Vicyohandri Odelín: «El entrenador vino a verme para convencerme de regresar»

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Odelín, además de experiencia, puede asegurar varias ventajas para los camagüeyanos. Foto: Alain Mira.

Con mucha más calma que en sus años mozos, sale hacia el montículo. Aunque me lo llevan diciendo meses, días, horas, minutos, segundos, no estuve del todo seguro hasta verlo salir. La chamarreta azul oscuro, con ribetes en rojo, exhibe un impoluto número 23: Vicyohandri Odelín Sanamé está, de nuevo, encaramado en el montículo.

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Al emblemático lanzador camagüeyano, recordado por su espectacular cierre en el partido clasificatorio ante Puerto Rico durante el Primer Clásico Mundial de Béisbol, ya se le ven los años. No por gusto se había retirado.

“El entrenador vino a verme para convencerme de regresar. Es difícil, sobre todo por la familia, ya me había acostumbrado a la casa y mis niños a mí. Pero esto es lo que le gusta a uno y me siento bastante bien físicamente, a pesar de haber estado lejos del béisbol, porque, aunque estuve activo como entrenador, no es lo mismo”, explicó Odelín Sanamé.

Imaginárselo lanzando un juego completo es bastante complicado. Como en el mejor béisbol del mundo, a medida que los pitchers envejecen, deben acomodarse en el staff, generalmente buscando ser relevistas o cerradores.

“Mi objetivo dentro del roster es terminar el partido. Mi preparación ha sido para ello. Si Camagüey llega ganando al noveno, pienso salir a dar el cero para garantizar la victoria”, afirmó el serpentinero.

Su compañero de equipo, Alexander Ayala, dijo hace poco que esta temporada no se iba de refuerzo con ningún otro conjunto; el director, Miguel Borroto, habla de barrer en la mayor cantidad de subseries posibles. Marino Luis juega como si tuviese 20 años y todavía hace maravillas con el guante sobre el segundo cojín. Lo Toros no quieren volver a la barrera, ahora piden acción.

“Nuestro objetivo es clasificar, regresé para ello. Es una meta del equipo y le pido confianza a mi pueblo, porque este año vamos a clasificar y a llenar el Estadio Cándido González de nuevo, como antes”, finalizó Vicyohandri Odelín.

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Novena entrada, diferencia de una carrera en la pizarra (7-6 dominan los Toros a Mayabeque). El “Viyo”, como todos le conocen, calienta sin mucho furor, calmado, seguro y sin dar pistas. Entra Alexander Pozo al cajón de bateo. Es el tercero en la tanda de los Huracanes y lleva dos imparables en el partido.

Primer lance: el bate baila como Alicia Alonso sin encontrar la esférica. Le pitcheó ese famoso lanzamiento que todos le llaman “garabato”, pero yo me empeño en decirle “tareco”. Cuestión de perspectiva.

A Pozo le tira cuatro de esas y una recta. Retirado a paso de conga. Le sucede Yasniel González. Se defiende el guajiro y le gana la base. Michael busca sobrepasar la cerca. Otra vez el “garabato”(o “tareco”) hace de las suyas y lo obliga a conectar un elevado inofensivo al jardín izquierdo.

Al último bateador, un emergente, mejor ni mencionar su nombre. El pobre no encontró la pelota ni de casualidad mientras abanicaba. A Vicyohandri Odelín aún le queda gasolina para el último inning.

P.D: El autor escribió este texto en la primera subserie del campeonato.

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Alain Mira

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