Argentina tenía una deuda. Derrotar a Chile en un partido donde se jugasen algo, incluso si ese algo fuese tan intrascendente como un tercer lugar. El significado de un Argentina – Chile cambió después de las dos finales de Copa América donde Messi no pudo levantar el trofeo. Hoy, un Argentina – Chile es una oportunidad de reivindicarse de los chilenos, y de desagravio para los argentinos. Y de hoy en adelante, un Argentina – Chile será una batalla campal.
La albiceleste toca de maravillas. Se gusta, nos gusta. La roja de América presiona, y busca alternativas con balones largos. Las faltas son fuertes, los jugadores juegan al límite. Al parecer, esa será la tónica del partido. Hasta que el árbitro decreta una falta inexistente en el círculo central, y entre las protestas, Messi cobra rápido. Agüero queda mano a mano frente al portero. El fantasma de Higuaín flota sobre la grama. ¿Podrá definir el Kun? Gol. Los chilenos no se lo pueden creer. Están molestos.
El juego continúa. Dybala recibe un pase de Lo Celso y anota el segundo. Dybala, que apenas había arañado minutos. Dybala con un partido maravilloso. Dybala, sustituido por Di María. Dybala, quien, al parecer, será siempre una segunda opción y no un titular inamovible en una selección necesitada de generadores de fútbol. Dybala, que pone en jaque a Scaloni. Argentina abre una brecha en el marcador. El juego está encarrilado.
El clímax del partido llega con las expulsiones de los capitanes. El rosarino le da un empujón al Pitbull en un balón dividido, le dice algo, y este explota. Lio, el pecho frío, lo encara. Intentan marcar territorio como dos adolescentes con muy malas pulgas y el árbitro decide expulsarlos a ambos. Segunda expulsión de Messi con la selección. A Gary le damos paso porque para él, la tarjeta roja es una vieja conocida.
En un partido donde lo único que se jugaban era el honor, Messi pierde la compostura. Quizás sí sienta la selección. Quizás sí le duelan las dos derrotas ante Chile en aquellas finales. Quizás sea hora de callar y entender que a veces las cosas no salen como uno desea. El resto del partido no es importante. Lo importante estuvo en esa expulsión. Yo no sé si Messi ha evolucionado, pero sí me queda claro que cada día le importa menos lo que piensen y digan de él, y eso lo convierte, de ser posible, en un futbolista mucho más peligroso. Larga vida al diez de Argentina.
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