniel Craig, Don Johnson, Michael Shannon, Toni Collette y Chris Evans.
Además, durante el presente año estará en los siguientes títulos: The Night Clerk, Sergio, Waiting for Helen y en la última obra del ganador del Oscar, Danny Boyle, que aún no ha sido nombrada.
Ana de Armas será Marilyn Monroe
Como toda estrella de su categoría, la habanera ya no acude a audiciones, sino que es solicitada expresamente para varios papeles y ella selecciona entre las ofertas. Compite con intérpretes de mayor experiencia y suele ganar.
El director de Blonde, la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Joyce Carol Oates sobre Marilyn Monroe, llamó a Ana de Armas porque quiere que ella sea la protagonista de su filme.
La dos veces nominada al Oscar, la británica Naomi Watts, y la también candidata en par de ocasiones al premio de la Academia, la estadounidense Jessica Chastain, fueron los dos nombres barajados por Netflix, productora del largometraje, y Andrew Dominik, realizador del mismo. Pero ni la una ni la otra, Ana será Marilyn.
Aunque todavía no se conocen los detalles de la producción, está claro que interpretar a una personalidad tan compleja como la de este ícono que rompió esquemas con su desenfadada personalidad, es todo un reto para la artista cubana y una excelente oportunidad para aspirar a un gran premio. Digamos que la ausencia de trofeos en su vitrina podría ser el mayor incentivo para de Armas a partir de ahora.
«Es un filme sobre la condición humana. Cuenta la historia de cómo un trauma infantil determina a una mujer adulta cuya vida pública y privada están totalmente divididas. Es básicamente la historia de cualquier ser humano, pero asociado a alguien que nos resulta muy familiar a causa de la sobreexposición a los medios de comunicación. Creo que el proyecto tiene muchas posibilidades cinematográficas», expresó Dominik.
Cuba: Muchas ganas, pero no se acercan
Ana de Armas por estos días graba en Cuba Wasp Network, un filme sobre los Cinco (Gerardo, Antonio, René, Fernando y Ramón), en el que también participan el chileno Pedro Pascal, la española Penélope Cruz y el mexicano Gael García Bernal. El director es el talentoso francés Oliver Assayas, con una obra reconocida en los Festivales de Cannes y Venecia, y por la Academia de Cine de su país.
Sin embargo, de Armas anhela tener mayores vínculos con su Isla. Quiere hacer cine cien por ciento cubano. Incluso, dice que lo «ha regado por ahí» y que la preocupación no puede ser el dinero.
«Tengo muchas ganas de hacer cine en Cuba. Lo he dicho, lo he regado por ahí. Quizá es porque piensan que voy a decir no, quizá por eso de que no me van a pagar lo que creen que me deben pagar; pero ni siquiera se me acercan… En once años que no he vivido en este país me han llegado solo dos guiones», confiesa frustrada.
De todos modos, ella siempre regresa. Viaja a la Isla al menos una vez al año. Aquí tiene familia y amigos que siguen su obra por el Paquete.
*Nota: Este trabajo apareció en nuestra revista en marzo de 2019
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