El turbio e inacabado caso del asesinato de un empresario cubano que conmovió al mundo

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José Menéndez. Foto tomada de San Bernardino Sun.

Eran aproximadamente las 10:00 pm del 20 de agosto de 1989, cuando algunos vecinos de North Drive Elm, Beverly Hills, creyeron escuchar sonidos bastante similares a los que producen los fuegos artificiales al estallar. Aunque resultaba extraño oír algo así un domingo a tal hora, la mayoría debe haber sospechado que era obra de unos jóvenes haciendo de las suyas, y en el fondo no les faltó razón si pensaron así.

Los ruidos provenían del número 722 de esa calle, una mansión en donde antes habían vivido famosos como Elton John y Prince. Sin embargo, aquella noche el barullo no era de fiesta; provenía de alrededor de 30 disparos realizados por Joseph Lyle y Erik Galen Menéndez, hermanos que acabaron con la vida de sus padres: José y Mary Louise, también conocida como Kitty.

Al primero lo asesinaron con un tiro en la nuca, disparado desde una escopeta de cartuchos Mossberg calibre 12, mientras que la mujer, quien se despertó al escuchar la detonación que acabó con la vida del marido, fue herida en la rodilla y acto seguido rematada con impactos en el brazo, el pecho y la cara, los cuales la dejaron totalmente desfigurada.

Inmediatamente después del terrible suceso, los hijos recogieron los cartuchos y se fueron al cine para generar una coartada. Al regresar, Lyle llamó al 911 fingiendo alteración. Entonces los medios rodearon la casa familiar y comenzó el show mediático, que luego se extendería hacia las portadas de medios nacionales y extranjeros.

Al día siguiente del parricidio, Lyle, de 25 años, y Erik, de 22, ambos tenistas profesionales de poca monta, se fueron a ver un partido de baloncesto, tal y como registra la tarjeta NBA Hoops de 1990 del jugador Mark Jackson (New York Knicks), en donde la dupla aparece sentada a la izquierda de la imagen, en asientos de primera fila.

Foto tomada de eBay.

Durante los meses siguientes, los hermanos se dedicaron a gastar los 15 millones de dólares de la póliza de seguro en todo tipo de lujos. Posteriormente, los fiscales determinaron que, entre agosto del 89 y enero del 90, dilapidaron cerca de un millón de billetes verdes.

Eventualmente, Erik no pudo soportar el remordimiento y le confesó el crimen a su terapeuta, quien los denunció a él y a Lyle luego de ser amenazado por este último. Seis años más tarde de su detención, tras procesos separados y un juicio anulado, el 2 de julio de 1996, los Menéndez fueron condenados a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional, sentencia que fue confirmada en el 98 por la Corte Suprema de California.

Más de tres décadas después de aquel hecho, todavía queda una pregunta en el aire ¿qué llevó realmente a Erik y Lyle a acabar con la vida de sus padres?

Según Peter Hoffman, ex socio comercial de José, ambos solo estaban interesados en el dinero, mientras que el psiquiatra forense, el doctor William Vicary, sostuvo que fueron víctimas de abusos físicos y sexuales, al decir que “habían sido amenazados en numerosas ocasiones por su padre por cruzar ciertos límites y que, por tanto, los golpearía tan fuerte que nunca lo olvidarían o incluso los mataría».

Esa misma idea de Vicary fue usada por la defensa en el juicio, en donde, de acuerdo a un reciente texto de El País, Lyle Menéndez dijo que fue el miedo y no la codicia el desencadenante del hecho.

“Ante el jurado, el mayor de los hermanos dijo haber sido abusado sexualmente por su padre cuando tenía siete años. También admitió haber hecho tocamientos a su hermano menor, quien estaba presente en la sala”, publicó el diario español, tras lo cual agregó otro parlamento de Lyle: “le pedí a mi madre que le dijera a papá que me dejara en paz, que seguía tocándome. Me dijo que parara, que estaba exagerando, que mi papá me tenía que castigar cuando hacía cosas malas y que me amaba”.

Por su parte, al hablar en el juicio, Erik contó que, en su caso, habían sucedido historias similares, pero que los abusos habían continuado durante el resto de su vida y solo concluyeron tras el fallecimiento violento de José.

Otra parte importante del proceso se conoció cuando los dos hablaron de una pelea ocurrida poco antes de la noche de los asesinatos. En el calor de la discusión, los muchachos le comentaron a la madre sobre el problema y poco después, al regresar el padre a la casa, este fue confrontado por Lyle, quien le dijo que si no dejaba de tocar a Erik le contaría a todos. Luego, el padre se marchó y, según dijeron posteriormente en el juicio del 93, los chicos pensaron que este iba a matarlos para ocultar la verdad y por eso decidieron tomar la justicia por sus manos.

Foto tomada de Los Angeles Times.

El pasado turbio de José

El patriarca de los Menéndez había nacido el 6 de mayo de 1944 en La Habana y provenía de una familia adinerada. Llegó a Estados Unidos en el 60, con 16 años, y con el tiempo desarrolló varios negocios, aunque siempre albergó la idea de presentarse al Senado y ser el primer hombre de origen cubano en llegar tan alto.

Si bien su carrera política nunca fructificó, su ascenso corporativo sí fue bastante notable. En Nueva York empezó a trabajar en RCA como presidente de Ariola, la sección de discos. Fue él quien firmó a artistas populares como Duran Duran y Eurythmics, y también el responsable de introducir a la boyband puertorriqueña Menudo a las audiencias estadounidenses.

De su vínculo con la agrupación juvenil boricua provienen algunos de los primeros indicios de su conducta inadecuada. Según se ha visto recientemente en el tráiler de la serie documental Menéndez + Menudo: Boys Betrayed, Roy Roselló, integrante de la conocida agrupación desde 1983 hasta 1986, confesó: “sé lo que me hizo en su casa”, refiriéndose así a la violación a la que fue sometido por Menéndez en una mansión de Nueva Jersey, cuando él solo tenía tenía 14 años.

El documental, creado por los periodistas Nery Ynclan y Robert Rand, llegará a la plataforma de streaming Peacock el 2 de mayo y buscará arrojar más luz en torno a José y sus actos encubiertos de pederastia, señalados por sus hijos y por Roselló, quien también ha confesado ser víctima de Edgardo Díaz, el mánager del grupo.

“Fui el único integrante que no hizo ningún tipo de audición en Menudo. Todos saben que entré en Menudo porque Edgardo me vio y se enamoró de mí”, confesó al programa Ventaneando Roselló, quien hoy tiene tres hijos y se ha convertido en pastor cristiano.

Estas nuevas revelaciones del excantante, para la serie producida por NBCUniversal, pudieran significar una reapertura del caso de los hermanos Menéndez, pues, si se confirman estas acusaciones, podría cambiar el panorama de Lyle y Erik.

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