Desde hace algún tiempo suena cada vez más dentro del atletismo español el nombre de Yasiel Brayan Sotero Salazar, nacido en Cuba el 28 de diciembre de 2001, pero residente en Gran Canaria desde los 13 años. Hablamos del principal talento de esa nación en el lanzamiento del disco, que hace dos meses logró la marca mínima para viajar hacia Budapest, Hungría, donde tendrá lugar el Mundial de la disciplina entre el 19 y el 27 de agosto.
A inicios de junio, en el Meeting Iberoamericano de Huelva, el antillano que compite por el club Tenerife CajaCanarias, batió su propio récord nacional sub-23 y envió el implemento hasta los 64,68 m, resultado que superó en poco más de dos metros su anterior plusmarca y también estuvo por encima del mínimo exigido por la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) -63.50 metros para los atletas menores de 23 años-, motivo que le hizo ganarse un puesto en la selección de su país de residencia que acudirá a la cita planetaria.
Este escalón en su carrera no ha sido nada sorpresivo, pues él ha mantenido una trayectoria ascendente que lo ha llevado a ser monarca europeo sub-18, sub-20 y dos veces medallista de bronce continental en la categoría sub-23. Este año fue cuarto en los Juegos Europeos para mayores y titular español absoluto de invierno.
No obstante, hubo una etapa en que todo parecía apuntar a que podría estar cerca del final su hoja de servicios en el deporte. Según confesó, él nació con una arteria más fina de lo normal y ello no le impedía llevar adelante una vida común y corriente, pero sí podría traerle problemas en el escenario del alto rendimiento. Podría suceder que en una competición se «sobreexcitara» demasiado y eso le provocara dificultades de salud.
Para evitar esto último, la federación decidió que lo mejor era intervenirlo quirúrgicamente. Al respecto, publicó el medio Relevo que para llevar a feliz término ese procedimiento, «la única opción viable era fracturar el esternón y operar a corazón abierto. Una solución que añadiría una dificultad más en la recuperación: el hueso debía soldarse bien porque es una pieza clave para los lanzadores».
«Era una operación de las que solo habíamos visto en las películas», confesó su entrenador Francisco Ríos al citado sitio web. Tras más de nueve horas en el salón a inicios de 2022, pasó varias semanas sin moverse y alrededor de 11 meses duró su recuperación. En diciembre volvió a registrar un resultado, 55,83 m, que le valió para ganarse un lugar en el certamen continental sub-23, de donde saldría con bronce en este 2023.
Su marca de por vida, al aire libre, fue la que se agenció en Huelva en junio pasado y es la que le ha llevado al campeonato del orbe de Budapest. Bajo techo posee un tope de 65,89 m, logrado en Castellón en 2020. Antes de llegar al disco incursionó en la jabalina y en la impulsión de la bala.
Finalizamos con un dato que habla sobre cómo ha cambiado su carrera tras la delicada operación. Sus cinco mejores registros los consiguió después de pasar por el quirófano:
-64,68 m (6 de junio de 2023 – Huelva, España)
-63,22 m (14 de junio de 2023 – Castellón, España)
-62,54 m (6 de mayo de 2023 – Castellón, España)
-61,69 m (15 de julio de 2023 – Espoo, Finlandia)
-61,19 m (24 de junio de 2023 – Chorzów, Polonia)
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