Después de tanto tiempo, Moneda Dura apenas tiene valor de cambio. Siempre me pregunto qué significa la frase “naked as we came” para los músicos cubanos que arriban a Miami en paños menores, y solo con el tiempo y la intriga mantienen el espíritu musical isleño en la tierra de las migraciones. Ni siquiera puede decirse que Nassiry Lugo lo haya hecho tan bien. La mística precede los conciertos nacionales en Cuba, lo sabemos. Todavía más si el artista de turno estuvo en las entrañas del monstruo…
Agosto, además del bochorno veraniego, viene con los regresos. Es el mes que por segunda ocasión en el año (antes fue marzo) escoge Nassiry para reconquistar la tierra baldía. Si está bien puesta en el costado izquierdo, Cuba nunca se abandona. Es más que una nacionalidad: es casi siempre un dolor perpetuo… Un dolor que, por demás, puede sentir también un músico de pop rock como Nassiry, tanto como la banda que dirige, la cual, a fuerza de talento, sacudió a fines de los 90’ y principio de los 2000 la escalinata de la Universidad de La Habana, como entonces lo hubieran deseado los figurantes bíblicos —con sus frases proféticas para jóvenes descerebrados— de Buena Fe —no pretendo herir sensibilidades, pero hay canciones de este dúo que bien pudieran estamparse en postales para fechas señaladas. O en la parte trasera de un muñeco de peluche…
El regreso de Moneda Dura lleva, además, el título de un disco: Nunca me fui. ¿Cómo? Sí, carraspea. Hay que tener cuidado con esas burbujas de jabón… Los músicos lo olvidan a veces. Sucede que, si estuviste cinco, ocho años fuera de Cuba, es porque, efectivamente, te fuiste. Y no importa a qué ritmo palpite el costado izquierdo. Estuviste ausente otros agostos… Por eso digo que Moneda Dura, y Nassiry, solo vinieron de vacaciones. Para ir a Varadero, ver una función en el delfinario. Cosas así. Quienes conocen de música cubana lo saben: Cuba es una pasarela, un ticket de hospedaje.
“Salir de mi zona de confort es siempre positivo en mi vida y he aprendido mucho durante estos años. Me costó tiempo componer en las nuevas circunstancias. Determinar cuáles eran mis conflictos” … Ese es Nassiry para Suenacubano. Pero no explica cómo se sale del espacio de confort y, sobre todo, las ventajas que tiene. Nassiry, ¿cuál es tu mala leche? Aunque, sospecho, ya no deben quedarte motivos para una canción así. Una que hoy, casi diez años después, y todavía en las mismas circunstancias, puede considerarse un éxito. Aunque ningún tema, como Al sudeste, impulsó tantas cabecitas universitarias al romanticismo. No es muy difícil descubrir a dónde se baja buscando respuestas. Con dieciocho años lo sabes.
No es casualidad el éxito de Moneda Dura entre la juventud de Cuba. Fue un grupo constituido en 1997, con músicos que también eran estudiantes; con una sonoridad que olía a teen spirit. Como sea, Moneda Dura nos enseñó a saltar al ritmo de la guitarra eléctrica. Fue un poco de soda entre tanta salsa noventera. Y así recibió el nuevo siglo, con discos iniciáticos como Cuando duerme La Habana (1998), algo así como una invitación a salir de noche y arrancar de cuajo las señalizaciones de PARE en las avenidas. O aquel Callejero (2004), un poco de todo y algo de nada, porque es una fantasía tropical con tempo acelerado.
“Tuve la inmensa satisfacción de encontrar un público que también vivía fuera de Cuba, le gustaba Moneda Dura y asistía a los conciertos” … Es lo que dice el chico nacido en Romerillo, municipio Playa, y dice también que tiene un nudo en la garganta, que solo afloja cuando llega a La Habana. Y uno le cree, porque está todavía así en las fotos, Nassiry, como al filo del 2000, con pullover negro y esa mirada que no sabe a dónde va, con su rostro tan semejante a la ambivalencia impulsiva del pop rock.
Disfruta de uno de los primeros temas que pegó Moneda Dura:
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