Aunque la gran mayoría de los peloteros cubanos que se desvinculan de la Serie Nacional y luego marchan del país, de la manera que sea, persigue el afán de rubricar un contrato con alguna organización de Grandes Ligas, no todos -de hecho, un número considerable- logran llevar a vías de hecho esa ambición. Es un proceso multifactorial e incide desde no tener el talento adecuado para captar el interés de las franquicias, hasta la edad. Sí, tener unos años de más, que bien pueden ser 25 o 26, podría terminar siendo el hándicap mayor.
Cuando esto ocurre y el jugador es consciente, el sueño de un acuerdo MLB ya no es prioridad y el sacrificio se centra en conseguir, a toda costa, una firma en otro circuito rentado que le permita debutar a este nivel y tener ingresos por lo que se hace, algo muy codiciado por el atleta antillano. Hay quienes lo logran, hay quienes no, de ahí que la frustración sea un sentimiento con el que lidiar.
Ejemplos de peloteros cubanos que han pasado esa experiencia hay muchos. Uno reciente es el del habanero Jorge Alberto Tartabull.
Después de marchar de la Isla, a mediados de 2018, el jardinero se estableció durante un tiempo en República Dominicana. Allí hizo todo lo posible para que sus aptitudes fueran tomadas en cuenta por franquicias de las Mayores y concretar un pacto, mas no lo obtuvo.
Al ver irrealizable el propósito inicial por el que salió de su país, preparó los bártulos y viajó a México, donde tendría un abanico amplio de oportunidades para retomar la carrera deportiva que comenzó en Cuba, jugando por última vez con Industriales, en la edición 57 (2017-2018).
Seguramente sus intenciones en territorio azteca pasaban por conseguir un contrato en la Liga Mexicana de verano o en la invernal Liga del Pacífico, los dos campeonatos más fuertes de esa nación. Para ello trabajó durísimo, con mucha disciplina y sin perder de vista el objetivo.
Cual obrero humilde, luchó por su futuro participando en diferentes ligas de bajo perfil, siempre con buenos desempeños. Entre ellas, la Liga Meridiana de Invierno, la Liga Norte y la Liga Jaguar del Mayab.
En la pretemporada del pasado circuito del Pacífico (2020-2021) recibió su mejor oportunidad hasta ese momento, luego de que los Cañeros de Los Mochis le extendieran una invitación. Reunió alrededor de una decena de comparecencias al rectángulo ofensivo en encuentros amistosos frente a otros elencos, sin embargo no pudo incluirse en el roster, pues, como hablamos en un material anterior, los Cañeros habían designado a sus tres extranjeros.
No fue hasta este 13 de julio que el sanmiguelino, a sus 28 años, pudo debutar en un torneo de buen nivel. Ese día los Pericos de Puebla, de la Liga Mexicana, oficializaron la contratación de sus servicios como agente libre y en la noche lo ubicaron en la alineación ante los Toros de Tijuana.
Su primer imparable lo conectó el 16, una conexión de rolling por el centro del terreno que impulsó la carrera número 13 de su club contra las Águilas de Mexicali, en la octava entrada, en calidad de sustituto. Con el 86 en su dorsal, ese batazo también significó su primera remolcada en el campeonato.
Al día siguiente se informó que el bateador zurdo quedó liberado por la escuadra de Puebla. Apenas intervino en tres desafíos, archivó nueve comparecencias, conectó un sencillo, remolcó una, bateó .125 y negoció un boleto.
Este capítulo de su sueño profesional solo le duró cuatro días ¿Qué les parece? Esperamos verlo en un próximo episodio que sea más duradero y exitoso. El sacrificio, casi siempre, premia.
Muy atractivas las propuestas para seguir ha los peloteros cubanos donde quiera q estén gracias