La rivalidad que convirtió a la televisión cubana en la mejor de América Latina

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A la izquierda, Carlos Vigil. Goar Mestre, a la derecha. Foto tomada de centrodeinformes.com.ar.

Goar Mestre rara vez se dio por vencido. “Creó un fabuloso imperio comunicacional en Cuba y lo perdió (…) Lejos de achicarse, se embarcó en una aventura similar en Argentina”, cuenta Pablo Sirvén en El rey de la tv. Goar Mestre y la historia de la televisión (1996). Aunque la segunda experiencia terminó de manera similar, hay algo que debería quedar: el ímpetu constante para alcanzar grandes resultados.

Goar Mestre, nacido en Santiago de Cuba en 1912, era el típico made in USA. Graduado en economía en la Universidad de Yale, su primer acercamiento a los medios viene relacionado con la publicidad de una marca de chocolate. Era 1938 y La Habana, con medio millón de habitantes y 34 emisoras, era, según se dice, la ciudad de mayor densidad radial del planeta. Sin embargo, solo dos, la CMQ y RHC lideran las audiencias. Muy pronto los anuncios de Goar inundan la RHC.

En épocas donde no se le daba a la publicidad toda la importancia que requería, ni CMQ ni RHC superaban las expectativas de Mestre, quien “a los 31 años, decide instalar su propia cadena de radio”, según se precisa en el libro El rey de la tv. Lo de montar su propio espacio fue relativo, realmente lo que sucedió fue que se convirtió, junto a sus hermanos, en accionista de la ya existente CMQ. Su poder crecería tanto en los años venideros que, de acuerdo con Sirvén, el santiaguero podría haber llegado a convertirse en presidente de Cuba. No nos adelantemos.

Goar adquiere una cadena que se hallaba en condiciones difíciles, con cada vez más menciones publicitarias y, para sacarla adelante, planeó disminuir los anuncios y espaciarlos en horarios, para así aumentar en programas. Como parte de esta reforma ingenia una estrategia: las menciones rotativas. Este sistema luego se implementaría en los Estados Unidos y en casi todo el mundo.

En el componente artístico, Mestre incorpora como director de Programación a Gaspar Pumarejo, quien hasta el momento había sido locutor y presentador. Se conocían de los tiempos en que este último trabajó como jefe del Departamento de Radio de la agencia Publicidad Mestre y Godoy S.A.

A partir de aquí, los conflictos que hicieron historia:

De la competencia y las rivalidades entre la CMQ de Mestre y la RHC fusionada con Cadena Azul surgen grandes ideas: concursos de participación, rifas donde cada cual trataba de superar a su rival… De estas tensiones también se derivan la expansión de CMQ, el surgimiento de Radio Reloj -la primera emisora cubana con transmisión ininterrumpida las 24 horas del día- y la segmentación con estaciones encaminadas solo a lo musical o lo deportivo.

Ante la avalancha de oyentes que tenía RHC Cadena-Azul de 8:00 a 9:00 PM, con la emisión de La novela del aire y Tamakun, el 1ro de abril de 1948, en el mismo horario, en CMQ se estrena El derecho de nacer, la radionovela más exitosa de todos los tiempos, con guion de Felix B. Caignet.

Gaspar Pumarejo. Foto tomada de Primera Hora.

Por otro lado, Pumarejo empieza a reclamar unos supuestos derechos de autor por la invención de Radio Reloj. De este no hemos contado mucho. De origen español, llega a la isla y sus primeros pasos en los medios son como locutor de Radio Salas. Luego de la ruptura con Mestre, instaló su propia emisora.

A Goar esto no parecía importarle. Su única preocupación era “mudar la CMQ a un edificio que, de sólo verlo, les quite el aliento a todos”, según Sirvén. Así nace el complejo Radiocentro (similar al Radio City, propiedad de los Rockefeller en Nueva York), con 10 pisos, 10 estudios, dos auditorios con capacidad para 300 personas, numerosas oficinas para alquilar, una gran sala teatral o cinematográfica -arrendada por los Mestre a la Warner Brothers-, y diferentes comercios en sus plantas bajas.

Pumarejo seguía enfrascado en arrebatarle los logros a Mestre y, como en materia radial era insuperable, opta por la televisión. Goar se mueve con cautela y permite el avance bajo la idea de que serían otros los que “afronten los enormes gastos iniciales que hay que hacer mientras el público adquiere receptores de televisión en número suficiente como para que los anunciantes se dispongan a patrocinar programas de televisión”, escribe Pablo Sirvén.

Sin embargo, Gaspar logra asestarle un golpe a su ex-jefe y se convierte en el pionero de la tv en Cuba, con el estudio improvisado Unión Radio Television Canal 4, en la casa de sus suegros, ubicada en la esquina de Mazón y San Miguel. El fundador de la TV en la isla, recibe el 24 de octubre de 1950, la visita del entonces presidente, Carlos Prío Socarrás, para inaugurar oficialmente las transmisiones del primer canal cubano.

Este movimiento obliga a Mestre a apresurar los planes a largo plazo que tenía de reformar una parte de Radiocentro para acoger la teledifusión. Para diciembre de 1950, CMQ – Canal 6 logra retomar las audiencias con la emisión de un juego de pelota desde el Stadium de La Habana.

El deporte, que los catapultó ante la competencia, los consolidó entre la audiencia. Su objetivo era simple: transmitir la Serie Mundial del béisbol estadounidense tan inmediato como la técnica se los permitiese en Cuba. Para ello, en un primer momento, se filmaba en películas de 16 mm que luego se revelaban en Miami, antes de que motociclistas de la policía escoltaran el material hasta el aeropuerto. Con solo 2 horas 15 minutos de diferencia, las imágenes cruzaban el mar Caribe hacia La Habana y se transmitían en las pantallas que sintonizaban el Canal 6 de CMQ. Posteriormente, pensaron que sería mejor cargar el aparato transmisor en un avión para, desde el aire, recoger la señal de Miami y captarla en Matanzas, desde donde viajaba por microondas hacia La Habana y otras provincias claves como Pinar del Río y Las Villas.

Vuelve a contraatacar Pumarejo. En fecha tan significativa como el 10 de octubre, pero de 1957, inaugura las emisiones cromáticas. Había llegado la TV a color, acontecimiento postergado por la CMQ. Además, en el nuevo canal 12 de Pumarejo, las cámaras están en la calle, siempre cerca de los acontecimientos.

La superioridad del 12 y otros de menor poderío estaban dadas, según Mestre, en las tentaciones, las bellas actrices, los escotes y las bailarinas sensuales. Goar se negaba a esto. Mantenía un perfil más conservador. «No acepto programas que mis hijos no puedan ver», afirmaba.

En aquellos años, no solo tenía Cuba las parrillas más variadas, sino también los más avanzados estudios. Además de ello, según El Nuevo Herald, en 1958, el país «contaba con 25 transmisores de televisión con una potencia de 150.5 kw instalados en La Habana, Matanzas, Santa Clara, Ciego de Avila, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba. Tres cadenas nacionales con siete transmisores cada una. CMQ Televisión, Unión Radio Televisión y Telemundo. Los 4 transmisores restantes estaban instalados en La Habana (3) y en Camagüey».

Para enero de 1959, continuaban las disputas entre ambos, aunque el poderío del santiaguero era inminente. En ese entonces, dominaba la principal cadena de radio y TV de la isla, el Circuito CMQ, y poseía acciones en CMBF-TV y CMBA -Canal 7, entre otros. Por diferencias con el nuevo gobierno, ambos abandonan el país y sus compañías fueron nacionalizadas.

Estos hombres que tanto dieron por el desarrollo de la televisión cubana, continuaron su labor en otros países de América Latina.

Te dejamos con dos reflexiones de Mestre:

«Fabricar un éxito es muy dificil, porque ciertamente el gran misterio y el gran riesgo de este negocio dependen de la imprevista reacción del público”.

“Lo dificil -y he aquí una de las claves del éxito o del fracaso de una empresa- es ubicar individuos valiosos exactamente en los puestos que mejor puedan servir.”

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