«La vida es de p…», me dijo en los últimos días de septiembre un amigo afuera del Centro Deportivo Jesús Menéndez, en Marianao. Nada más próximo a la realidad, a juzgar por el contexto. En una semana, el béisbol cubano, particularmente el habanero, había perdido súbitamente a dos de sus peloteros. El 19 de septiembre, víctima de un accidente automovilístico en República Dominicana, murió el joven de 24 años natural del Cerro, Andy Pacheco, quien se encontraba en territorio quisqueyano luchando por el sueño de llegar a las Mayores desde 2015.
La noticia de la muerte de Andy se regó como pólvora en las redes sociales, mientras que numerosas publicaciones digitales abordaron el suceso, al igual que televisoras de Miami. Sin embargo, siete días después ocurrió el deceso de Héctor Camejo Rodríguez en la Isla, a causa de un infarto, y la novedad pasó desapercibida en el mundillo del periodismo deportivo, a pesar de tratarse de un hombre más que conocido en la pelota capitalina.
Constan sus cuatro temporadas como jugador en la Serie Nacional, pero a Camejo se le conocía mayormente como entrenador, preparador físico y, en los últimos años, como un paciente curador de brazos de lanzadores en diferentes categorías, incluyendo integrantes de Industriales, en su segunda casa: la instalación Jesús Menéndez, a pocos minutos de su hogar en la barriada de Pogolotti.
Por las enseñanzas y consejos de Héctor pasaron numerosos miembros de Metros y los Leones a partir de 1999 cuando comenzó a trabajar en la Academia Provincial. Entre ellos, aparecen lanzadores de diferentes generaciones que luego conformaron el equipo Cuba o jugaron en organizaciones profesionales de diferentes países: Hassan Pena, Deinys Suárez, Yadel Martí, Armando Romero, Alexei Gil, Yoandry Portal, Gerardo Concepción, Rogelio Armenteros y muchos más.
Su momento de esplendor llegó en la Serie 51, cuando se sumó al colectivo técnico de Industriales, dirigido por Lázaro Vargas, en funciones de entrenador de bullpen, junto a José Elosegui. Se mantuvo en la contienda siguiente —su última— y compartió las labores de preparador de pitcheo con el guanabacoense Agustín Ávila, hoy residente en México.
Después de su experiencia en esas dos contiendas como entrenador de los Leones, gestionó un contrato por su cuenta en República Checa, donde permaneció desde mayo hasta octubre de 2015. A pesar de llegar tarde al circuito checo, ayudó a incluir en la postemporada a su club Águilas de Praga.
Su etapa como pelotero de Series Nacionales -coincidió con estelares del montículo como Changa Mederos, Manuel Hurtado y Rigoberto Betancourt- la vivió en elencos de Industriales, Habana (1973), Agricultores (1975) y Metropolitanos (1977) durante cuatro temporadas, con desempeño de cinco triunfos e igual cantidad de reveses en 38 partidos —diez como abridor—, con efectividad de 3.20 y sus contrarios le batearon para .262. Fue uno de los brazos más importantes del equipo de la Pesca durante la década del 70.
Le agradeció, en buena medida, su ascenso en el béisbol al otrora lanzador habanero Julio Rojo, y en los juveniles pasó por las instrucciones de Jesús Ayón. Previo a su debut en Series Nacionales fue dirigido por uno de los managers de mayor reputación que ha dado Cuba, José Miguel Pineda.
Este 11 de diciembre estaría cumpliendo 69 años y quienes tuvimos la oportunidad de ser su amigo, sabemos que Héctor Camejo era un hombre de los que hoy urge en nuestro béisbol: con conocimientos sobrados; sincero en cualquier plaza sobre el pálido estado de la pelota cubana; trabajador constante, con pocos recursos y a pleno sol y sin compromiso alguno con los principales dirigentes del béisbol.
Porque los Industrialistas y los de la Capital estaban puesto para los 500….Que en Paz descanse para la eternidad, hombre de Béisbol…..
EPD Dios lo tenga en la gloria.
Gracias a usted por publicar estas cosas tristes pero que se deben conocer.
Cada vez que fallece alguien que le ha portado conocimiento al beisbol de una manera desinteresada me duele el alma. Mi mas sentidosl pésame para sus familiares y amigos. Descanse en paz !
La noticia de ese gran señor me ha dado una verdadera tristeza. Que lastima que solo comenten en las redes y otros medios de comunicación acerca de los problemas y situaciones con los deportistas y devociones del gobierno sobre ellos. Y obvien muchas aptitudes aportadas por buenas personas que solo se regocijan con una llamada telefónica o algo simple,no necesitan ser. Montados en una entrevista para sentirse bien o realizados. Que pena. Tuve la oportunidad de entrenar con el, como muchos de mis amigos y otros compañeros que hoy no se encuentran en los equipos Ind. y Metros, que ya no existe en nuestras series nacionales, al igual que otros que todavía integran las plantillas de la escuadra Capitalina. Y se que todos ellos sientoeron esa gran pérdida igual