Mediodía en TV fue durante varios años uno de los programas de mayor audiencia en Cuba, gracias, en parte, al carisma de su presentador, Abel Álvarez, y también al excelente trabajo y la química que mantenía el equipo formado además por los comunicadores que anunciaban las propuestas televisivas: Yumié Rodríguez (Cubavisión), Niro de la Rúa (Tele Rebelde), Laritza Camacho (Canal Educativo 2) y Dahymy Crespo (Canal Educativo).
Esta última fue, durante más de veinte años, el rostro de la señal orientada generalmente hacia una cartelera que privilegiaba las teleclases y otros contenidos afines de corte cultural e histórico, pensados para enriquecer el conocimiento de los televidentes. Allí condujo Teleguía, un espacio que daba a conocer la programación para la jornada.
Según contó en una entrevista ofrecida en julio a su excompañero Álvarez para el programa en YouTube Abel en cualquier parte, comenzó en dicho canal como productora, siguiendo los pasos de una tía suya. Más adelante pudo llevar a la par esa función con la de locutora, sobre la cual comentó que le resultó compleja, pues exige una serenidad que ella dice no tener.
Finalmente un día asumió que se dedicaría exclusivamente a la segunda de las especialidades y tiempo después llegó a Mediodía en TV, donde se consolidó en la pantalla, acompañada por los otros talentosísimos anfitriones, hasta que un día se decidió que el gustado programa redujera su formato y quedara solamente con dos locutores. Valoró aquel drástico cambio como «muy cruel», sobre todo por el hecho de que no se los comunicaron de frente, sino que se enteraron por «comentarios de pasillo».
En mayo de este 2024 llegó a Miami con su esposo, Víctor Dennis, y su hija menor, Sofía, a través del parole humanitario. Su hijo mayor, Yan, se había trasladado hacía más de un año a EEUU y, para Dahymy, reunirse con su familia fue una de las mayores motivaciones a la hora de optar por recomenzar su vida.
Poco tiempo después de la marcha de su hijo, contó en la mencionada conversación que ella tuvo una caída en su casa, que le afectó varios músculos y estuvo durante algún tiempo sin trabajar, etapa que consideró que la preparó para el momento de reencontrarse con su descendiente.
«Fue muy difícil para mí dejar de trabajar porque, como tú y yo sabemos, los que hacemos este trabajo lo hacemos por amor realmente y no por la remuneración, que no es justa en muchas ocasiones», dijo Crespo a Álvarez y agregó que tardó en entender que debía cerrar ese ciclo, pero un año y dos días después de hacerlo, le llegó la autorización para viajar hacia el país norteño.
Sobre su nueva etapa en dicho territorio declaró que vive en casa de su cuñada, a quien agradece eternamente, y que está abierta a trabajar en cualquier ámbito. «Yo no estoy esperando solamente el micrófono. Si viene el micrófono, bienvenido sea, porque lo sabemos hacer y es lo que quisiéramos hacer, pero yo sé hacer un bocadito de helado, dobladillos, una cartera, artesanía. Yo estoy dispuesta a lo que sea», sentenció.
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