La partida de Hedy Villegas el 28 de noviembre de 2024 dejó un vacío irreparable en la escena teatral cubana, pero tiempo después, luego del estreno de la telenovela Sábados de gloria, también puso en evidencia una reflexión dolorosa: las puertas de la televisión se le abrieron demasiado tarde a una de las actrices más talentosas de su generación.
Según un texto publicado recientemente en el Portal de la TV cubana, firmado por Jordanis Guzmán Rodríguez, «a Villegas le ocurrió lo que a muchos seres de teatro: las prudencias y reparos que algunos directores televisivos tienen con el tránsito de un medio al otro, cuartan las posibilidades reales de que un histrión de las tablas pruebe su valía ante las cámaras».
Esta barrera invisible entre el teatro y la televisión privó al público cubano de disfrutar plenamente del talento interpretativo de Villegas, quien «dedicó su vida a la escena teatral y forjó el alma y las destrezas interpretativas de varias generaciones de actores», como destaca el autor del mencionado trabajo periodístico.
Irónicamente, fue tiempo después de fallecida cuando Hedy Villegas logró conquistar masivamente al público televisivo a través de su interpretación de Elenita en la telenovela actualmente en transmisión. Su personaje, la cuñada de Rosita (interpretada por Paula Alí), se ganó el cariño de los televidentes, entre otros aspectos, gracias al humor que rodea su figura.
Este papel llegó como una reivindicación tardía de su talento televisivo, mostrando lo que el medio había perdido durante décadas por esas «prudencias y reparos» mencionadas por Guzmán Rodríguez.
En la pequeña pantalla, las apariciones de Hedy fueron escasas. Sus intervenciones más recordadas llegaron con pequeños papeles en la teleserie La otra cara y en la gustada telenovela Al compás del son, ambas producciones estrenadas hace más de dos décadas.
Estas participaciones, aunque limitadas, sugirieron el potencial desaprovechado que representaba su ausencia en las producciones televisivas cubanas.
La historia de Hedy Villegas plantea un análisis sobre las barreras artificiales que a menudo separan los diferentes medios artísticos. Como señala el Portal de la TV cubana, su capacidad para «amoldar criaturas y conferirle voces propias, únicas» se vio limitada por prejuicios que impedían el tránsito natural entre el teatro y la televisión.
Su éxito tardío en Sábados de gloria demostró que esas prudencias eran infundadas y que el público cubano se había perdido décadas de interpretaciones memorables por culpa de una mentalidad restrictiva que no supo valorar a tiempo el talento que tenía ante sus ojos.
Hedy Villegas fue, como ha sido descrita aquí, una mujer que vivió por y para el teatro. Perteneció al grupo fundador de la Compañía Rita Montaner, donde desarrolló gran parte de su carrera artística antes de unirse a Tony Díaz, en 2005, para fundar Mefisto Teatro. Esta alianza artística marcó una nueva etapa en su trayectoria, convirtiéndose en la mano derecha de Díaz en la ambiciosa misión de rescatar el teatro musical en Cuba, resalta la web de la UNEAC.
Tras el fallecimiento de Díaz en 2014, Hedy asumió la dirección de Mefisto Teatro, manteniendo viva durante una década la línea estética del grupo. Bajo su liderazgo, la compañía concretó obras emblemáticas como Huevo, Remembranzas, Chicago, Muerte en el Bosque, El Diario de Ana Frank, Escándalo en la Trapa, Cabaret y Un dios salvaje, entre otros títulos que enriquecieron la cartelera teatral cubana.
Convertida en una formadora de jóvenes artistas, Villegas se dedicó a transmitir su experiencia y conocimientos a las nuevas generaciones. Su labor pedagógica fue reconocida con las medallas Raúl Gómez García y la Distinción por la Cultura Nacional, honores que reflejaban su contribución al desarrollo del arte escénico cubano.
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