Aroldis Chapman es, sin dudas, uno de los mejores relevistas de la MLB en lo que va de siglo. Pocos discuten eso. Desde que debutó en la Gran Carpa, el holguinero ha salvado 273 choques en 550 salidas, no todas, por supuesto, con la posibilidad de anotarse el punto como taponero.
Con su arma más poderosa, la recta, llegó a marcar 105.1 mph el 24 de septiembre de 2010 y luego repetiría dicha cifra en varias ocasiones (esa velocidad constituye el récord Guinness por el lanzamiento más rápido en el béisbol, igualado posteriormente por el joven as de los Cardinals, Jordan Hicks). Relacionado con esto último, en 2015 el cubano fue protagonista de un suceso que no ha podido repetir serpentinero alguno.
Ese fue el año en el que debutó en los estadios de la MLB la herramienta StatCast, desarrollada para medir y analizar los movimientos de los atletas y sus habilidades en la mejor pelota del orbe. A partir de ese momento, se pudo compilar con mejor exactitud, por ejemplo, la cantidad de pies por los que viajaba una bola más allá de las cercas; las millas por hora de un pitcheo determinado; la velocidad de salida de un batazo.
En 2015, el año que provocó que las organizaciones comenzaran a mejorar masivamente sus equipos de análisis de datos, Aroldis lanzaba para los Reds de Cincinnati. Finalizó la campaña con cuatro juegos ganados e igual número de perdidos, salvó 33 (su menor marca luego de establecerse como cerrador en el este de la Nacional), ponchó a 116, transfirió a 33 y promedió un WHIP de 1.146. Por cuarta ocasión consecutiva asistiría al Juego de las Estrellas. Pero nada de lo anterior tiene que ver con la hazaña a la que hacemos referencia en el título, o al menos no directamente.
A lo que vamos: Chapman lanzó los 62 envíos más rápidos registrados en la temporada (todos con su recta de cuatro costuras). El más veloz llegó hasta 103,9 mph (percibido por un bateador en el home plate como si fuese de 105.3). En el cajón estaba Brian Dozier, de los Twins, quien conectó foul. Repitió el mismo dígito ante el cátcher Yadier Molina, días después. En el puesto 63 ancló el lanzador de los Yankees, Nathan Eovaldi, con una fastball a 102.35 mph.
De acuerdo con el sitio FanGraphs, en aquella campaña, el 75.5% de los lanzamientos del antillano fueron rectas, el 16.8%, sliders, y cambios el 7.6%. En esa época todavía el antillano no exprimía al máximo sus rompimientos como lo haría años después, debido, entre otras cuestiones, a un leve descenso en cuanto a sus promedios de velocidad. En 2018 y 2019 bajó de 100 mph como media en su recta y su tasa de sliders superó el 25% y el 31%, respectivamente.
En 2016 consiguió enviar hacia el home los 30 envíos más rápidos (oscilaron entre 105.1 y 103.8 mph). Un año más tarde logró los 23 más veloces. En 2018 registró el tercero, con una sinker a 104.4 mph (en esa campaña, Hicks igualó la marca de 105.1). En 2019 su nombre aparece por primera vez en el puesto 36, también con una sinker, pero a 102.5 mph (ese listado lo lideró también la joven promesa de los Cardinals).
Nota: El 18 de abril de 2011, “el misil cubano”, según la pizarra del Great American Ball Park, lanzó una bola a 106 mph ante el jardinero Andrew McCutchen, pero la transmisión del partido registró exactamente una milla menos. Aquello generó una controversia y provocó que se desestimara la cifra mayor. Por tal suceso, se mantiene como el lanzamiento más veloz el de 105.1.
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