Hoy, seis años de la muerte del zurdo que lanzó sus 16 temporadas con Metros

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Luis Felipe Díaz. Foto tomada de Swing Completo.

Para millones de personas, febrero es sinónimo de felicidad, por lo que representa el 14 como día del amor y la amistad en muchos países del mundo. Sin embargo, en 2014, ese mes llenó de tristeza a la afición beisbolera cubana por partida doble. En la noche del 17 se conoció el fallecimiento del lanzador zurdo habanero José Modesto Darcourt Fernández, a los 55 años, víctima de cáncer de colon. El Chiqui transitó por la Serie Nacional durante 14 temporadas con Metropolitanos e Industriales y logró vestirse más de una vez con el uniforme del team Cuba.

En la madrugada del 27 de febrero de 2014, diez días después de la muerte de Darcourt —tío del jardinero industrialista Yosvani Peñalver—, sucedió el deceso de otro lanzador zurdo, también habanero y establecido en Centro Habana, donde nació El Chiqui, quien a los tres años se mudó junto a sus padres hacia La Habana del Este. A los 42 abriles perdió la vida Luis Felipe Díaz Medina como consecuencia de un infarto agudo de miocardio.

Luis Felipe ha sido uno de los brazos zurdos más trabajadores que ha tenido la Serie Nacional, donde se mantuvo por 16 contiendas con Metropolitanos, siendo uno de los pocos jugadores capitalinos con amplia experiencia que nunca conformó el equipo azul.

Sus números de por vida reflejan a un pitcher que ocupó las funciones de abridor y relevista, pero fue en la primera en la que mostró mayor consistencia, con 231 aperturas. Díaz tuvo labor en 278 juegos, con 85 victorias, 103 fracasos, cinco rescates, efectividad de 4.93, 720 ponches y 655 boletos en 1444 entradas.

Debutó en la contienda 1989-90 bajo las órdenes de Agustín Alonso y en la siguiente no conformó equipo. Pero cuando retornó al principal torneo beisbolero de la Isla en 1991, se mantuvo todas las temporadas siguientes hasta su último año como jugador, en 2006. Igualmente, intervino en dos play off, una Serie Selectiva, dos Copa Revolución y en la Súper Liga de 2003. Además de Alonso, respondió a la disciplina de mentores como Eugenio Wilson, Guillermo Carmona, Eulogio Vilanova y Juan Padilla.

A pesar de tantos años dedicados al béisbol, su única oportunidad con un equipo nacional cubano de mayores la tuvo en el Mundial Universitario con sede en la capital cubana en 1998. Poco tiempo después de su retiro, se dedicó a poner sus conocimientos en función de las nuevas generaciones y retornó a la Serie Nacional como entrenador de pitcheo de Metros (2011, dirigido por Luis Suárez) y en el momento de su muerte se desempeñaba como coach de lanzadores de los Leones, bajo las órdenes de Lázaro Vargas.

Sirva este pequeño trabajo para recordar la trayectoria de un hombre dedicado por entero a la pelota, tanto como jugador como preparador. Al decir de quienes lo conocieron, fue un excelente ser humano, noble y buen hijo.

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D.L.R.

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