No creo que muchos hubiesen dado crédito a la idea de que la etapa decisiva de la pelota profesional nicaragüense, en su más reciente edición, podría haber sido una réplica a la de la temporada anterior en cuanto al desenvolvimiento, de inicio a fin, de ambos planteles. Solo hace falta recordar que, en enero de 2019, los Tigres de Chinandega comenzaron ganando primero, lo que implicó un duro golpe al contrario rumbo al título, pero el potencial de los Leones de León fue tan efectivo que consiguieron cuatro éxitos consecutivos para trazar el camino hacia la corona.
Pues este año ocurrió exactamente lo mismo: un guion que dejó mal parado a los Leones en el choque inicial y después dictó una sentencia de cuatro partidos sucesivos en los que los Tigres no reaccionaron y respetaron la conocida supremacía que dice que el león es el rey de la selva y en este caso, de nuevo, el rey de la pelota rentada pinolera.
Sandor Guido volvió a ganar a Lenin Picota el pulso entre managers y refrendó tener un amplio conocimiento de un béisbol al que tanta gloria le ofreció en su época como jugador. Con su cetro de la campaña pasada puso fin a una sequía de nueve años y ahora devolvió la euforia a la ciudad que lo vio nacer. Por cierto, la prensa nica se ha hecho eco de su impresionante palmarés como mentor en casi dos años, con acumulado de seis títulos, entre la Liga Profesional, el Campeonato Nacional Pomares, el Nacional Sub 23 y la Serie Latinoamericana de 2019.
Alguien que ha estado bajo sus órdenes en tres de esos primeros lugares ha sido el granmense Adrián Moreno, quien nuevamente devino pilar ofensivo de los Leones camino a la corona de hace dos días. En el último encuentro aportó par de impulsadas, dos indiscutibles y un enorme bambinazo que le dio ventaja de dos carreras a su elenco en el séptimo inning. Según reportes desde la sede, ese fue el batazo más largo de la serie, al burlar las dos cercas del estadio de Chinandega.
Su promedio ofensivo en los cinco partidos por la discusión del oro fue de .286, con seis hits, tres impulsadas y siete ponches, mientras que en la fase previa, la de Round Robin a cuatro vueltas entre tres elencos, bateó .222 (seis indiscutibles en 27 oportunidades), un tubey, un jonrón y seis remolques.
Sin dudas, el mejor momento ofensivo del camarero y jardinero izquierdo sucedió en la campaña regular, con participación en los 30 desafíos de su conjunto. Su average de .343 se incluyó en el top ten del campeonato e igualmente ocupó puestos de vanguardia en triples (tres, primero), extrabases conectados (16, primero), más bases alcanzadas por hits (70, primero), cuadrangulares (siete, segundo), slugging (.648, segundo), poder aislado (.306, segundo), remolcadas (29, tercero), incogibles (37, tercero) y anotadas (24, quinto).
Con esos guarismos, el pelotero de 30 años respondió al puesto de cuarto bate que ocupó durante casi toda la contienda y se consolidó como uno de los mejores bateadores del circuito nicaragüense en las dos últimas campañas. En la pasada promedió .300 (24 hits en 80 veces al bate), con cinco dobles, tres jonrones, 14 transferencias y cuatro bases robadas en cinco salidas.
El nacido en el municipio granmense de Río Cauto fue el capitán de los Leones de León en la pasada Serie Latinoamericana, efectuada en 2019 en México, donde quedó campeón. En su trayectoria por el béisbol cubano intervino en nueve Series Nacionales y conformó el Todos Estrellas de 2015.
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