Viva Cuba, estrenada en 2005, ganó el Gran Premio de la Juventud en el Festival de Cannes, tuvo su nominación a los Premios Goya, e incluso estuvo en una preselección para la nominación del Oscar a la mejor película extranjera. Más allá de los galardones, el filme caló en sus espectadores. Está protagonizada por niños y hecha para niños, aunque trata un tema de mayores que, en definitiva, también afecta a los más pequeños: la emigración.
El segundo largometraje que dirigió el realizador cubano Juan Carlos Cremata pudiera entrar en la categoría de road movie, pero no es el largo viaje o el recorrido por toda Cuba lo que más impresiona. Los sentimientos afloran cuando se ve la relación entre los niños, las aventuras y complicidades que los unen.
El argumento es el siguiente: Malú y Jorgito son dos pequeños, muy amigos, cuyas familias no se llevan tan bien. Cuando la abuela de Malú fallece, su madre decide irse de Cuba. Ellos, para evitar que los alejen, deciden emprender juntos una aventura y escapar hasta el fin del mundo, donde nadie los pueda separar.
Desde Cubalite conversamos con sus actores protagónicos, quienes mantuvieron sus nombres para los personajes.
Ambos recuerdan los días de rodaje con mucho cariño. Fueron tres meses de convivencia. Coinciden en anécdotas y experiencias. Durante el tiempo que duró el proceso de filmación en La Habana, vivieron en la casa de su director, Juan Carlos Cremata. Allí estaba todo el equipo, pues la película fue muy familiar. Los niños formaban parte de La Colmenita, la compañía de teatro que dirige Carlos Alberto Cremata.
Malú y Jorgito tenían 11 y 12 años respectivamente cuando rodaron la cinta, aunque sus personajes eran de menor edad. Nunca tuvieron el guion completo. Cada noche leían las escenas del día siguiente y en los rodajes hubo mucho de improvisación.
Los primeros pasos en el mundo del arte fueron muy similares para ambos, aunque luego tomaron rumbos diferentes.
¿Qué ha sido de los niños que protagonizaron la película «Habanastation»?
Malú Tarrau
“Con tres años empecé en la compañía teatral La Colmenita. Allí estuve toda mi infancia hasta que entré en la Escuela Nacional de Arte (ENA) a estudiar la carrera de actuación. Mientras integraba la agrupación infantil, me llega la propuesta de Juanqui (Juan Carlos Cremata), para formar parte de su largometraje, que sería el primero que se hacía en el país con niños y para niños.
“Involucrarme en ello fue una experiencia maravillosa, sobre todo porque nosotros, en ese momento, aunque sabíamos que estábamos haciendo cine, no lo sentimos con todo el rigor. El equipo encontró la manera más dinámica de realizar el rodaje. Tuvieron una facilidad increíble para trabajar con nosotros, nos dieron todo el apoyo y amor que necesitábamos en esos instantes en que estábamos fuera de casa”.
Malú cataloga la experiencia como doblemente enriquecedora, pues “además de rodar una película, conocimos lugares de nuestro país que no habíamos visitado. Estuvimos viajando por toda Cuba, estuvimos en cada una de las provincias que se mencionan ahí”.
Después de Viva Cuba, la joven participó en otros proyectos. “Tuve la oportunidad de trabajar con el maestro y director Fernando Pérez en la película José Martí, el ojo del canario, y después con Jorge Luis Sánchez en Cuba libre y en Julián del Casal”.
“Estuve durante un tiempo viviendo en Argentina, donde tuve el increíble honor de dirigir la ONG de La Colmenita. Pude interactuar con niños de ese país y colombianos, al frente de la compañía en ambas naciones. Hice trabajos como profe de teatro y trabajé con pequeños con alguna discapacidad y autismo. Fue una experiencia muy linda”.
A su regreso a Cuba comenzó a inclinarse por la producción. “He iniciado una carrera en el mundo de la producción musical y audiovisual. Me gusta mucho la música, pues desde niña en La Colmenita me lo inculcaron, lo llevo en la sangre”.
Malú habla con entusiasmo de los espectáculos y eventos en vivo. Ahora es una mujer emprendedora que se abre camino en un mundo mayoritariamente de hombres. “Demostrar que solas sí podemos llevar adelante un evento es bastante complicado, tanto en Cuba como en otros países. Existe la creencia de que se necesitan hombres en las luces, en el escenario, dirigiendo la parte técnica, y no necesariamente es así. Formo parte de un equipo mixto con mujeres y hombres creadores, que han llevado a cabo eventos como el Festival Varadero Josone, el de cine de Gibara, el Havana World Music y estoy muy feliz por eso”.
“Llevo mi carrera de productora a la par de la de actriz. Formo parte de Jazz Vilá Projects. Las obras de teatro con Jazz forman parte de una diversión, de un hobby. Es mi manera de relajarme, voy a divertirme, a sonreír. Entré en la última temporada de Farándula, en los teatros, antes de la pandemia, y luego estuve en los lives para las redes sociales. Ahora formo parte de VOM, serie súper divertida que recomiendo un montón”. En esta obra da vida a Yurima Zanja Dulce, encargada de vestuario del teatro Pandora, una apasionada del color rosa chicle.
Jorge Milo
“Desde los cinco años formaba parte de La Colmenita y Juan Carlos Cremata siempre nos dijo a Malú y a mí que él, algún día, iba a hacer una película con nosotros dos. Pasaron algunos años hasta que eso se concretó. Cuando empezaba a cursar el séptimo grado se dio la oportunidad”.
De los meses de rodaje recuerda cómo se divertían: “no pensábamos en lo que hacíamos para que las escenas fueran lo más naturales posibles. En esos meses recuerdo que Malú y yo éramos como perro y gato y nos la pasábamos fajados de verdad, hay muchas escenas en las que estábamos bravos en serio”.
“El filme representó todo para mí. De ahí en adelante mi vida cambiaría mucho, para bien, y es algo que siempre quedará en mi memoria y en la del público. Recibí muchas muestras de cariño, un país entero me reconocía por dondequiera que pasaba y eso fue muy bonito. Sentir que muchos se identificaban conmigo y con la historia fue espectacular”.
Después de la película, Milo continuó en La Colmenita, “haciendo teatro, que era lo que en realidad había hecho durante toda mi infancia y juventud. Aunque se me abrieron muchas puertas en la televisión y los medios audiovisuales, el teatro siempre fue mi preferencia y prioridad”.
Hoy lleva varios años fuera de Cuba. El nacido en el municipio San Miguel del Padrón hace 29 años, también incursionó en la música. “Para mí la actuación quedó en el pasado, ahora mi mejor proyecto es ser papá y lo disfruto mucho”. En su perfil en Instagram se le puede ver en esa faceta de padre orgulloso.
Nota: este trabajo fue publicado en septiembre de 2020.
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