Pancho Céspedes: La precisión en la pérdida y las renuncias

4 min


0
Podrían decir que Pancho es el mejor intérprete cubano de baladas románticas, del filin puro. Foto tomada de Ciudad de Guía.

Francisco Fabián, Pancho amigo —si mediante puedo—, te aviso que debes compensarme por 15, 20 noches enfermas; me debes una habitación entera, hasta el techo, de clínex y trozos moquillentos y lagrimeados de papel higiénico; una toalla de manos, par de sábanas que rasgué por la ira; el dolor de algunas mordidas en mis antebrazos para mitigar con el daño el gemido del llanto. Eso, y otros objetos lanzados al suelo, rotos, de los que igual ya no te cuento, porque no tienen remedio.

Esa vez en mi cuarto, la luz apagada; la computadora encendida, deslizando en la pantalla fotografías del comienzo, la narración inversa a la despedida: secuencias de abrazos, besos; alguna declinación feliz en frases hechas para colgar de un hilo; las fotos de todas esas cosas que nos regalamos y que entonces siempre quise destruir, y las destruí. Todo eso. Y de banda sonora tus canciones de Vida loca (1998), Pancho, esas letras tristísimas sobre el lamento asmático del piano y el seseo del jazz de fondo; suave, hermosamente doloroso, como bañarse bajo una cascada de cuchillos.

Y entre tanta pena sudé un desengaño con el vapor de tus canciones. Demoró, pero fui nuevo otra vez…

***

Supongo no soy el único que ha agarrado con las manos las canciones de Pancho Céspedes cuando le terminan una relación, ni el único que se ha sentado miserablemente en el rincón más oscuro de un cuarto a escribir detrás de la puerta el nombre de su victimario.

Si has hecho todo esto con la banda sonora de Céspedes, seguro ya sabes que los temas de este cantante a medio camino entre el filin, el jazz y la balada tradicional, son sustancias carminativas para expulsar el desasosiego, para ir reparando las roturas.

Quizá sea que Francisco Fabián, antes de ser Pancho, fue médico y por eso sus canciones tienen, en sentido y melodía, la precisión del escalpelo y todo ese conocimiento de las cosas internas: la pérdida y la renuncia en su definición ontológica, y todos esos versos que dicen del amor una enfermedad tremenda, tratable pero crónica. Al final, la canción Tu amor nos deja con diagnósticos como este: si te vas a marchar/llévate antes mi cuerpo.

Entre todo, por sobre todo, está la voz de Céspedes, terapéutica, íntima como el consuelo, perfecta en situaciones de estrés sentimental. En el temblor de la fiebre no hay sensación más placentera que esa de cuando te arropan. No sé si Pancho lo ha pretendido alguna vez: que sus composiciones sean una terapia de abrazos que te hace sentir tan triste y dichoso al mismo tiempo. No sé. Pero siempre lo consigue.

Nada mal para un hombre que se fue de Cuba con la voz de Elena Burke e Ignacio Villa (Bola de Nieve) en la maleta, con eso y el sueño de cantar. Que antes de hacerse conocido, lo reconocieron cantantes de la talla de Luis Miguel. Nada mal, pues su álbum debut Vida loca fue éxito de ventas sellado con un quíntuple Disco de Platino; lo aplaudieron en Viña del Mar… Sin embargo, Pancho recordaría después y hasta ahora, el filin cubano, la sordidez de los cabarets habaneros a inicios de los 90’; la boca de Bola aleteando sobre el piano…

Todo eso está en él. Por eso produjo en 2006 el primero de sus homenajes declarados, Con el permiso de Bola, un disco que recopila temas clásicos de Ignacio Villa. Y el guanabacoense, que es la canción misma vestida de frac, se abrigó entre los brazos de Pancho Céspedes, y descansó al fin, después de ser apaleado tantas veces por intérpretes nacionales. En Pancho, la voz de Bola es como el eco en los hemiciclos: vuelve en ráfagas, una tras otra, siempre reconocible. Es oír el disco y montarse en barco —mares de fraseos bellísimos mediante—, y desembarcar en un performance de Bola. No les diré el daño que hacen 44 segundos de un solo de saxofón agónico en Vete de mí.

Después continuó amando a Cuba, y a otros artistas que admira. Colaboró con el pianista Gonzalo Rubalcaba, cantó a dúo con el icono mexicano de la canción romántica, Armando Manzanero…

Más cerca de ti (2011) es un álbum en vivo que contiene 18 canciones, sus mayores éxitos. Es el mapa del Pancho Céspedes conocido. Para el lanzamiento del fonograma, el autor escribió unas palabras de presentación, tal vez la síntesis más adecuada a su experiencia artística, sus influencias… “El día de San Valentín me quedé dormido al empezar a escribir [estas palabras] y tuve un sueño un poco raro. Estábamos Bola de Nieve, Gonzalito Rubalcaba, Raúl del Sol y la gente de la peña Payrol en Santa Clara […] y otros que no recuerdo, jugando dominó en el centro de un estadio de fútbol, en donde cada vez que uno ganaba una mano, se escuchaban miles de voces gritando Vida loca, Señora, Remolino y La flor de la canela hasta que alguien gritó ‘jon ron’, y me quedaba yo solo con dos pianos y una trompeta caídos del cielo” …

Los injustos dirán que Pancho Céspedes no puede contener la cubanía de Bola ni el sentimiento de la Burke, dirán que olvidó el sol de los litorales y el olor ácido de los instrumentos viejos en los bares y cabarets oscuros de La Habana, pero es mentira. No lo saben o no lo han escuchado bien. De conocer su arte, solo podrían decir que es el mejor intérprete cubano de baladas románticas, del filin puro (actualizado, porque no es solo un género, es una actitud interpretativa) y el jazz en su variante smooth contemporánea, cercana al latin.

Y esto, siempre para bien, será todavía más definitivo con los años.

Anuncios
Anuncios
Anuncios

0 Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× ¡¡¡Contáctanos!!!